Después de ser bendecida en Éfeso (Turquía), la imagen de tamaño humano de la Virgen de la Inmaculada, réplica de la de Toledo, ha sido transportada desde Zaragoza, la capital de la advocación del Pilar, en una peregrinación a Santiago de Compostela que ahora, en la ruta de regreso, ha recalado en Ourense y en Verín como algunas de las paradas antes de llegar a Cerro de los Ángeles (Madrid) el 12 de octubre, el día del Pilar. Decenas de devotos participaron ayer en la ciudad en la recepción y en la oración a la llegada de la talla de la Virgen, que estuvo durante horas en la iglesia de Santa Eufemia, donde por la tarde ofició una misa el obispo de Ourense, Leonardo Lemos. A la finalización de la eucaristía, la imagen fue trasladada hasta Verín, para una vigilia de oración. Esta peregrinación, que coincide con el Xacobeo, rememora la aparición de la Virgen al Apóstol Santiago durante su labor de evangelización por España, según la tradición católica.

El recibimiento en Ourense se realizó a mediodía en los jardines del Padre Feijóo, a los que da el palacio diocesano. Personas de distintas generaciones se acercaron para participar en una pequeña procesión tras la imagen, desde el entronque entre el Paseo y Lamas Carvajal hasta la céntrica parroquia de Santa Eufemia. “Queremos rememorar la visita de la Virgen María al Apóstol Santiago, peregrinando una imagen de la Virgen Inmaculada desde el Pilar de Zaragoza a Santiago de Compostela, pidiendo las gracias que María trajo a Santiago: consuelo y esperanza en Cristo. Una vez llegada a Compostela, queremos llevar la imagen de la Inmaculada por toda España, pidiendo la renovación de esos lugares como lugar de gracia, y de España, como tierra de María”, destaca la organización.

“Una llamada a la esperanza”

“Ourense es una tierra mariana. En todas partes hay parroquias y templos dedicados a la Virgen. La devoción mariana está en el corazón de todos”, subraya el sacerdote Francisco Pernas, vicario de Pastoral en la diócesis. “Después de este periodo largo de pandemia, que ha provocado pena y que nos encerráramos en nosotros mismos, esto contribuye a una llamada a la esperanza de la gente, para que sepa que Dios está con nosotros y que de esta saldremos. Dios nos va a ayudar además de los sanitarios, los científicos y los trabajadores de los servicios esenciales”, señala Pernas.