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Recuperar el humedal de Antela es clave para luchar contra el cambio climático

Varias asociaciones reclaman que la idea del Gobierno de ampliar la extensión de la laguna ourensana sea más ambiciosa, dada su importancia a nivel nacional

Parte de la laguna que todavía se conserva, ubicada en la comarca de A Limia, y que acoge abundante fauna y flora. | // BRAIS LORENZO

El 2 de febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales desde 1997. La fecha fue escogida porque el mismo día, pero de 1971, se llevó a cabo la firma del Convenio de Ramsar, relativo a la conservación de estos ecosistemas, en la mencionada ciudad iraní.

En 2021 se cumplieron cincuenta años de aquel acontecimiento y la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, anunció que el actual gobierno se comprometía a restaurar 20.000 hectáreas de humedales en España con un horizonte máximo establecido en el 2030.

Lo cierto es que de momento solo es una idea, no hay un plan aprobado ni una estrategia definida, pero Ribera hizo mención a tres humedales en concreto: la laguna de Antela, la de La Nava (en Palencia) y la laguna de La Janda (en Cádiz). Antes de los años cincuenta del pasado siglo, eran los tres de interior y agua dulce más grandes de la Península Ibérica.

“Recuperar las lagunas en general, pero esas en particular, supondría un beneficio enorme para el ciclo del agua, algo realmente importante teniendo en cuenta las grandes épocas de sequía que sufrimos”, opina el presidente de la Sociedad Gallega de Historia Natural, Serafín González. “Y cuando digo importante me refiero a la cantidad pero también a la calidad, porque los humedales sirven para depurar y España acumula muchos expedientes de la Unión Europea por contaminación”, destaca.

La laguna de Antela era la más extensa de la Península Ibérica. Brais Lorenzo

Secadas para la agricultura

A diferencia de otras lagunas de España, en el caso de la de Antela, la mayor parte de su superficie era de aguas permanentes. Lo más habitual es que en la época estival –con el descenso de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas– se sequen en gran medida como ocurre, por ejemplo, en Doñana.

Los tres humedales que se ha comprometido a recuperar la ministra se secaron, a conciencia, por el mismo motivo: dedicar los terrenos a la agricultura. “Eso es lo que originó que dejasen de existir, aunque después estas motivaciones se desviaron, como ocurrió concretamente en A Limia”, recuerda González.

No deja de sorprender que se objetase un aspecto económico como si mantener el ecosistema no hubiera reportado también ganancias con el punto de atracción que supone para turistas y estudiosos de las ciencias naturales un humedal que en su máxima extensión ocupaba 4.000 hectáreas –el mayor lago de agua dulce que había en España y Portugal–.

Peticiones para el proyecto

La SGHN, Amigos de La Janda y la Asociación de Naturalistas Palentinos enviaron una petición al ministerio que dirige Ribera para que la idea se convierta en un plan más ambicioso.

Hace un mes, la organización de Ecologistas en Acción se sumaba a esta iniciativa con una campaña audiovisual. Aunque de momento, no se ha manifestado desde la cartera de Ribera más que la intención del anuncio que hizo hace más de seis meses.

Por otro lado, la asociación Amigos de la Tierra y la SGHD presentaron una denuncia ante la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil por una parcela de 5.000 metros cuadrados, propiedad del banco Santander, en la que se encontraron residuos plásticos, neumáticos o amianto que contaminaban las aguas. La entidad bancaria fue sancionada a pagar 10.000 euros y a retirar los deshechos de la zona, en octubre de 2020.

Parcela perteneciente al banco Santander en la que todavía se aprecia algún neumático. Brais Lorenzo

El mayor episodio de extinción de los últimos siglos

Otro de los beneficios que conllevaría recuperar los humedales sería el de que pueden actuar como sumideros de dióxido de carbono, lo que hace que se mitigue el cambio climático y contribuyen, también, al ciclo del carbono. Reforestar bosques es imprescindible –más si cabe después de los incendios de las últimas décadas– pero según los expertos, esas actuaciones deberían ir acompañadas de la recuperación de espacios de agua dulce como la laguna de Antela. “Con la desecación de esta zona se extinguieron en Galicia hasta doce especies de aves que ya no crían aquí”, lamenta el también investigador del CSIC. El ánsar común –más conocido como ganso u oca– fue una de esas aves. Pero en su caso no dejó de criar solo en Galicia, sino que lo hizo de toda la Península Ibérica. “Si se recupera una parte del humedal, se podría intentar que estas especies volvieran a criar aquí”, valora. Junto al ganso, once especies más dejaron de poner sus huevos en territorio gallego puesto que la laguna de Antela era la única que les proporcionaba las condiciones que necesitaban. “Estamos hablando, sin lugar a dudas, del mayor episodio de extinción de especies de los que se dieron aquí en los últimos siglos”, incide el presidente de la entidad.

Para la conservación de las especies vegetales también supondría de gran ayuda aumentar la superficie de este ecosistema. “Todavía hoy, en A Limia, está la mayor parte de la población mundial de una especie en peligro de extinción, como es el cardiño de lagoa. Resiste aquí porque es una planta que no necesita de un encharcamiento permanente y tiene unas condiciones muy particulares que todavía se mantienen. Pero corre el peligro de desaparecer”, finaliza a modo de advertencia el investigador.

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