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Ourense

México vuelve a Avión: “Non houbo festas, pero conseguimos xuntarnos varios”

Con comida y música, este grupo de emigrados celebró la vuelta a Avión. // F. CASANOVA

Como cada verano –salvo el del año pasado– en el municipio ourensano de Avión vuelven a sonar las rancheras. Siguen sin ser muchos los que se han atrevido a venir por el coronavirus y las restricciones, pero algunos han cogido un vuelo, dejándose atrapar por la costumbre y la saudade.

“Hoxe era o día da romería no que nos xuntabamos todos, pero este ano non houbo festa, só misa. Así que nós xuntámonos uns cantos aquí para comer e bailar”, cuenta Francisco (Paco) Estévez.

Él se marchó de Avión a los 14 años, edad a la que algunos pueden permitirse ser adolescentes. Primero se fue a trabajar a Palma de Mallorca y después a Suiza. Pero su destino estaba escrito en México –como el de tantos otros en la localidad–.

“A nosa vida por un lado é alegre e por outro triste, porque levamos alí corenta anos. A morriña sempre apreta e agora podo volver e pasar aquí o tempo que queira, pero cando emigramos ao outro lado do Atlántico estivemos sete anos sen vir. Non tiñamos horario de traballo, nin días libres, nin vacacións”, recuerda sobre el sacrificio que se añadía como una losa a la distancia con su tierra natal.

“Agora tócalle traballar aos máis novos”, dice mientras baila al ritmo de ‘A saia de Carolina’. La música para la fiesta, en la que consiguieron reunirse 16 amigos, la pone su sobrino, que toca la gaita en sus ratos libres y que trabaja en una cantera en la montaña de O Faro (frontera natural con la provincia de Pontevedra).

La historia de Paco es la de casi todos en este pequeño municipio, que el año pasado tenía censados a tan solo 1.736 habitantes. La mayoría se marcharon a trabajar a México, Venezuela u otros países de Europa. En la misma mesa de la fiesta de ayer se sentaban amigos que emigraron a Francia y Suiza que procuran volver en época estival. “Mis hermanos también se fueron. ¡De aquí se fue todo el mundo! No hay una casa en la que no haya emigrados”, exclama. Y puntualiza que eso que se dice de que en Avión hay mucho dinero no es cierto. “Si que hai xente con moitos cartos e moitos coches, pero tamén hai outra que está moi necesitada de axuda. Aquí non había traballo antes nin o hai agora”, critica.

Imperios como el de Olegario Vázquez Raña –al que este verano aún no han visto en el bar al que acude a echar la partida de dominó cuando vuelve a Avión– se cuentan con los dedos de una mano. El mexicano de adopción y oriundo de Ourense acaba de recoger un premio, en la isla de A Toxa, al empresario gallego del año en América que le ha otorgado la Aegama (Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid).

Muchos en los bares del centro de la villa cuentan con verlo pronto. O eso esperan: “Siempre está bien saber cómo le va y ganarle la partida. Aunque es un hombre discreto y con la mascarilla costará algo más reconocerlo”, bromean. “El año pasado no vino y se notó, pero es entendible con la que está cayendo. Y los años pasan igual para todos”, justifican algunos de los que comparten las tardes con él.

Francisco Estévez y su mujer Ester Martínez llevan más de cuarenta años en México. // FERNANDO CASANOVA F. Casanova

“Non somos aventureiros, iámonos por necesidade”

“Neste pobo estamos na fronteira coa provincia de Pontevedra, e a maioría da xente que pode ten a súa segunda vivenda en Vigo, non en Ourense. As comunicacións no interior son pésimas e as oportunidades son maiores nas cidades grandes da costa. Queda moi bonito dicir que os galegos somos aventureiros, pero iámonos por necesidade”, incide Paco, nacido en 1945 en una parroquia de Avión.

“A nosa filla, cando vimos, quédase un mes ou un mes e medio. Nós agora podemos quedar medio ano a vivir tranquilamente porque xa estou xubilado. Combinamos isto con aquelo, porque levamos máis de media vida alí e xa somos mexicanos de adopción”, afirma sabiéndose afortunado. “A tranquilidade non ten precio”, añade mientras mira a su mujer, Ester Martínez, que se ha puesto un vestido elegante para la ocasión y no deja de recordarle que se coloque bien la mascarilla.

Sin su fiesta tradicional hasta el próximo año

Tantos fueron los que emigraron a México desde Avión, que el concello celebraba cada año, en la primera quincena de agosto, una fiesta en la que abundaba la gastronomía y la música del país azteca. incluso muchos del resto de la provincia se acercaban por su buena organización. La última edición fue la del año 2018 y pese a que el verano pasado se miraba hacia este con ilusión para retomar la costumbre, lo cierto es que primará, nuevamente, la precaución en un municipio que tiene, a día de hoy, 24 casos activos de coronavirus. Los tacos y los burritos tendrán que esperar. Pero algunos, como Paco y los suyos, se juntan para disfrutar de la empanada, el pulpo y el vino mientras entonan aquello de: “E pousa, pousa, pousa e non me toques naquela cousa”.

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