Una relación que se forjó en la noche degeneró en amenazas de muerte, cuando dos conocidos que se habían beneficiado del carácter desprendido de la víctima en los momentos de ocio, y de que les pagara las copas, se aprovecharon presuntamente de las secuelas ocasionadas por un ictus para extorsionarlo de forma continuada. Los dos presuntos delincuentes, dos hermanos naturales de Rumanía, de 40 y 33 años, fueron detenidos por la Policía Nacional y el juez los dejó en libertad.

Según fuentes judiciales, el perjudicado solo señala a uno de ellos, que es el varón contra el que el magistrado ha establecido una orden de alejamiento.

Pero la Policía sostiene que ambos intimidaron, amenazaron y llegaron a agredir físicamente al perjudicado, una persona impedida y en silla de ruedas. Dos personas de su entorno decidieron denunciar tras conocer la situación que padecía la víctima, quien no quería acudir a la Policía por temor a represalias. Declaró en el juzgado y ratificó los hechos.

En agosto del año 2019, sufrió un ictus que le provocó una hemiplejía lateral izquierda, sufriendo además una pérdida de memoria. Permaneció ingresado durante seis meses en un centro de rehabilitación. En el tiempo que duró esa estancia, la familia se percató de que sus tarjetas bancarias eran utilizas por terceras personas que llegaron a gastar y retirar unos 33.000 euros.

Sobre esos hechos no se llegó a formular denuncia, sino que solo se cancelaron las tarjetas. Debido a la pérdida de memoria que sufrió la víctima, no se pudo determinar en qué circunstancias alguien ajeno se apoderó de las tarjetas bancarias y de las claves.

Llegaron a pedirle bienes inmuebles, ya no solo efectivo

Cuando recibió el alta, el perjudicado seguía impedido en una silla de ruedas. Comenzó a recibir mensajes, desde un número que no conocía, de un hombre que le decía que tenía una deuda con él de 2.400 euros. Esta persona lo amenazaba de muerte para que saldara dicha deuda. Debido al temor que sufrió y dado que no recordaba nada, la víctima optó por pagar, enviando el hombre del teléfono a otro a recoger el dinero a su domicilio.

Hacía ostentación de sus posibles durante las noches de ocio, en las que pagaba las consumiciones de sus acompañantes. A él se acercó “gente diversa”, indica la comisaría, que se aprovecharon de su generosidad en beneficio propio

Accedió a pagar varias veces

No terminó ahí la extorsión. Recibió más llamadas y mensajes amenazantes en los que le exigían más dinero. La víctima accedió a pagar. Su situación se convirtió “en una espiral sin fin”, subraya la Policía Nacional. Hasta el punto de que llegaron a pedirle bienes inmuebles, ya no solo efectivo.

El perjudicado es una persona que gozaba de un poder adquisitivo elevado, gracias a su patrimonio familiar. Hacía ostentación de sus posibles durante las noches de ocio, en las que pagaba las consumiciones de sus acompañantes. A él se acercó “gente diversa”, indica la comisaría, que se aprovecharon de su generosidad en beneficio propio. La víctima entabló amistad con varias personas naturales de Rumanía, a las que llegó a mostrar su patrimonio familiar.

El caso ha sido resuelto por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Ourense. La comisaría atribuye un delito de extorsión a dos hombres, que procedieron mediante intimidación, amenazas y agresiones físicas. La víctima accedió a realizar los pagos porque temía por su integridad física –máxime, al encontrarse impedido, en una silla de ruedas– y por la de sus familiares.