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La explosión de contagios sobrecarga los centros de salud

Cribado realizado ayer a la población de 16 a 35 años en el Paco Paz. Brais Lorenzo

Agotados, sobrecargados, desanimados... Sobran calificativos para describir cómo se siente el personal sanitario en los centros de salud de Ourense. A diferencia de lo que ocurrió en las primeras olas de la pandemia, en esta quinta, que azota de manera explosiva la provincia y que se reproduce con rapidez entre la población menor de 40 años, es la atención primaria la que está sobrecargada.

Desde el 1 de julio, la cifra de casos activos en la provincia se multiplicó por 8 y la carga asistencial ha recaído sobre este servicio. Este crecimiento desbocado coincide con el inicio del período vacacional tanto para los profesionales del sistema de salud, como para los miles de turistas que repueblan la provincia en segundas residencias, y esta multiplicación de la población recae también sobre los centros de salud. De los 1.617 positivos contabilizados ayer (214 nuevos), solo 18 son pacientes ingresados (3 en UCI). El resto, 1.599, están en sus domicilios y es la atención primaria la que se encarga de su seguimiento.

Síntomas leves

La situación en la ciudad y el rural es muy similar. Todos los facultativos hablan de sobrecarga. En el centro de salud Valle Inclán, en pleno centro urbano de la capital, el médico Raimundo Gulín afirma que el volumen de casos que se están detectando estos días es “tremendo”. La mayoría son menores de 40 años, asintomáticos o con sintomatología leve que “se maneja bien en el domicilio”. Cansancio, astenia, cuadro catarral, dolor de garganta, febrícula e incluso a veces fiebre alta, son los síntomas más comunes en esta quinta ola, explica. Aunque la mayoría evolucionan bien, este aumento de casos genera una carga asistencial importante que el centro de salud está sobrellevando de manera “regular”, confiesa. “A esta situación COVID hay que sumar los problemas de salud habituales, las urgencias y la situación laboral que vivimos, con las ausencias del personal en medicina y enfermería, que supone una carga de trabajo añadida”, apunta.

“La mayoría de los test que hicimos hoy son positivos, es una explosión tremenda”

Raimundo Gulín - Médico de familia en el Centro de Salud Valle-Inclán

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La mayoría de las consultas COVID son telefónicas pero también presenciales. De hecho, muchos casos se detectan en el propio centro a través de test de antígenos. Además, el centro de salud es el primer lugar al que llaman los usuarios cuanto tienen dudas o los contactos cuando pasan días y días sin que el equipo de rastreadores les llame: “Diría que más del 30% de la actividad diaria que realizamos es COVID”, apunta Gulín, que no augura una mejoría inmediata: “La mayoría de los test que hicimos hoy son positivos, es una explosión tremenda”, decía ayer.

Este médico es partidario de recuperar el uso obligatorio de la mascarilla en el exterior y advierte a la población de la facilidad con la que se transmite este virus: “Es mensaje sigue siendo el mismo de siempre”, apunta.

“Hace falta conciencia social”, reitera también José Antonio Carballo, médico en el centro de salud de A Merca, donde los pacientes se duplican en verano por la ocupación de segundas residencias. El personal todavía no ha cogido vacaciones pero su turno se alargó ayer hasta pasadas las 17.00 horas. “No son solo los jovencitos, también los hay mayorcitos”, dice en alusión a la carga de culpa que ha recaído sobre los más jóvenes. Precisamente ayer saltó un brote en esta localidad por un cumpleaños al que asistieron personas de todas las edades. “No es un problema asistencial, es social; los médicos no podemos hacer más de lo que hacemos, ni decir más de lo que decimos. Yo he trabajado muchos años en urgencias y he visto de todo, pero nunca he estado tan desanimado, te sientes impotente”, lamenta. “La única manera de salir de esto es siendo prudentes”, recalca.

“No es un problema asistencial, es social; los médicos no podemos hacer más de lo que hacemos, ni decir más de lo que decimos"

José Antonio Carballo - Médico en el centro de salud de A Merca

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Además, advierte, esta sobrecarga de trabajo por el COVID repercute en el resto del sistema. “Acumulamos un importante retraso en las consultas externas en el hospital y las listas de espera para cirugías, incluso pequeñas, son llamativas. En atención primaria hay esperas de una semana para una cita telefónica”, advierte.

Fernando Maté, médico en O Irixo, señala que más de una cuarta parte del trabajo diario está centrado en COVID y augura un verano “complicado”. De los dos médicos que son uno está de vacaciones y el otro dobla. “Hay un déficit de médicos de familia en Ourense para cubrir las bajas”, lamenta. La sobrecarga que soportan, afirma, “está suponiendo un desgaste físico y emocional”.

