“La gente debe saber que cuanta más carne consume, menos calidad tiene”

La Carnicería de Pueblo presenta su filosofía de negocio y una experiencia culinaria única a los asistentes a Xantar

Lois Alarcón, sosteniendo la boina, acompañado de su equipo de Carnicería de Pueblo. |   // BRAIS LORENZO

Lois Alarcón, sosteniendo la boina, acompañado de su equipo de Carnicería de Pueblo. | // BRAIS LORENZO / E. Filgueira

E. Filgueira

Ourense

“El sector tiende a ser cada vez más impersonal y nosotros estamos involucionando, según algunos, en ese sentido. Aunque lo vemos como una evolución enfocando la vista en el punto del que venimos”, explica Lois Alarcón que puso en marcha en Ourense una carnicería, en el año 2019, animado por su mujer –que no come carne–. “Yo sabía que mejor que él nadie iba a tratar a los animales”, puntualiza en el stand que estos días ocupan en Xantar.

“Urge que cambiemos nuestra dieta. Nos gustaría hacer entender a la gente que cuanto más consume, menos calidad tiene aquello que compra. No se permite el ciclo temporal natural necesario con la producción en masa”, explica desde la paradoja de regentar un negocio que no ha hecho más que crecer por el boca a boca de los clientes.

Seis empleados seleccionan –según el gusto y necesidades de cada persona que entra por la puerta o realiza encargos a través de internet– la materia prima que llega a la mesa. Incluso para aquellos que no tienen mucha destreza en la cocina ofrecen recetas sencillas que potencian los sabores Todo desde el conocimiento que aporta el alma máter del proyecto que trabaja en el sector desde los 16 años –y es biznieto, nieto, hijo y hermano de carniceros–. “Creo que lo que le gusta a la gente es que los conocemos por su nombre y les dedicamos el tiempo que merecen. Entrar en nuestro negocio es como ir a dar un paseo”, señala Alarcón.

La experiencia que presentan en estos días de feria es una empanada con forma de boina que va rellena de carne y de “algo que aplaca la morriña”. Una colaboración con dos panaderías locales que tiene su sentido en el minifundio gallego, según el propio profesional revela: “Algo que nos caracteriza es que cada vecino en la aldea tiene sus fincas con sus plantaciones e intercambia productos con otros. Esa filosofía se puede trasladar a la pequeña empresa y retroalimentarse saliendo todos beneficiados”.

“No compramos a proveedores cuyos animales están en malas condiciones. Preferimos al pequeño productor y no creemos en la práctica de matar animales porque hay demanda de una parte. Por ejemplo, en invierno se consume mucho carrilleras. Pero si se matan 10 vacas, cuando se acaban, se acaban”, remata sobre cómo trabajan para no generar un estrés añadido en el sistema de consumo.

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