Roberto de Cabo estaba paseando a Kiba, la perra familiar, el 6 de noviembre cuando de repente un perro, catalogado de raza peligrosa, corrió hacia ella y la hirió. El vecino de A Ponte narra así los hechos: “Era sobre las 19.15 horas, me acuerdo porque después de lo sucedido llamé a la Policía Local y me quedó registrada la llamada, cuando un perro de raza peligrosa se vino hacia mi perra y la atacó, se lanzó sobre mí, me golpeó y me tiró al suelo. El perro no soltaba a mi perra y el joven de la pareja vino para quitar a su perro de encima de la mía, cuando otra joven llegó y le dijo que se fueran rápido. Huyeron del lugar sin decir nada, aunque la chica fue la que más incentivó al joven para marcharse del lugar”.

Las heridas en la espalda de Kiba y en la pierna eran evidentes. Roberto describe el suceso diciendo que “el perro estaba suelto y la mía iba atada como tienen que ir los perros. Atravesó todo el parque que hay aquí al lado del instituto de A Ponte y cruzó toda la zona de juegos infantiles y se abalanzó a la perra, pero podría haber pasado cualquier otra cosa con un menor y hubiera sido peor”.

El perro de raza peligrosa se encontraba cerca de sus dueños pero suelto, ante lo que el dueño de la perra atacada dice que “esos perros tienen que ir atados e ir con bozal porque tienen mucha fuerza. Por suerte, a Kiba le hizo heridas superficiales de las que se va recuperando, pero podía haber sido peor, por lo que instó a la Policía Local que informen más y tengan más vigilancia para concienciar a la gente sobre este tipo de situaciones”.

"Le hizo heridas superficiales de las que se va recuperando"

Tras el suceso, llamó a los agentes policiales para levantar atestado de lo sucedido y dos testigos vieron todo perfectamente, pero todavía a día de hoy la pareja de jóvenes no ha sido identificada y la aportación física y de la ropa que llevaban tampoco fue suficiente para dar con ellos.

Sobre la denuncia, Roberto arguye que “la hice ante la Policía Local y también ante el Seprona, pero te da rabia que no se hayan parado a preguntar y ser responsables, porque para tener un perro se necesita tener responsabilidad y sobre todo con ese tipo de perros. Hay que ser responsables. Me da rabia porque tenían pocos años y fue ella quien conminó al joven a abandonar el lugar”.

Roberto dice que los jóvenes rondaban “los veinte años” y el perro era blanco y marrón. Y añade que “tienen que afrontar sus actos, no quiero que los sancionen ni mucho menos, pero hay que concienciar a la gente lo que supone tener un perro y es que conlleva responsabilidades. Por su puesto que si la Policía los identifica o los encontramos les pediré una reclamación de daños, porque no se portaron bien”. Las curas en el veterinario superan los 500 euros, tras la primera intervención sanitaria y diversas curas durante estas últimas semanas.

“Tienen que afrontar sus actos, no quiero que los sancionen ni mucho menos, pero hay que concienciar a la gente"

Han pasado 20 días y Kiba se va recuperando poco a poco, aunque Roberto dice aliviado que “al principio, pensé que le había pasado algo más a la perra porque la atacó y no la soltaba, pero fueron heridas profundas que no le afectaron a ningún órgano”. La familia De Cabo cuida a Kiba como nunca para se recupera de las heridas físicas, pero también de las posibles secuelas psicológicas tras el ataque de un perro. “Es una más de la familia, es como un nieto”, dice Roberto.