Un traficante que huyó de los agentes deberá desintoxicarse y no delinquir si el tribunal acepta que no ingrese en prisión

La presidenta del tribunal advirtió de que la solicitud de suspensión de la condena de prisión deberá ser todavía analizada, pero también adelantó que, si la Audiencia Provincial accede a la petición, el acusado no podrá delinquir en los próximos años, “ni siquiera una alcoholemia”, y además deberá seguir un tratamiento de desintoxicación de las drogas. Ambos requisitos serán obligatorios para librarse de la cárcel –en el caso de que el tribunal acceda a la suspensión–, tras aceptar ayer una condena rebajada de 6 a 3 años de prisión, y de 30.000 a 20.000 euros de multa, por un delito contra la salud pública.

La Fiscalía contempla la atenuante de adicción a las drogas. La defensa aportó un correo con la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) en el que consta una cita para el programa de deshabituación. El letrado lo esgrime como argumento a favor de la suspensión de la pena de prisión. El acusado reconoció el delito y se mostró conforme con la condena, por lo que, sellado el acuerdo, no fue necesaria la práctica de prueba en el juicio, y habrá sentencia de conformidad.

El encausado es reincidente. Ya fue condenado por la Audiencia Provincial de Cádiz, como autor de un delito de tráfico de drogas, a la pena de 4 años y 6 meses de prisión, que cumplió en septiembre de 2015. Por lo menos desde noviembre de 2019, conforme a vigilancias realizadas por agentes de la Guardia Civil, realizaba ventas de drogas tanto en diversos establecimientos de la ciudad de Ourense como en Verín. El 5 de noviembre de ese año, agentes del instituto armado lo identificaron en las inmediaciones de Salgueiro cuando tenía en su poder, tras realizar un cacheo superficial, 4.000 euros en efectivo, cuya posesión no supo explicar.

El 13 de enero de 2020, siendo conocedores los agentes de que el encausado se desplazaba a Vigo a comprar droga para después comercializarla en Ourense, establecieron un dispositivo de vigilancia. Le dieron el alto a su regreso por la A-52, a la altura del kilómetro 230, pero el traficante hizo caso omiso a las señales acústicas y luminosa, y se dio a la fuga por distintas calles de la ciudad. Regresó a la N-525 y, a la altura del kilómetro 233,8, arrojó por la ventanilla un envoltorio con 99,5 gramos de cocaína, con un valor en el mercado vendida por gramos de 10.188,07 euros.