Como cada año el agua del embalse de As Conchas vuelve a presentar el color verde recurrente en estas fechas, la presencia de cianobacterias no es novedad en la zona, pero en las últimas semanas ha vuelto a registrar un considerable empeoramiento, según denunciaba Amigos da Terra. 

Los ecologistas advertían, basándose en la última analítica realizada por Sanidad, que la situación del embalse volvía a ser preocupante. En concreto apuntaban a la zona de Porto Quintela donde se había alcanzado el máximo nivel de riesgo de proliferación, el nivel 3, existiendo riesgo para las personas expuestas a esas aguas ya sea por contacto directo, por consumo accidental o por inhalación, por lo que se prohibió el baño y la realización de actividades acuáticas. 

Ahora es el BNG de Celanova y Baixa Limia el que denuncia la situación y acusa a los Concellos de Bande y Muiños de “incumplir con su obligación de informar suficientemente a los bañistas sobre los riesgos de emplear esas aguas”. 

La afluencia de turistas es notable este mes cuando” hay una alerta sanitaria por la detección de espumas y natas de cianobacterias con una alta probabilidad de efectos adversos para la salud”, advierten los nacionalistas que citan los análisis de Sanidade publicados los días 6, 13 y 20 de agosto.

El bloque denuncia que “Sanidade no hizo nada por comprobar que se cumplen sus recomendaciones, ni siquiera asegurarse de que se coloca el cartel de advertencia preceptivo”, un cartel que, según explican, “va sin el logo que identifique al organismo público que emite la alerta” y critican que tanto en las áreas recreativas de Porto Quintela como en Mugueimes se está haciendo un “uso normal de las aguas sin que ninguna autoridad lo impida, como es su obligación”. 

Tachan la situación de “negligencia grave por parte de las administraciones” y exigen que la Dirección Xeral de Saúde Pública, responsable de emitir las alertas, la Consellería de Sanidade y los gobiernos de Bande y Muíños “pongan todos los medios necesarios para informar continuadamente y suficientemente a todos los usuarios del embalse” y vigilen las zonas habituales de baño, criticando que “cada año la respuesta de las autoridades es hacer como si no pasase nada y mirar para otro lado mientras niños y niñas y familias enteras se bañan inconscientes del riesgo”.