“Hay un déficit de médicos de familia en Ourense para cubrir las bajas”

Fernando Maté - Médico en el centro de salud de O Irixo

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29 positivos en el cribado

El tercer cribado masivo juvenil en el Paco Paz en una semana reveló ayer 29 positivos. La participación fue muy baja: de 3.000 acudieron 1.076, tano solo un 36%.

Agentes de la Policía Nacional durante el operativo de vigilancia del pasado sábado. Brais Lorenzo

20 agentes vigilaron la primera noche sin pubs

Ourense ciudad (870 casos activos), Barbadás (88) y O Barco (139) están desde esta madrugada en nivel alto de restricciones. Las medidas afectan sobre todo a la hostelería, que solo puede servir en terraza con el aforo reducido a la mitad, y al ocio nocturno, cuya actividad ha quedado suspendida. En O Carballiño (81) y Ribadavia (36), las limitaciones son de nivel medio, con interiores al 30% y exteriores al 50%. Con estas medidas, la Consellería de Sanidad busca contener la expansión explosiva del virus, sobre todo entre la población joven. El colectivo menor de 40 años concentra el 82% de los positivos y es el grupo que preocupa en estos momentos pues es el que registra una mayor interacción social y el que genera el mayor número de contactos. Las fuerzas de seguridad se han hecho cargo de la vigilancia y control durante esta primera noche de restricciones. El operativo conjunto de Policía Nacional, Autonómica y Local patrulló desde las 23.00 horas del viernes las zonas más concurridas para evitar aglomeraciones y posibles botellones ilegales. El dispositivo, coordinado por la Policía Nacional, estuvo integrado por seis efectivos de este cuerpo, 10 de la Policía Local y cuatro de la Autonómica.

Un hombre de 73 años, primera víctima tras dos meses sin muertes

El CHUO registró ayer la primera muerte en esta quinta ola de la pandemia. El fallecido es un paciente de 73 años que fue diagnosticado de coronavirus y que presentaba patologías previas. Se convierte en la víctima número 419 en la provincia de Ourense desde el inicio de la crisis sanitaria. Hacía dos meses que no se producía ningún fallecimiento por COVID-19 en la provincia. El último, un paciente de 95 años, se produjo el 17 de mayo, también en el CHUO.

17 positivos en el centro de discapacitados Valverde, Allariz

El aumento explosivo de los contagios ya tiene efecto en los centros sociocomunitarios de la provincia. El primero en registrar un brote en esta quinta ola es la Residencia Valverde, de Allariz, que acoge a personas con discapacidad, la mayoría jóvenes. La alerta saltó el pasado lunes, con el positivo de un trabajador. La dirección del centro activó de manera inmediata el protocolo y el Sergas realizó un cribado el martes del que salieron 16 afectados más: 15 usuarios y un empleado. Este viernes se han vuelto a recoger muestras entre toda la población residente y profesional para detectar posibles nuevos positivos. El centro tiene 40 plazas residentes. Desde la Fundación San Rosendo, que gestiona este centro, señalan que todos se encuentran bien, con síntomas leves o asintomáticos. Por el momento se han suspendido las visitas y las salidas de los usuarios, siguiendo las directrices marcadas por el protocolo sanitario.

Ourense ciudad (870 casos activos), Barbadás (88) y O Barco (139) están desde esta madrugada en nivel alto de restricciones. Las medidas afectan sobre todo a la hostelería, que solo puede servir en terraza con el aforo reducido a la mitad, y al ocio nocturno, cuya actividad ha quedado suspendida. En O Carballiño (81) y Ribadavia (36), las limitaciones son de nivel medio, con interiores al 30% y exteriores al 50%. Con estas medidas, la Consellería de Sanidad busca contener la expansión explosiva del virus, sobre todo entre la población joven. El colectivo menor de 40 años concentra el 82% de los positivos y es el grupo que preocupa en estos momentos pues es el que registra una mayor interacción social y el que genera el mayor número de contactos. Las fuerzas de seguridad se han hecho cargo de la vigilancia y control durante esta primera noche de restricciones. El operativo conjunto de Policía Nacional, Autonómica y Local patrulló desde las 23.00 horas del viernes las zonas más concurridas para evitar aglomeraciones y posibles botellones ilegales. El dispositivo, coordinado por la Policía Nacional, estuvo integrado por seis efectivos de este cuerpo, 10 de la Policía Local y cuatro de la Autonómica.

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