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Ocio y conciliación en vacaciones

Colegios en verano para socializar tras el curso burbuja

Nueve centros de Ourense acogen actividades lúdicas y deportivas, con 2.000 inscripciones y grupos de unos 40 | Tras meses de restricciones sociales y en las aulas, comparten con niños de distintas edades y colegios | La iniciativa ofrece horario de 8 a 14.30 horas para facilitar la conciliación estival de la familia

Monitores, la responsable de programas educativos del Concello y niños en el CEIP A Ponte. // IÑAKI OSORIO

Paula, de 11 años, empezará el próximo curso sexto de Primaria pero, antes, este verano, disfruta de “poder divertirnos y conocer a personas nuevas. Hacemos muchos amigos de otros colegios y con bastantes se mantiene la relación”, asegura.

Camino de año y medio de pandemia y tras un curso presencial, pero marcado por los grupos burbuja y las restricciones en los centros para evitar los contagios, los escolares recuperan la socialización con niños de distintas edades y colegios, sin olvidar las medidas de precaución pero retomando las relaciones en vivo, sin pantallas, sin tantas limitaciones como durante el curso.

“Este año, estos campamentos son especialmente importantes, porque los pequeños llevan unos meses muy duros por el COVID y todas sus relaciones sociales se han visto muy afectadas”

Tamara Lorenzo - Profesora de Primaria. Monitora encargada del campamento del CEIP A Ponte

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Nueve centros de Ourense ofrecen actividades lúdicas en julio y en agosto, por quincenas, un programa con 2.000 inscritos este verano, con edades entre los 3 y 12 años, y unos 40 menores por colegio en cada franja de dos semanas.

“Es muy beneficioso para los niños, porque facilita la convivencia, y además es muy bueno para la conciliación familiar, con una ampliación de horario este verano para que los padres puedan tener a sus hijos en esta actividad entre las 8 y 14.30 horas”, señala Fina Lage, la coordinadora de programas educativos en el Concello de Ourense.

Monitores, la responsable de programas educativos del Concello de Ourense y algunos niños participantes, en el CEIP A Ponte. // IÑAKI OSORIO

“Los participantes pueden realizar diferentes actividades lúdicas y deportivas y, aunque están en un centro educativo, salen del ámbito escolar, en un ambiente más distendido, sin dejar de lado los protocolos. Además, es una forma de utilizar y de dar una salida a las instalaciones de estos centros, muchos de los cuales durante el año ocupaban fuera de la jornada lectiva con actividades extraescolares, hasta la llegada del COVID. Con este programa se da un aprovechamiento a estos recursos, que son necesarios para que los niños puedan socializar”, expone la técnica municipal.

"Estos campamentos son un método muy efectivo para que niños de distintas edades, colegios y zonas de la ciudad puedan relacionarse entre ellos y dejar de lado el ordenador, la Play o la videoconferencia. De paso, los padres pueden trabajar o descansar"

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“Este año, estos campamentos son especialmente importantes, porque los pequeños llevan unos meses muy duros por el COVID y todas sus relaciones sociales se han visto muy afectadas”, dice Tamara Lorenzo, encargada de la actividad en el CEIP del barrio ourensano de A Ponte, y profesora de Primaria durante el curso escolar.

“Sus relaciones durante el año se limitaban casi al modo telemático, al juego online y las videoconferencias. Estos campamentos son un método muy efectivo para que niños de distintas edades, colegios y zonas de la ciudad, porque no son todos de la misma, aunque hay preferencia para hermanos o áreas de residencia, puedan relacionarse entre ellos y dejar de lado el ordenador, la Play o la videoconferencia. A veces los escolares están muy acostumbrados a estar con sus amigos del barrio o del colegio, y así pueden moverse por toda la ciudad. De paso, los padres pueden trabajar, descansar o tener un poco de relax de los más pequeños”, explica esta docente, contratada estos dos meses como una de las monitoras que permiten llevar a cabo estas actividades de verano en nueve colegios de la ciudad de As Burgas.

Una de las actividades lúdicas. // IÑAKI OSORIO

“Aprenden otros juegos a los que igual no están acostumbrados por su entorno o círculo, y este año, por el grupo burbuja, no se podían relacionar con nadie más, mientras que en estos campamentos se mezclan edades. Eso enriquece mucho el juego y las relaciones sociales de todos los niños”, destaca la encargada en A Ponte.

“Es un método lúdico y deportivo que permite que se mezclen personalidades y edades diferentes, y que se recupere la socialización, con el cumplimiento a rajatabla de las medidas contra el COVID, porque aunque se trate de una propuesta de ocio y tiempo libre, para relajarse y divertirse, también debe haber normas”, indica.

Para la comida de media mañana, por ejemplo, deben guardar distancia y también se procura que las actividades se hagan en grupos más reducidos, tres normalmente, que el total de cuarenta. Que todo transcurra al aire libre es una barrera añadida contra el coronavirus.

Un grupo de niños, con uno de los juegos. // IÑAKI OSORIO

Apoyo específico para niños con necesidades

El horario de atención se prolonga desde primera hora hasta la de comer –de 8 a 14.30, de lunes a viernes–, pero hay flexibilidad para la llegada y recogida.

Entre las profesionales hay especialistas que prestan una atención individualizada a los menores con necesidades de apoyo educativo, como trastornos del espectro autista, con el objetivo de integrar a estos niños en la dinámica del grupo.

“Está bien poder estar con niños de otras edades, puedes hacer amigos más mayores que tú o cuidar de los más pequeños”

Gael, 10 años

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Carmen Arias, profesora y logopeda, se encargaba esta semana en el CEIP A Ponte de un menor con TEA. “En un horario y una rutina los niños con autismo encuentran esa tranquilidad que les da bienestar. Tener un espacio para jugar, divertirse y compartir con otros es positivo. Además, es más fácil integrar con una actividad lúdica o un juego, que estimula y motiva, más que con una actividad académica”.

Tatuajes, juegos con pelota, películas, fiesta de agua y espuma, atrapa la bandera, tiempo libre... La diversión ameniza las mañanas del verano. “Nos lo pasamos muy bien”, responde Martín, de 9 años.

A los hermanos Antía y Gael, de 10, les encanta jugar el fútbol. “Haces nuevas amistades”, afirma ella. “Está bien poder estar con niños de otras edades, puedes hacer amigos más mayores que tú o cuidar de los más pequeños”, destaca su hermano. Saray, de 12 años, valora la experiencia: “Esto me gusta mucho porque quiero ser profesora de Infantil”, adelanta.

Monitores y niños en el CEIP A Ponte, esta semana. // IÑAKI OSORIO

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