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Ourense liderará un grupo de investigación sobre enfermedad mental y prisión en Galicia

Virxilio Rodríguez Vázquez, frente a la Facultad de Derecho del campus. | // IÑAKI OSORIO

El profesor de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de Ourense y exvicerrector del campus, Virxilio Rodríguez Vázquez, logró en 2019 una de las becas postdoctorales “José Castillejo” para investigar en el extranjero. Su destino era el Scottish Centre for Crime and Justice Reseacrh (SCCJR) de la Universidad de Edimburgo, uno de los centros de investigación más importantes del mundo en criminología y ciencias penales. Su objetivo, desarrollar junto a expertos de alto prestigio, un estudio sobre enfermedad mental y prisiones.

El proyecto arrancaba el 16 de marzo de 2020, dos días antes de la declaración del estado de alarma por la pandemia del COVID-19, por lo que se vio obligado a cancelarlo todo. Por suerte, el Ministerio de Universidades concedió una prórroga para poder ejecutar la beca este año y decidió aprovecharla.

Después de tres meses de trabajo, regresa con el reto de reproducir en Galicia una línea de investigación en la que aquí apenas se ha profundizado. Su idea es crear un grupo de trabajo multidisciplinar en conexión con la Universidad de Edimburgo y buscar respuestas a muchas preguntas, pero especialmente a una, avanza: “¿Por qué a pesar de que existen previsiones legales para impedir que las personas que sufren una enfermedad mental grave ingresen en un centro penitenciario (si por ejemplo se demuestra que esa enfermedad condicionó total o parcialmente a esa persona en la comisión del delito), acaba entrando en prisión para cumplir una pena?”. El objetivo final será proponer soluciones a un problema “muy serio” que involucra tanto a la administración sanitaria como a la de justicia.

Mucho por hacer

“Mi idea es poder crear una red de trabajo con el SCCJR de la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Vigo, y desarrollar a partir de lo allí trabajado una investigación aplicada sobre prisiones y enfermedad mental en Galicia”, explica. Para ello, creará un grupo de trabajo en el que tendrán cabida investigadores de distintos ámbitos de conocimiento. “El grupo está por conformar y plantearemos proyectos concretos. Es un campo de trabajo en el que todavía hay mucho por hacer y que sirve para testar de alguna forma el nivel de compromiso de las sociedades y de los estados con el respeto a los derechos fundamentales, el reconocimiento de la diferencia y los avances sociosanitarios, equilibrándolos con el desarrollo de sociedades seguras y pacíficas”.

“Existen estudios, algunos de ellos realmente buenos, pero son todavía muy pocos”

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El estudio del que parte esta nueva línea de investigación que Rodríguez Vázquez quiere iniciar en Ourense es un proyecto “ambicioso” titulado “Enfermedad mental y Derecho Penal. Propuesta de intervención para caminar hacia una sociedad más justa y más segura. Un estudio comparado entre el sistema jurídico-penal en Reino Unido y en España”.

El investigador explica que en ese país son muy numerosos los estudios científicos sobre la prevalencia en prisión de las enfermedades mentales, especialmente las más graves, como esquizofrenia, trastornos psicóticos, trastornos de la personalidad o depresión profunda. Sin embargo, este es un campo todavía por desarrollar en España. “Existen estudios, algunos de ellos realmente buenos, pero son todavía muy pocos”, apunta.

“Se estima que la posibilidad de que la población reclusa sufra un trastorno mental grave es cinco veces superior a la que tendría la población en general"

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Las conclusiones del trabajo realizado este verano revelan que la prevalencia de los trastornos mentales graves en la población reclusa es varias veces superior a la que existe en la población general. “Se estima que la posibilidad de que la población reclusa sufra un trastorno mental grave es cinco veces superior a la que tendría la población en general. Esta tasa es variable según la enfermedad de la que tratemos. La relativa a los trastornos de la personalidad antisociales es considerablemente superior a la concurrente en otras enfermedades como psicosis o depresión grave”, detalla Rodríguez Vázquez.

