Trabas para la cura termal de Emilia

Las barreras arquitectónicas dificultan el acceso de esta mujer con movilidad reducida al baño terapéutico diario, recomendado por el Sergas, en una surgencia del río Miño

El periplo de Emilia González hasta poder relajarse en agua termal en el Miño. // FOTOGRAFÍAS: BRAIS LORENZO

El periplo de Emilia González hasta poder relajarse en agua termal en el Miño. // FOTOGRAFÍAS: BRAIS LORENZO

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Ourense

Emilia González, de 47 años y de A Coruña, compró un piso en Ourense para tener cerca las termas, el recurso que alivia sus problemas, después de que una caída le causara daños vertebrales por los que ha necesitado dos intervenciones quirúrgicas, en 2012 y 2020. Su movilidad es reducida.

“En 2013 mi familia me trajo en el regazo, me ayudaron a cruzar el puente de Outariz, me desvistieron y me metieron en una poza termal, la más caliente. Estuve un rato sentada y, al poco, me quise levantar y salí andando sola”, afirma.

La mujer muestra un informe médico, del pasado octubre, en el que el Sergas aconseja este tipo de tratamiento. “La paciente presenta una importante limitación de movilidad y se está beneficiando para su patología de tratamiento con aguas termales. Recomendada balneoterapia por rehabilitación”.

Emilia deja su scooter en el paseo, porque no baja el desnivel.   | // B. L.

Emilia deja su scooter en el paseo, porque no baja el desnivel. // BRAIS LORENZO / J. Fraiz

Emilia se ha topado con una sucesión de obstáculos para poder disfrutar de su baño terapéutico. Primero, con las restricciones por el COVID, que impedían la movilidad entre A Coruña y Ourense. Desde la irrupción de la pandemia, con el cierre prolongado de las termas públicas de Ourense, clausuradas desde el 13 de marzo de 2020.

En los últimos tiempos, ella acude a diario a una surgencia en el lecho del río Miño, que integrantes de la asociación Amigos das Termas adecuaron para su mayor comodidad. Pero la mala accesibilidad al recinto la obliga a estacionar su vehículo scooter en el paseo, y a descender con la ayuda de dos muletas.

Tiene que salvar un primer desnivel, que su moto no conseguiría superar sin sufrir daños, y avanza con pausa, “porque como mucho soy capaz de dar 30 pasos seguidos”. El camino en pendiente está empedrado y es irregular, lo que también le impide bajar con el vehículo, y dificulta el tránsito a pie.

Con las muletas y con pausas baja la pendiente hacia el río. |   // BRAIS L.

Con las muletas y con pausas baja la pendiente hacia el río. // BRAIS LORENZO / J. Fraiz

La pendiente empedrada que debe bajar con muletas Emilia. // BRAIS LORENZO

La pendiente empedrada que debe bajar con muletas Emilia. // BRAIS LORENZO

“Desde que noté mejoría, venía los fines de semana que no trabajaba. Al principio estuve en pensiones, en hoteles, compartiendo piso o alquilando. Hasta que, al ver que me subían cada poco tiempo, y yo acudía ocho o diez días al mes durante todo el año, decidí comprar un piso. Yo vine a Ourense por las termas”.

La mujer presentó un escrito por registro en el Concello de Ourense, en junio de 2021. Solicitaba un acceso a la senda termal desde la salida de la autovía, en Outariz. Un mes más tarde, la Policía Local contestó que no, señalando que no cabe el uso para fines particulares, solo para determinados servicios de carácter general –para la instalación termal privada– o de urgencia.

“Convertiría el lugar en un estacionamiento público de todas aquellas personas que, como la solicitante, tuviesen limitaciones en su movilidad”, indicó la jefa de la Policía Local. La intendente remitía a otras zonas termales “de fácil acceso en el automóvil”, como A Chavasqueira o las Pozas do Muíño. A una surgencia en el Miño de este último enclave acude Emilia González, aun con las trabas en un entorno mejorable para quienes, como ella, tienen problemas para desplazarse.

Para bajar a la surgencia del Miño debe cruzar las pozas cerradas do Muíño. // BRAIS LORENZO

Para bajar a la surgencia del Miño debe cruzar las pozas cerradas do Muíño. // BRAIS LORENZO

Para poder acudir decidió comprar un scooter de asistencia. “Me veo con muchas limitaciones. Tengo que dejar la moto arriba, donde para el tren. El acceso tiene mucho desnivel y el chasis arrastraría. Además, el empedrado es para mí un peligro”, relata.

“Gracias a que Amigos das Termas me ayudan a bajar la bolsa, a descender con cuidado por la rampa, y me adecuaron con las piedras en el río una terma para que tenga una temperatura de 40 a 42 grados en verano y de 42 a 44 en invierno. Su apoyo es grandioso”, alaba.

Emilia, descendiendo a la poza que le adecuaron en el manantial del Miño. // BRAIS LORENZO

Emilia, descendiendo a la poza que le adecuaron en el manantial del Miño. // BRAIS LORENZO

La cura termal de Emilia en esta surgencia del río Miño. // BRAIS LORENZO

La cura termal de Emilia en esta surgencia del río Miño. // BRAIS LORENZO

Emilia también llama la atención sobre la falta de alumbrado público “desde la mitad, más o menos, del paseo de Outariz hasta el matadero. Hay farolas, pero bombillas no. A las seis de la tarde me veo sin luz, porque mi scooter no tiene”. También alude a problemas en el rebaje de aceras de varios puntos del entorno del termalismo de Ourense, en crisis.

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