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Comienzan los periodos de adaptación para niños y padres en las guarderías

En la guardería de Los Tilos esta semana están en proceso de adaptación con los pequeños. | // IÑAKI OSORIO

Oficialmente las clases empiezan el próximo día 9 para los alumnos de Infantil, Primaria y Educación Especial. Pero para los más pequeños existe un periodo de adaptación, así que desde ayer ya vuelve a ser habitual ver por las calles a niños de hasta tres años con el mandilón y a sus padres con pequeñas mochilas al hombro.

En total, son 821 los alumnos que este año aprenderán en alguna de las escuelas infantiles de Ourense para niños de entre 0 a 3 años. De ellos, la mayoría repiten experiencia –aunque también tienen periodo de adaptación para minimizar los lloros y la angustia que supone separarse de sus padres después de todo un verano con juntos–.

Así las cosas 394 niños van este año por primera vez a la guardería –tanto en los centros de la Xunta como en los privados– mientras que 427 repiten experiencia cambiando de curso para pasar en uno o dos años al colegio.

Más relajación

En aquellas que dependen de la Xunta de Galicia –denominadas como escuelas Galiña Azul– las medidas frente al coronavirus se han relajado ligeramente en comparación al curso que finalizó en junio.

Ahora los padres podrán dejar los cochecitos de sus hijos –si el espacio de la instalación lo permite– y podrán acompañarlos hasta el interior –por lo menos durante los primeros días de adaptación–. También podrán entrar los pequeños con sus zapatos de la calle. Esto significa, para algunas encargadas como Belén Pérez, que poco a poco va mejorando la situación.

“El año pasado no podíamos agrupar a niños de diferentes niveles. Este curso sí que podremos hacerlo en el exterior. Además, los padres pueden permanecer con los niños durante el periodo de familiarización de los primeros días, lo cual es una muestra de que las cosas van a mejor”, argumenta la encargada del centro intergeneracional de A Farixa.

Y aunque reconoce que cumplir con unas medidas tan estrictas supuso un estrés añadido a la hora de desempeñar su labor con niños tan pequeños, también afirma que gracias al protocolo todo salió mejor de lo esperado y sin grandes incidencias.

Menos relajación

Más rígidos continúan siendo en algunas escuelas infantiles como es el caso de Arlequín –en la avenida Nuestra Señora de la Saínza–. Y si bien es cierto que en este centro notan que los padres dejan más confiados a sus hijos –después de más de un año y medio de incertidumbres en cuanto al COVID-19– no lo es menos que no han relajado la medidas de prevención ni lo harán hasta ver cómo discurre el otoño.

"Mantenemos las aulas burbuja y no mezclamos a los alumnos para evitar problemas"

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“Lo único que hemos variado es que ahora permitimos dejar los carritos de bebés pero el resto de medidas siguen igual. Continuamos desinfectando con asiduidad y las familias no pueden entrar en el cole. También mantenemos las aulas burbuja y no mezclamos a los alumnos para evitar problemas o tener que cerrar todas las aulas en caso de darse un contagio. Preferimos prevenir sin prohibirles socializar con otros niños de su misma edad”, explica Samanta Gil , encargada del centro.

También ha servido el coronavirus para promover una limpieza de manos continua: tanto cuando entran a clase como antes de comer. Y ya no se puede compartir la comida y lo han asimilado a la perfección. “Los niños obedecen más que los adultos. Tienen una capacidad de adaptación tremenda. Y si les dices que no pueden compartir una gallega, no la comparten”, afirma la profesora.

En esta guardería sigue siendo obligatorio cambiar los zapatos de los pequeños antes de entrar en clase para que no lleven puestos los mismos que traen de la calle. Algo que sirve no solo como medida para prevenir el coronavirus sino como de higiene en general, puesto que juegan continuamente por el suelo y los más pequeños se tocan mucho los pies.

En esta línea, no se puede llevar a los niños si tienen una temperatura igual o superior a 37 grados y también en el centro disponen de termómetros para controlar que todo está en orden.

En Los Tilos el coronavirus tampoco es un impedimento para continuar con la escolarización y la socialización de los más pequeños. Estas semanas también se encuentran en pleno proceso de adaptación manteniendo las medidas sanitarias del curso pasado para evitar tener que cerrar y que el trastorno sea mayor.

Todo ello en un curso que no se libra de la pandemia de la baja natalidad: según estimaciones de la Xunta 55.698 alumnos comienzan este año Educación Infantil en Galicia, lo que supone 2.356 escolares menos que el curso anterior.

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