Virxilio Rodríguez, profesor de Derecho Penal en el campus de Ourense e investigador. Iñaki Osorio

“Algunos estudios apuntan a que uno de cada siete reclusos en los países occidentales sufre una enfermedad psicótica o depresión profunda”, recalca. Se trata, por lo tanto, “de un problema muy serio, hasta el punto de que algunas personas han llegado a calificar los centros penitenciarios como los hospitales psiquiátricos del siglo XXI”, señala el investigador.

Desinstitucionalización de la medicina psiquiátrica

¿Cuáles son los motivos? Virxilio Rodríguez afirma que hay varios, pero se refiere a dos en concreto: por un lado, el incremento de la población reclusa en general, y por otro, el proceso de desinstitucionalización en medicina psiquiátrica iniciado en el siglo XX. El investigador señala que los estudios existentes sobre este tema, sobre todo en el extranjero, apuntan a este proceso que se produce a partir de los años setenta “sin acompañarse de una apuesta clara por servicios de salud comunitarios en la especialidad de psiquiatría dotados con los recursos económicos y materiales necesarios”. Este, afirma, “sería un factor clave para explicar el incremento de personas con trastornos metales graves que acaban ‘relacionándose’ con el sistema de justicia penal y finalmente acaban en prisión”.

"Casi el 50% de los ingresos de los reclusos en las enfermerías se debe a dolencias mentales”

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Pero además, destaca que la especialidad de psiquiatría no se presta en muchos centros penitenciarios en España, “cuando casi el 50% de los ingresos de los reclusos en las enfermerías se debe a dolencias mentales”. En esta línea, recuerda que los servicios sanitarios dependientes de Instituciones Penitenciarias “siguen sin transferirse a las comunidades autónomas, salvo Cataluña y País Vasco, a pesar de que la transferencia estaba prevista a partir de 2003”.

“Las personas con trastorno mental grave no deberían estar en prisión, tiene que haber una alternativa”

El profesor de Derecho Penal e investigador de la Facultad de Derecho de Ourense, Virxilio Rodríguez, defiende la importancia de las estancias universitarias como la que acaba de realizar en Edimburgo, financiada a través de la beca postdoctoral “José Castillejo”, una convocatoria en la que compite personal investigador de toda España.

“Se valora el currículum y los méritos académicos personales, pero también el centro de referencia extranjero al que se solicita la incorporación, el currículum del director del grupo de investigación receptor, y el de los miembros del propio grupo. Y, sobre todo, el proyecto de investigación que se pretende desarrollar”, explica Rodríguez Vázquez. Lograda la beca, del 5 de junio al 4 de septiembre, trabajó mano a mano con investigadores de primer nivel como el catedrático Richard Sparks, “una eminencia mundial en criminología” y director asociado del SCCJR.

Una estancia muy “fructífera” en la que los investigadores se adentraron en el tratamiento jurídico de las personas que sufren alguna enfermedad mental y que cumplen condena en algún centro penitenciario del Reino Unido, especialmente en Escocia. “Ese era el principal objetivo, pero también intentar conocer el estado de cosas en el sistema de prisiones allí y poder comparar aquella realidad con la situación en España. Y finalmente, plantear propuestas de mejora, bien con cambios legislativos, bien con programas de intervención”, explica el investigador.

De entrada, recalca Virxilio Rodríguez, “la premisa es que las personas con trastornos mentales graves no deberían estar en prisión, por lo que tendría que haber una alternativa”. Contribuir a la solución es el objetivo de esta investigación. “Las estancias de estas características que desarrollamos desde la universidad sirven para conocer de primera mano otras metodologías de trabajo y entablar relaciones profesionales en centros de gran prestigio internacional. De eso saca provecho la Universidad de origen, en este caso la UVigo, los grupos a los que pertenecemos, y en la medida en que lo sepamos hacer bien, también la sociedad a la que nos debemos”, concluye.

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