El sábado por la noche ingresó en prisión preventiva –tras testificar ante un juez de guardia– por un delito de lesiones el joven que el viernes apuñaló en la espalda –hasta cuatro veces– a un compañero suyo del ciclo de auxiliar de enfermería en un bar del barrio A Carballeira. La Fiscalía sopesa si los hechos pudieron constituir un delito de homicidio en grado de tentativa.

El suceso tuvo lugar alrededor de las 10.00 horas del viernes, cuando la víctima y unos amigos se encontraban tomando algo en la terraza de la cafetería Aquarius, próxima al centro en el que estudian y a la que acuden con asiduidad.

"Le dije si se quería sentar con nosotros y cuando me levanté a mover unas mochilas fue cuando pasó todo”

El atacante se aproximó al chico, tocándole el hombro y preguntándole qué tal le había salido un examen que acababan de tener, “Yo le contesté que bien y me interesé por cómo le había ido a él. Le dije si se quería sentar con nosotros y cuando me levanté a mover unas mochilas fue cuando pasó todo”, cuenta el agredido, que ayer recibió el alta hospitalaria y ahora continúa su recuperación en casa.

El detenido –que no había tenido ningún altercado previo con el otro joven y con el que mantenía una relación cordial cuando compartían clase– le clavó en ese instante una navaja, ocasionándole varias heridas que le hicieron perder mucha sangre, aunque su estado no llegó a revertir gravedad. “Los amigos lo metieron dentro del bar y le estuvieron taponando las heridas mientras llamaban a la policía y a una ambulancia”, relataba la propietaria del bar tras el incidente.

Segundos después de la agresión, el ahora preso echó a correr y permaneció desaparecido durante, aproximadamente, 24 horas.

"Es posible que se lleven a cabo exámenes psicológicos del agresor para determinar su estado mental"

Los agentes emprendieron un dispositivo de búsqueda por toda la ciudad para intentar localizarlo, pero no lo consiguieron. Fue él mismo el que se entregó en la comisaría de la Policía Nacional tras pasar toda la madrugada del sábado escondido en el barrio de A Valenzá –según declaró ante los agentes– y siendo consciente de que lo estaban buscando.

Entregó también en dependencias policiales una mochila que portaba con cinco armas blancas de diferentes tamaños, entre las que había cuchillos de caza –conocidos como cuchillos de remate y que requieren de un permiso especial para su adquisición y uso– y varias navajas –una de las cuales le clavó al joven que hasta el día de ayer permaneció ingresado en el CHUO–.

Lo que no ha trascendido por el momento son las causas que esgrimió el joven, ante el juez que lo envió a prisión, para llevar a cabo un acto de semejante envergadura cuando cuenta con 19 años recién cumplidos. Además –según informan fuentes cercanas al caso– es posible que se lleven a cabo exámenes psicológicos del agresor para determinar su estado mental.

Algunos alumnos del centro en el que estudian ambos se mostraban sorprendidos al enterarse de lo acaecido, aunque reconocían que el agresor parecía un joven “callado” e “introvertido”.