Una veintena de municipios de la provincia de Zamora se pusieron en pie de guerra llamando a la Comisión Europea a reclamar a Iberdrola cambios en la gestión de la presa del embalse de Ricobayo, sobre el río Esla, el mayor de los pantanos de producción hidroeléctrica de la provincia, al ver como en menos de cuatro meses pasaba del 95% de su capacidad a un 12%, debido a dos bruscas bajadas. La situación no se aleja de la que vive la provincia de Ourense, y las presas de este territorio también sufren una reducción de agua sin un motivo aparente, especialmente en las últimas semanas. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, José Antonio Quiroga, ha comunicado que la reserva hídrica del Miño, en su conjunto, se encuentra al 46% de su capacidad, un descenso considerable teniendo en cuenta que en los últimos 10 años la media era de más del 70%.

”Hay aproximadamente un 27% menos que el año pasado por las mismas fechas”, comentó Quiroga, quien fija la preocupación en dos embalses, en concreto, en Cenza y en As Portas, los dos en Vilariño de Conso, que “experimentaron un turbinaje excesivo”. 

El turbinaje, aclaran desde la Confederación, se mantiene dentro de las normas de explotación, pero “no tiene ningún criterio más allá que el estrictamente economista, por lo que no es razonable. Hablamos de empresas hidroeléctricas de calibre y trascendencia que tienen que tener la responsabilidad social y medioambiental por encima del criterio económico”, criticó el presidente de la cuenca.

En Vilariño de Conso, As Portas registra la capacidad más baja de los 21 embalses de los que ofrece datos la Confederación. Se encuentra al 15%, cuando habitualmente está por encima del 70%. Es el ejemplo más notable de las reducciones de agua por ser el embalse más grande de la provincia, con una capacidad de hectómetros cúbicos de 530, que ayer no superaba los 82.

Y aunque los datos preocupan en Vilariño, no son los únicos embalses que no alcanzan el 50% de la capacidad en la provincia. Así, el embalse de O Bao, en Viana do Bolo, también está afectado. A mediados de julio se encontraba en el 89% de su capacidad mientras que ayer las cifras lo situaban en el 58%. Supera la mitad pero podría no hacerlo de no haber sido porque, hace menos de diez días, la lámina de agua fue escenario de la primera regata provincial organizada por el Club Náutico de Viana, por lo que los organizadores se vieron obligados a solicitara Iberdrola, la empresa que lo controla, que no se siguiese retirando el caudal porque “llegaban a asomarse las antiguas construcciones”, según denunciaron tanto el gobierno local de Abelardo Carballo como la oposición del PSOE, que veía “las maniobras” que tendrían que realizar los participantes como “un riesgo al aumentar la diferencia de altura entre el caudal y la plataforma de acceso”. 

También bajo mínimos se encuentra el embalse de Albarellos, en el municipio de Boborás. Después de As Portas registra el peor dato, un 25%. Tan solo dos puntos más tiene en Muíños el de Salas, que está a un 27% de capacidad.

En la vecina localidad de Lobeira, la presa de As Conchas está al 45%, cifra que enciende la alarma de las asociaciones ecologistas, porque es un embalse en el que las cianobacterias afectan todos los años y, advierten, cuanto menos agua más fácil será la proliferación.

El presidente de la CHMS asegura que “es el momento adecuado” para “hacer cambios” en el plan hidrológico que mandará sobre las masas de agua entre los años 2022-2027. “Está en exposición pública, un trámite que acaba el 31 de diciembre. Estamos a tiempo de introducir variables que eviten estos desmanes”, censuró.