El sector pizarrero gallego cerró 2020 con un incremento de más del 2% en facturación con respecto a 2019, a pesar de la pandemia que originó un parón durante mes y medio en 2020. Pero una vez superada esta fase más crítica, ahora se enfrenta a nuevos desafíos provocados por el considerable aumento en diferentes suministros y servicios. Destacan, sobre todo, la electricidad, el transporte marítimo y el combustible.

Todo esto supone una seria amenaza a la competitividad de un sector que en 2020 facturó 345 millones de euros. Una actividad que genera unos 2.400 empleos directos y 10.000 inducidos en Galicia, y “este aumento de costes comienza a poner en peligro el futuro de las empresas”, señala Víctor Cobo, presidente del Clúster de la Pizarra. Las subidas afectan a la práctica totalidad de proveedores. En comparativa al 2020, la energía subió un 100%, los carburantes un 45%, el aluminio un 50%, los plásticos 40%y la madera el 28%. La preocupación radica más en los márgenes que en las propias ventas, y si “no somos capaces de trasladar estos incrementos al mercado, las cuentas de resultados de las empresas pizarreras podrían verse seriamente afectadas”.