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La consulta presencial está por encima del 60% en setenta centros de atención primaria

Centro de salud de A Carballeira, en Ourense. Iñaki Osorio

La recuperación progresiva de la consulta presencial minimizada por la pandemia ha devuelto la normalidad a gran parte de los centros de salud de la provincia. Muchos de ellos, fundamentalmente los más pequeños en el territorio rural, trabajan ya al mismo ritmo que antes de la crisis sanitaria. En 70 de los 102 que conforman la red de atención primaria en Ourense la presencialidad supera el 60% y cuatro están en índices del 90%.

Así lo reflejan los datos recogidos por la Consellería de Sanidad la semana pasada, en la que se reactivó la opción de que el paciente, a la hora de solicitar una cita, elija que tipo de atención quiere recibir. En todo caso, desde el área sanitaria matizan que con carácter previo, muchos pacientes ya eran atendidos de forma física por petición propia, o del facultativo si este consideraba que la consulta entrañaba complejidad.

El centro de salud de O Irixo es el que registra el porcentaje más alto de presencialidad, un 94%, seguido del de Parada de Sil, con un 91%. Los de Cartelle y A Gudiña presentan una presencialidad del 90%, y el de Cualedro alcanza un 89%.

En las zonas más urbanas los porcentajes son más bajos porque la cita telefónica está más extendida, sobre todo entre la población joven y el colectivo de trabajadores, y son muchos los pacientes que prefieren este formato cuando se trata de una consulta banal.

Luis Prieto, jefe de servicio de Atención Primeria en el centro de salud de A Carballeira, de Ourense. Iñaki Osorio

En el centro de salud de A Carballeira, la pasada semana 61 de cada cien citas fueron presenciales y 39 telefónicas. El jefe de servicio, Luis Prieto, recuerda que antes de que estallase esta crisis sanitaria, el 15% de las consultas en la agenda del médico de familia ya estaban programadas para realizarse por teléfono. Este formato tiene ventajas cuando se trata de consultas de baja complejidad, admite, ya que evita desplazamientos y esperas, no hace falta pedir permisos en el trabajo y pueden llegar a ser más eficientes. En cambio, entre los inconvenientes que relata el facultativo está la mayor facilidad para el error al no ver al paciente. Además, la situación puede generar ansiedad y consumir más tiempo por problemas en la comunicación. De ahí que la apuesta de los profesionales sea por la presencialidad.

“La atención primaria es el primer nivel, el más cercano al paciente, y debemos darle la mayor accesibilidad, pero haciendo un uso razonable del servicio”, explica, “no podemos volver a las salas de espera llenas y las consultas saturadas”. En esta línea, señala que hacen falta más recursos y también una educación sanitaria en la que los consejos de salud y las asociaciones de vecinos tienen mucho que aportar: “Tenemos que hablar más con la población y explicar como usar de forma correcta el servicio porque ganaremos en calidad”, señala. “Todos tenemos que ponernos las pilas, hacer un buen uso y que no haya demoras en la atención. Esta experiencia tiene que servirnos para aprender de lo que hicimos bien y pero también de lo que hicimos mal”.

La cita telefónica, destaca este médico de familia, fue clave en la pandemia, y ha demostrado ser efectiva en determinadas consultas, sobre todo las relacionadas con la medicación crónica, recetas o control de analíticas. Prieto defiende que este formato “debe permanecer”, pero enfatiza que, ante consultas complejas, el contacto con el paciente “es crucial”. El profesional sanitario, precisa, “siempre quiere ver al paciente, su aspecto cuando viene a consulta, sus gestos, lo que te cuenta, todo esto dice mucho”.

Fernado Maté, médico de familia en el centro de salud de O Irixo.

Fernando Maté, médico de familia en el centro de salud de O Irixo, es de la misma opinión. En su caso, la presencialidad es prácticamente plena. Solo el 6% de las consultas que se realizaron la semana pasada fueron telefónicas. “Aquí funcionan sobre todo para activar medicación o para solicitar o consultar resultados de analíticas, pero el resto de las consultas, aquí preferimos hacerlas presenciales”, señala. “Cualquier profesional prefiere ver al paciente, porque por teléfono se pueden escapar cosas, a veces basta con verles entrar en la consulta para saber y eso por teléfono no funciona”, incide.

En los centros de salud del rural, con una población muy envejecida, la pandemia ha servido para que los pacientes mayores se acostumbren a hablar con el médico por teléfono y a resolver las consultas rutinarias sin acudir al centro. “Ahora, con la situación más relajada, vienen con menos miedo y mantenemos las medidas de seguridad, y sobre todo insistimos mucho en que vengan a la hora”, indica Maté.

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