“Mi hija está tutelada. Nació cuando yo estaba en la cárcel y le quitaron la custodia a su madre. Desde que salí hace tres años todos mis esfuerzos se centran en conseguir que me la devuelvan. Lo estoy pasando muy mal. Y no me importa que todo el dinero que gano se vaya para los abogados si al final consigo que la niña pueda estar conmigo”, cuenta Mamadou Touré , senegalés de 44 años.

Llegó a Manzaneda en el año 2019 –tras pasar por prisión– y desde entonces ha trabajado en el campo para diferentes personas –desbrozando con una máquina que él mismo compró– y en varias bodegas de vino de la provincia. Y en este pueblo de montaña de casi 900 habitantes es ya uno más al que todos llaman por su nombre y con el que comparten partidos de fútbol y carnavales.

Ayer sus vecinos quisieron mostrarle su apoyo con una concentración y una recogida de firmas para que su hija pueda estar con él. “Hace mucho que puse una demanda para que me la devuelvan y el lunes por fin tengo el juicio. Yo trabajo y estoy sano, ¿por qué no va a estar bien conmigo? Tengo una casa igual que mi vecino y él puede vivir con sus tres hijos y yo no”, lamenta Mamadou sin comprender tanto retraso en un procedimiento que debería ser más ágil por el bien de la menor, que ya tiene 4 años.

“Cuando estaba en la cárcel y me dijeron que había nacido y que se la habían quitado a su madre yo escribí una carta pidiendo que al salir, por favor, me la dieran. Que no la entregasen en adopción. Desde el día en que la reconocí como propia no he podido verla más que en fotos. Incluso mi familia de Senegal me pregunta por ella”, relata sobre cómo ha sido su vida de desesperante estos últimos años.

El pueblo de Manzaneda se concentró para apoyar a Mamadou. FdV

Confía en la Justicia, es por eso que espera que el juez tenga en cuenta sus esfuerzos por reunirse con la pequeña y todo lo que le podría ofrecer alguien que, además, se crió con más hermanos y en un núcleo familiar fuerte. “Nadie la quiere ni la va a cuidar más que yo”, insiste con pesar.

Adrián Hervella, vecino y amigo de Mamadou, reconoce que cuando llegó en patera en el año 2008 no se juntó con las mejores compañías. “Tiene antecedentes pero no son por delitos de sangre ni agresiones. Y él ya pagó sus deudas con la justicia”, sostiene.

Varios empresarios de la zona están dispuestos a darle trabajo porque ya lo conocen de contratarlo en otras ocasiones. “Queremos apoyarlo más que simbólicamente. Incluso los niños del colegio vinieron, a título individual, con sus padres para demostrarle que no está solo. Y esperamos que todo el mundo haya firmado para el lunes, cuando le entregarán las rúbricas a la jueza”, finaliza esperanzado por que la situación de su amigo mejore.