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Ourense estrena las restricciones más duras con casi mil positivos y una incidencia superior a 900

La provincia llega a los 1.778 casos activos | Crece la presión hospitalaria: 19 ingresados en planta y 4 en UCI

Esta cafetería limita el tiempo de estancia en la terraza, debido a las restricciones. Fernando Casanova

La pandemia avanza desbocada en Ourense y la escalada de contagios parece no tener freno. La provincia amaneció ayer con 1.778 casos activos tras sumar 212 nuevos positivos La incidencia acumulada a 14 días se dispara a 570 casos por cada cien mil habitantes, la más alta entre las áreas sanitarias de Galicia, y alcanza cifras récord en la capital de As Burgas, la ciudad con peor evolución entre las siete gallegas: 983 casos activos, siete veces más que hace quince días y una incidencia de 904,6 casos por cien mil habitantes.

Con este crecimiento descontrolado, Ourense entró a las 0.00 horas de este sábado en nivel alto y estrenó, junto con el municipio limítrofe de Barbadás, y el de O Barco, en la comarca de Valdeorras, la aplicación de las restricciones más duras establecidas por la Consellería de Sanidade para frenar el avance del virus. El horizonte en el que consiga doblegar la curva no parece cercano, sobre todo cuando acaba de contabilizar la mayor subida de casos activos en esta quinta ola: 113 más entre el viernes y el sábado para llegar a 983, una cifra que se acerca mucho al pico máximo de positivos desde el inicio de la pandemia: 1.023 el 1 de febrero.

Las autoridades sanitarias confían en que las restricciones en vigor desde este sábado tengan un rápido impacto epidemiológico aunque todavía habrá que esperar unos días hasta que se perciba.

El primer efecto de las medidas especiales llegó de madrugada, con el cierre del ocio nocturno y el precinto de parques y plazas. Calles vacías y ausencia de botellón en una atípica noche de fin de semana de verano. Las restricciones conllevan también el cierre de la hostelería en interiores. Un golpe al sector en plena campaña estival que ha desatado la indignación en un colectivo profesional cansado ya de abrir, cerrar y ajustar protocolos según la evolución epidemiológica. Desde ayer solo se permite la actividad para recoger o a domicilio, y el servicio en terrazas, al 50%. Así están Ourense ciudad (con casi mil casos activos), Barbadás (94) y O Barco (150), mientras que O Carballiño (84) y Ribadavia (31), en nivel medio, reducen aforos al 30% en interior y al 50% en terraza.

Son los cinco municipios en los que rigen restricciones especiales desde este sábado, mientras el virus sigue avanzando por la provincia, en la que cada vez son menos los concellos que resisten frente a esta quinta ola: 21 de 92 siguen libres del virus.

Allariz y Pereiro contabilizaron ayer 35 positivos cada uno, Xinzo tiene 31, Avión 24 y San Cibrao das Viñas, 23. En Celanova son 17, Verín tiene 16, Maceda 15 y Vilamartín 11. Amoeiro, Boborás, Coles y Toén, 10 cada uno, y el resto se mantienen por debajo de diez.

Aunque esta ola que afecta de manera mayoritaria a la población joven (más del 80% de los casos activos son menores d e40 años) y gran parte de los pacientes no muestra síntomas o sintomatología leve, también hay casos que evolucionan mal y requieren cuidados asistenciales. De hecho, la presión hospitalaria ha crecido en los dos últimos días. Los datos de este sábado confirman 5 camas ocupadas más y son 19 los pacientes en planta y cuatro en UCI, todos ellos en el hospital de Ourense, ya que los comarcales de Verín y Valdeorras siguen vacíos de COVID.

Sobrecarga en primaria

La saturación en los centros de salud de toda Galicia es notoria y muchos médicos han trasladado quejas por jornadas excesivas y agendas sobrecargadas de pacientes al tener que doblar turnos para cubrir vacaciones. Alertan del riesgo que supone esta carga de trabajo, ya que puede llevar a “cometer errores”. Un profesional de un centro de salud de Ourense relata que este lunes atendió a 74 personas “por enfermedad, renovación de recetas y cuestiones administrativas”. Ese día, añade, tuvo que atender también la cota de su compañero que estuvo de vacaciones: “Siete días fue sustituido y cuatro tuve que hacer yo media prolongación de jornada”, afirma.

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