La ciencia policial que aclara delitos
La Brigada de Científica de Ourense, formada por 8 policías, realiza estudios de huellas, incendios y balística, además de recoger evidencias como el ADN en escenas del crimen

Distintas labores de análisis de huellas por parte de la Policía Científica en Ourense. // FERNANDO CASANOVA

No siempre es posible discernir a simple vista quién ha cometido un delito pero, en muchas ocasiones, la autoría se oculta en los vestigios recogidos en la escena del crimen. Huellas, evidencias balísticas y restos biológicos guardan una información clave para encontrar al autor de un hecho.
En la comisaría de la Policía Nacional de Ourense, ocho agentes y una administrativa integran la Brigada Provincial de la Científica. Esta unidad lleva a cabo en sus propias instalaciones estudios de huellas –lofoscópicos–, de incendios y de balística (análisis de trayectorias, del tipo de arma y munición y de su funcionamiento). Además, se recogen, empaquetan y remiten al laboratorio de la Jefatura Superior de A Coruña otras evidencias, como el ADN, que puedan dejar un rastro del delincuente en las escenas del crimen.
Los resultados de los perfiles genéticos, que antes podían demorarse ocho o diez meses, están disponibles “en poco tiempo, si son hechos graves, y en dos o tres meses para el resto de los delitos”, indica el inspector jefe Bernardo Caamaño, el responsable de la Científica, una de las cinco brigadas de la comisaría provincial.
"Los delincuentes evolucionan y aprenden con la experiencia, pero las técnicas han avanzado mucho. No tiene nada que ver lo que se podía identificar con ADN hace diez años y ahora. La evolución es constante. Vamos tête à tête con los delincuentes"
Los robos con fuerza en vehículos, establecimientos y viviendas son los hechos más habituales en los que se realizan inspecciones oculares en Ourense. En la ciudad, el ámbito de actuación de la Policía Nacional, se cometieron 164 hechos de este tipo entre enero y septiembre de este año, un 13,1% más que en el mismo periodo de 2020, según el balance de criminalidad del Ministerio del Interior.
Cuando se registran homicidios o hechos de especial relevancia, revisan las escenas más policías con más medios. Dependiendo de los casos, puede solicitarse la colaboración de la Comisaría General. “Es una ayuda que en ciertos casos vienen bien porque disponen de más medios y efectivos. Una de sus labores es dar soporte y apoyo a las territoriales y pueden personarse en un plazo breve”, indica el inspector jefe.

Un policía examina una botella bajo la luz forense. // F. CASANOVA
“Los delincuentes evolucionan y aprenden con la experiencia, pero las técnicas han avanzado mucho. No tiene nada que ver lo que se podía identificar con ADN hace diez años y ahora. Disponemos de nuevas técnicas y la evolución es constante. Vamos tête à tête con los delincuentes”, expone Caamaño.
El hallazgo de huellas, por ejemplo, no siempre es sencillo, porque hay autores que utilizan guantes e incluso crestas sobre las yemas de los dedos. Para que una huella tenga valor, la impresión recogida, fijada, fotografiada y estudiada “debe tener una cantidad de puntos característicos mínimos”, dice el policía Óscar, con experiencia en la Comisaría General.
Cumplido ese requisito, se incorpora la información de la huella a una base de datos que pone en relación la muestra con las incluidas en un registro nacional al que tienen acceso la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos y la Ertzaintza. A veces, la identificación en un hecho del autor permite vincularlo con varios delitos en los que dejó su rastro.
“Las huellas son determinantes en un proceso judicial, porque sitúan a una persona en un escenario. Después, los grupos investigadores tendrán que acreditar por qué ha aparecido su huella ahí, pero al menos ya lo estás situando con una prueba biológica”, dice el agente Óscar.

Análisis de huellas. // F. CASANOVA
La Científica no es un cuerpo investigador, sino que su labor consiste en realizar “procesos científicos aplicados al fin de la investigación. Judicial aporta unos datos e indicios, y nosotros hacemos estudios técnicos, con unos procedimientos estandarizados y no subjetivos, indicando el resultado de unos vestigios. De hecho, los tiempos son diferentes, aquí nunca hay prisa: hay que hacer las cosas bien y despacio, siguiendo los plazos establecidos”, recalca el inspector jefe. Sus informes sobre huellas o ADN tiene valor pericial en el juzgado.
Es más complicado obtener huellas en exteriores, lugares oscuros y en los que haya llovido. Pero aviso a los delincuentes: nada es imposible. “Me acuerdo de un homicidio en Ferrol. Habían metido el cuerpo en un bidón y lo habían movido. Llovía y era invierno y se consiguió sacar una huella”, relata el policía Óscar.

Estudio de una botella hallada en una escena. // F. CASANOVA
“En una escena delictiva analizas todo donde supones que han podido tocar. Cuando hay delitos de sangre, las inspecciones son mucho más complejas. Hay escenas que han sido limpiadas y requieren mucho tiempo. En una inspección ocular lo primero que debes hacer es quitar las evidencias biológicas, para no contaminar más la escena. Solo esa preparación es muy minuciosa y lenta”, describe.
Además de las inspecciones oculares en lugares en los que se han cometido delitos, la Policía Científica se ocupa también de tareas de identificación de cada persona detenida y efectúa esa comprobación cuando se producen muertes no naturales, en las que interviene la autoridad judicial, cuando existen dudas sobre el origen del fallecimiento o la identificación de la persona. En esos casos se lleva a cabo un estudio de la escena.
"Algunas cosas de las series de ficción son barbaridades y otras sí se parecen. Creo que no es bueno que se muestre todo porque al final das pistas al delincuente"
Para formar parte de la Científica, los policías deben superar un curso de un mes en la Comisaría General. Además, reciben formación sobre las diferentes especialidades, como análisis de documentos falsificados, identificación fisonómica o incendios, y la preparación es continuada en su carrera con cursos de actualización.

El jefe de la brigada, con dos policías en la oficina de la comisaría. // F. CASANOVA
Cada agente tiene en su maletín el instrumental necesario para hacer una inspección ocular, “para acotar las huellas, para hacer un croquis a mano, con sobres y cajas para recoger las evidencias, kit de fibras o de disparos...”, enumera el agente Óscar.
La labor de una brigada provincial ayuda a veces a esclarecer hechos lejos. “Aquí se recogió un arma, de la que, al mandar las pruebas de disparo, se vinculó con un homicidio en Portugal”. La Científica es el CSI de la Policía, pero la realidad no es como en la ficción. “Algunas cosas de las series son barbaridades y otras sí se parecen. Creo que no es bueno que se muestre todo porque al final das pistas al delincuente”, dice Óscar. “Con ciertos procedimientos exageran, no todo es tan rápido y sencillo”, completa el inspector jefe.
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