El Sínodo Diocesano llegó a su fin con la celebración de una eucaristía en la catedral a la que asistieron más de 800 personas entre fieles, laicos, miembros de la vida consagrada, sacerdotes, obispos y arzobispos de diferentes partes de España y Portugal y el nuncio del Papa, Bernardito Auza, como máxima representación eclesiástica.

Este último fue el encargado de presidir la misa que a las 11.00 horas del sábado acogió la catedral de Ourense, con las imágenes de San Martín de Tours y Santa María Madre a ambos lados del altar mayor. Una celebración litúrgica acompañada por un numeroso coro de voces y el órgano del templo.

Auza invitó a los presentes a seguir caminando con valentía –poniendo de ejemplo al patrón titular del templo– “para que el mensaje de Cristo llegue a todos, especialmente a los más necesitados”. Necesidad que, según expuso, se constata en los diversos “tipos de pobreza que esperan ser atendidas, con una mano extendida sin prejuicios, un oído que sepa escuchar y consolar” y allí donde ha disminuido o se ha “perdido la riqueza de la fe”.

Cerca de 2.200 miembros participaron en los 197 grupos sinodales constituidos en la Diócesis durante estos años y un total 132 propuestas que se rubricaron en la iglesia de Santa Eufemia, al término de la eucaristía.

“El Evangelio es un mensaje de amor y de salvación, no es un código penal. El que lo conozca, lo amará, lo mirará como un tesoro por el que, muy alegre y gustosamente, merece la pena sacrificarse”, señaló el nuncio durante su homilía. “Porque, aunque haya buenas obras, sin amor, no valen nada. Y quien ama puede hacer todo lo que quiera, nos enseña San Agustín, porque el que ama no puede más que hacer el bien”, enfatizó.

Entre los asistentes a la clausura se encontraban el arzobispo emérito de Tánger, Santiago Agrelo, y el ourensano José Rodríguez Carballo –secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada en el Vaticano–.

Sacerdotes, obispos y arzobispos acudieron a la clausura. // I. OSORIO

Piden a los sacerdotes que no decaigan en su labor pese a “no ser reconocida” ampliamente y vivir tiempos “recios”

Entre las propuestas aprobadas –durante las reuniones mantenidas a lo largo de estos años– se encuentran varias introducciones teológico pastorales y mensajes finales dirigidos a familias, laicos, sacerdotes y miembros de la vida consagrada.

A los fieles laicos les piden que “sigan la estela del Papa Francisco” y no tengan miedo de mostrar su experiencia “a los indiferentes, a los alejados, a los que perdieron su fe e incluso a aquellos que viven otras experiencias religiosas.” Y señala que la Iglesia es una entidad acogedora y samaritana “que no quiere hacer acepción de personas”.

A los sacerdotes les ruegan que no decaigan en su trabajo. “En estos tiempos recios, en los que la labor del presbiterio no es reconocida por una gran parte de la sociedad y su entrega, con frecuencia, no produce los frutos deseados, os invitamos y animamos a renovar vuestro amor primero y, confiando en la palabra del Maestro, os rogamos que sigáis echando las redes, convencidos de que el Señor nos envió a sembrar, no a recoger frutos”, recoge el escrito que será entregado al Papa.

También presentan a las familias como un pilar fundamental de transmisión de la fe. “Testimonian, en medio de un mundo mercantilista, individualista, pragmático y secularizado, que la persona es lo más valioso, que es posible vivir el amor desinteresado, que la aventura de la maternidad y la paternidad es maravillosa y que es realizable la experiencia de comunidad”, entre otros preceptos firmados por todos los asistentes.

El nuncio Bernardito Auza, en el centro, y el obispo de Ourense Leonardo Lemos, a la derecha. // I. OSORIO

“Si nos dejamos llevar por nuestros sueños podemos caer en espejismos”

El obispo de Ourense, Leonardo Lemos Montanet, agradeció al nuncio su presencia y le pidió que le transmitiera al Papa “los sentimientos de filiación y comunión” que guardan los integrantes de la Diócesis con él.

En su intervención durante el acto litúrgico recogió un pensamiento que Bergoglio había dirigido a los jóvenes, en 2019, en Skopie (Grecia). “Les animaba a descubrir la importancia que tiene una comunidad que nos sostenga y nos ayude a caminar y, al mismo tiempo, en la que nos ayudemos unos a otros a caminar hacia delante”, recordó el obispo. “Les invitaba a soñar. Pero les decía que es importante soñar juntos. Porque, si nos dejamos llevar por nuestros sueños, corremos el peligro de caer en espejismos. Por eso, termina diciéndoles que los sueños se construyen juntos, porque en realidad los auténticos sueños no son nuestros, sino de Dios para nosotros”, ensalzó ante los presentes.

Continuarán ahora –Leonardo Lemos Montanet y parte de la Diócesis– su labor dentro del Sínodo de los Obispos, que comienza este año y está previsto se prolongue hasta 2023.