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Correos perdió un tercio de su plantilla desde el 2011, advierten los sindicatos

Los representantes de los trabajadores critican la derivación de servicios hacia la filial Correos Express | El 35% del empleo es eventual, según los datos de los que disponen

Varios carteros, en las dependencias de Correos en A Ponte, al comienzo de la pandemia. | // IÑAKI OSORIO

Hace dos semanas, la mayoría de medios de comunicación se hacían eco del resultado económico de la empresa pública más grande de España. Correos tuvo, en el año 2020 y con la pandemia de por medio, unas pérdidas récord: 264 millones de euros.

La empresa ha mutado, en las últimas décadas, en lo que se refiere a servicios prestados y al personal que configura su esqueleto. La realidad hoy es bien distinta a la que había treinta años atrás. Desde el sindicato de la CGT, en Ourense, señalan que las cartas, las postales o los periódicos “son prácticamente historia”. Actualmente, el grueso del trabajo lo ocupan la paquetería, las notificaciones y los diversos productos que se ofrecen en las oficinas que conforman el grupo –integrado por nuevas empresas como Nexea, Correos Telecom o Correos Express–.

En esta línea, también es importante reseñar que la plantilla, en la que la inmensa mayoría era personal funcionario, ha pasado a estar compuesta, mayoritariamente, por personal laboral y eventual, quedando alrededor de unos 7.000 funcionarios a nivel nacional de los 50.000 empleados totales aproximados, según los datos que manejan desde la Confederación General del Trabajo.

En el caso particular de Ourense, atendiendo a las cifras de la organización, la provincia contaba con cerca de 500 empleados en el 2011 que, en el 2019 pasaron a ser /. Además, destacan desde la entidad sindical que “el 35% del personal es eventual y a pesar de que se están convocando plazas, la tasa de reposición corresponde sólo al 75% del empleo perdido., lo que da una idea del camino que empuja a Correos a la privatización”.

Desde el sindicato de CCOO señalan que en Ourense hay un total de 51 empleados en puestos de atención al cliente –de los cuales 20 trabajan a media jornada– y 246 unidades de reparto. “Solo para clasificación había tres personas pero se han jubilado dos y en breve lo hará el que queda. No tenemos conocimiento de que se vayan a cubrir”, explica María Paz Saavedra, portavoz de la organización.

“Desde que empezó la pandemia se nota menos carga de trabajo. Por un lado creemos que puede ser por la coyuntura general de la economía, pero por otro llevamos tiempo viendo cómo se deriva mucha paquetería hacia Correos Exprés, que es una filial en la que la mayoría de los trabajadores son autónomos y no tienen las condiciones retributivas ni de vacaciones que tenemos los carteros”, resume para explicar que la matriz y su filial no comparten el mismo convenio laboral.

Ante la despoblación, más pronunciada en las provincias del interior, desde las organizaciones sindicales subrayan la necesidad de volver a dotar al rural de medios para que resulte realmente atractivo y se cubran las necesidades de la población. “En Ourense, como en el resto de Galicia, el 80% del personal es rural debido a la gran dispersión de los pueblos. Consideramos que la labor de estos trabajadores es imprescindible, sobre todo ahora que se está dejando a los municipios de pocos habitantes sin la mayoría de los servicios, en especial los bancarios, de los que disponían”, afirma Julia Iglesias, portavoz de CGT. Y destacan las localidades de Beade, Ponte Barxas, Outomuro o Cortegada como algunas de las que han cerrado sus oficinas en los últimos años.

Reorientación de servicios

“Si ahora no hay cartas y no va a volver a haberlas como antes, no se puede seguir con la misma hoja de ruta. Hay que buscar otras vías. Nosotros creemos que lo que se está haciendo en Lugo, donde los carteros rurales ofrecen a los clientes que puedan realizar desde casa las mismas operaciones que hacían en las oficinas puede ser una buena opción. Es mejor eso que recargar a estos trabajadores con partes de otras secciones que no les corresponden, como ocurre ahora”, sopesa Saavedra.

