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El doctorado en Envejecimiento que lidera Ourense contará con cien investigadores

El profesor de la Facultad de Educación y Trabajo Social, José María Faílde. | // IÑAKI OSORIO

En pleno inicio de la pandemia del coronavirus, mientras el COVID-19 se ensañaba con la población mayor, las tres universidades gallegas y las portuguesas de Porto y Trás-os-Montes e Alto Douro definían las bases de un nuevo programa de doctorado internacional en Ciencias Sociales y Envejecimiento que pone el foco en la longevidad y la calidad de vida más allá de la jubilación.

El profesor de la Facultad de Educación y Trabajo Social del campus de Ourense, José María Faílde, es el coordinador en Galicia de este nuevo título, que se implantará el próximo curso con 40 matrículas, ocho para cada universidad participante, y la participación de un centenar de investigadores repartidos en cinco equipos de trabajo. “El envejecimiento no es un problema, es una conquista social”, apunta Faílde, de ahí que el nuevo doctorado, que se imparte por primera vez en el SUG, surja de la necesidad de “poner la investigación y el conocimiento al servicio de la sociedad”, recalca.

“El envejecimiento no es un problema, es una conquista social”

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El programa forma parte del proyecto Universidade sem Fronteiras (UNISF) y nace como respuesta a una “realidad compartida” entre España y Portugal, explica el docente: las alta tasas de envejecimiento. Que Ourense lidere la implantación del título en Galicia tiene mucho que ver con esas cifras. El índice se acerca al 33% en esta provincia, frente al 25% de la franja atlántica o el 19% del conjunto de España. “Tenemos una de las esperanzas de vida más altas del mundo, solo superada por Japón, y en 2040 estaremos por delante”, apunta, por eso Ourense está llamado a ser “el laboratorio de ensayo del envejecimiento del futuro”.

José María Faílde, en su despacho. INAKI OSORIO

En esto se centra el nuevo título, que ofrece cinco líneas posibles de investigación con un denominador común: el envejecimiento activo y la calidad de vida. “Parece que lo único que se quiere ver es el lado negativo de la vejez, vivimos en una sociedad edaísta, viejista, y no tenemos más que mirar a lo que sucedió no hace mucho en nuestro país, con una situación de discriminación incluso sanitaria hacia las personas mayores. Algún día veremos esto como un ejemplo de insolidaridad con los mayores”, reflexiona.

"Hemos visto que el nivel de conocimiento que tienen las personas sobre el envejecimiento es muy bajo, y los prejuicios muy altos. Tenemos que enseñar a envejecer”

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“Las preocupación de los políticos son las pensiones, pero hay más retos importantes y uno de ellos es poner el envejecimiento donde se merece, desactivar los prejuicios y la actitud negativa que los propios mayores acaban interiorizando. Hemos visto que el nivel de conocimiento que tienen las personas sobre el envejecimiento es muy bajo, y los prejuicios muy altos. Tenemos que enseñar a envejecer”, apunta el coordinador.

Cinco líneas de investigación

El programa de doctorado se centra, precisamente, en los desafíos y transformaciones sociales que plantea la longevidad y que, dice Faílde, “traerá consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad, como el mercado laboral y el financiero”. Con este planteamiento, y la apuesta por un “envejecimiento activo y satisfactorio”, el programa establece cinco líneas de investigación: los aspectos demográficos; la calidad de vida y el envejecimiento activo; la diversidad funcional en el envejecimiento, innovación social y tecnológica; el género y las desigualdades sociales, y el impacto socioeconómico del envejecimiento, la organización social de los cuidados y las políticas públicas.

El acceso a este programa no requiere complementos específicos de formación, basta con tener un grado y máster. “Da igual que los alumnos vengan de Medicina o Trabajo Social”, señala Faílde aunque, puntualiza, “será un programa muy exigente”. Está seguro de que la demanda será alta y el hecho de que arranque con pocas plazas, 8 por universidad, “implica que tendrán que competir, queremos que sean alumnos con buenos expedientes y que el proyecto se traduzca en la lectura de muchas tesis y transferencia de conocimiento”.

Una de las singularidades de este doctorado internacional es que la implantación exige coordinación entre las cinco universidades, para lo que se crearán comisiones académicas. La formación será semipresencial, a través de una plataforma, y la misma para todo el alumnado, independientemente de la universidad de procedencia.

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