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Arian González: “Mi miedo es que no me dejen entrar en Cuba si necesito volver”

Arian González regresó de Cuba el domingo para retomar sus trabajos en Ourense. Iñaki Osorio

El 12 de julio –un día después de comenzar las manifestaciones a lo largo y ancho de Cuba– a Arian González lo detuvieron –tras pedir a gritos “libertad” en la calle– por lo que el gobierno castrista consideraba un delito de incitación a las masas al desorden público. Delito que en los días sucesivos en los que permaneció privado de libertad se elevó a uno más grave de desacato para el que las penas de prisión oscilan entre uno y tres años.

"Cuando salí a reivindicar un futuro para mi pueblo, desconocía la magnitud de las protestas en Cuba

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“Yo, cuando salí a reivindicar un futuro para mi pueblo, desconocía la magnitud de las protestas en Cuba. No sabía la envergadura que habían adquirido porque desde el gobierno restringen el acceso a internet según consideran oportuno e informan, o dejan de informar, de lo que estiman conveniente. Tampoco pensé en que me fueran a arrestar de forma violenta porque acababa de llegar de España y ya tengo interiorizado que el derecho a manifestarse y la libertad de expresión son derechos constitucionales. Por otro lado, al régimen le cuesta entender que alguien, que no es activista ni milita en ningún partido, reclame lo que considera que le pertenece”, afirma ya de nuevo en Ourense.

Este joven abogado –afincado en la ciudad hace un lustro– se financió los estudios de Derecho dando clases de ajedrez en el Liceo.

Control y torturas

“Me preguntaban todo el tiempo quién me pagaba o a quién obedecía. No asimilan que el pueblo está cansado y siente que no tiene más que perder”, explica sobre los días y noches que militares, policías y psicólogos lo sometieron a interrogatorios y torturas psicológicas durante horas. “Te cuestionan durante horas y te amenazan con cosas que han averiguado sobre tu vida privada. Lo saben todo porque te analizan”, sostiene tras su experiencia.

“No hacen autocrítica en público aunque algunos saben que están actuando mal desde hace años. Viven a cuerpo de rey y no quieren perder el poder porque han cometido crímenes de lesa humanidad y perder el poder implica sentarse en un banquillo ante un juez y dejar de ser impunes”, argumenta el gran maestro de ajedrez.

Añade, conocedor de los procesos legales, que en Cuba no existe el hábeas corpus –mediante el cuál se tiene un máximo de 72 horas para poner al acusado del delito ante un juez que determine si el arresto es legal y fundamentado– porque ni siquiera los magistrados tienen la potestad que se les supone en un Estado de derecho. “Hay personas que pasan meses entre rejas sin que un juez haya revisado siquiera el caso. Y juegan con eso para amedrentar a la población”, incide González.

Durante 8 días permaneció recluido en los calabozos de la comisaría de Camajuaní (provincia de Santa Clara) y después lo trasladaron a la prisión La Pendiente (conocida por ser el lugar donde se hacinan los disidentes políticos).

“Sé que para ellos soy molesto por la magnitud que alcanzó mi caso y sabía que me iban a dejar salir del país. Mi miedo es que no me dejen volver y mi madre sigue allí. Eso sí lo pueden hacer”, confiesa preocupado por lo que le depare el devenir. Y añade que mientras permaneció en la isla, fue sometido a un rígido control. “Hay tanta necesidad y se pasa tanta hambre que la gente accede a trabajar como delatora del régimen. Puedes estar hablando con tu vecino y, sin saberlo, ser uno de los informantes del gobierno. Por eso me mantuve en un perfil bajo”, afirma.

Arian tiene ganas de retomar su trabajo y volver a ver a sus alumnos. Iñaki Osorio

“No puede ser que solo podamos exiliarnos o morir de hambre”

Dos características marcan al país de una manera determinante: el negocio de internet funciona bajo un monopolio y el servicio militar continúa siendo obligatorio para todos los jóvenes. En este contexto, Arian considera que el cambio va a tardar más en llegar, pero que ya es imparable porque las nuevas generaciones quieren un futuro al que poder agarrarse.

"Las empresas tecnológicas y de comunicación no deberían permitir los controles de los usuarios por parte del gobierno

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“Las empresas tecnológicas y de comunicación no deberían permitir los controles de los usuarios por parte del gobierno. Yo sé que en España hay cosas que están mal y soy el primero en criticarlas, pero en cuanto a libertades no hay punto de comparación. Se minusvaloran los derechos que aquí se tienen y se usa el término dictadura muy a la ligera, en mi opinión”, sopesa.

No entiende la postura internacional respecto a Cuba porque es un país lleno de deudas “que no paga y que viola los derechos humanos continuamente”. Y no cree que una intervención militar sea la solución para llevar la democracia a su país de origen, pero sí considera que sancionar económicamente al gobierno castrista y no condonar sus deudas lo pondría contra las cuerdas.

“No puede ser que la juventud tenga como únicas elecciones el exilio o morirse de hambre”, remata.

“Me considero un afortunado porque los abogados no pueden sacarte de la cárcel al estar coaccionados”

La prensa local se hizo eco del caso de Arian, de 32 años, nada más conocerse la noticia de su detención. A los pocos días todas las radios y cadenas de televisión informaban de lo que se iba sabiendo sobre su situación. Representantes del Colegio de Abogacía de Ourense –del que forma parte y desde donde ejerce–y el Liceo –donde juega y da clases– comenzaron a mover los resortes para denunciar su detención ante la Embajada de España en Cuba y el mismísimo Garry Kasparov afeo su aparente inacción al ejecutivo de Sánchez para pedir su libertad.

"Muchos otros que conozco permanecen aún entre rejas. Y otros continúan desaparecidos

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Sin embargo, el joven hispano-cubano considera que sin toda esa presión mediática y sin el trabajo del embajador (Ángel Martín Peccis) su situación sería muy diferente a la que disfruta hoy en día. “Me considero un afortunado porque allí un abogado no puede sacarte de la cárcel. Están tan coaccionados como los jueces y muchos otros que conozco permanecen aún entre rejas. Y otros continúan desaparecidos. Lo que determine la Seguridad del Estado va a misa y si no quieren, no te sueltan”, mantiene.

En unos días –a mediados de mes– llegará su pareja, que ejercía como odontóloga en el país caribeño, a España. “Yo no puedo estar más que agradecido por esto. Porque su salario allí no le da para vivir y la están sometiendo a un férreo control desde mi detención”, resume sobre lo conseguido por el embajador.

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