Desde la CGT se muestran más críticos con esta medida que se quiere implantar en el resto de provincias y permite realizar el pago de recibos de la luz, el gas o el teléfono con tarjeta bancaria a través de una tableta PDA que los trabajadores portan consigo.

“Actualmente, Correos ha llegado a un acuerdo con el Banco Santander para que atienda a sus clientes en las zonas rurales, un acuerdo en el que nosotros ponemos los medios y el Santander se lleva los beneficios, incluso los de la buena imagen. No debemos olvidar que fueron ellos los que cerraron sus propias oficinas en los municipios pequeños. De cualquier modo, estos servicios solo pueden prestarse si el cliente dispone de tarjeta de crédito y todos sabemos que muchas personas mayores no tienen tarjetas, así que esto no soluciona el problema”, afirma Iglesias.

Por todo ello, desde esta entidad sindical son más partidarios de crear un banco público postal como se hizo en Francia o Italia.

La CGT reclama crear una banca postal pública

“Tener un banco público postal supondría recuperar una vía de ingresos y beneficios que repercutirían en Correos y en un aumento de sus trabajadores. Ejemplos de ello se pueden ver por toda Europa”, expone Iglesias. Desde la CGT elaboraron un informe, que remitieron a la empresa, con varias propuestas en esta línea. En dicho documento se repasan las diferentes bancas públicas de éxito que otros servicios postales han puesto en marcha a los largo de los últimos años. “En Italia existe BancoPosta, ligado a Poste Italiane. Fue creado en 1999 y está autorizado a realizar servicios financieros de ahorro, inversión, pago de seguros... Algunos decretos del gobierno incluso han aumentado las operaciones que puede llevar a cabo”, afirma el texto. Y continúa con otro ejemplo: “En Suiza Swisss Post dispone de PostFinance, que es la quinta institución financiera minorista más grande del país”. Consideran, así las cosas, que ciertos servicios, como el bancario universal, podrían definirse como Servicios de Interés Económico General (SIEG) y que, por lo tanto, ahora más que nunca se hace necesaria esta iniciativa para el rural ourensano, cada vez más ahogado por el éxodo hacia las ciudades. “Si queremos apostar por Correos de verdad, tenemos que lograr que se convierta en un interés público más imprescindible de lo que ya es”, remarca la representante sindical.

“Banque Postal, en Francia, obtuvo unos beneficios de 4.155 millones de euros. Y la BancaPosta italiana recogió ganancias de 629 millones. Incluso algunos sistemas de correos europeos reciben una compensación por prestar un servicio bancario universal”, remata Iglesias.

“La propuesta e idea de crear una banca postal asociada a Correos es perfectamente viable. Prueba de ello es la propia existencia de Caja Postal, entre 1909 y 1991”, finaliza.

Tener beneficios sin competencia desleal

Parte de la problemática en lo que se refiere a las pérdidas económicas de la mayor empresa pública reside en que está sujeto al Servicio Postal Universal (SPO). Esto supone que el Estado garantiza unos servicios mínimos de calidad, a precios asequibles, a cambio de que no puedan igualar sus precios a los de las empresas privadas de la competencia.

“Se considera que Correos ya obtiene un beneficio por, por ejemplo, su nombre y estaría incurriendo en competencia desleal si equiparase sus precios a los de negocios privados. De hecho, desde Europa se han impuesto indemnizaciones por esta disyuntiva”, explica la representante de CCOO.

En 2017, los presupuestos del Estado otorgaban 220 millones para el SPO, pero en el 2020 la cifra se redujo en cien millones. “Para salvar los gastos que supone el rural tiene que aumentar esa partida. Y es necesario porque Correos vertebra el país. Las empresas privadas no cubren los mismos servicios que nosotros porque no les reporta beneficios”, remata.

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