Con una curva de casos activos disparada en la capital de As Burgas (408 casos, el triple que hace diez días) y un elevado impacto entre la población más joven y sin vacunar, el ocio nocturno está en el punto de mira. La ciudad de Ourense, al igual que el municipio limítrofe de Barbadás (41 casos) y Ribadavia (30), entró este sábado en nivel medio y el primer efecto del endurecimiento de las restricciones se ha aplicado a la hostelería, que desde las 0.00 horas ha tenido que aplicar la correspondiente reducción de aforo: 30% en interior y 50% en terraza. Además el acceso a los pubs y discotecas es obligatorio con certificado de vacunación o prueba diagnóstica negativa en los concellos con esta clasificación.
Coincidiendo la entrada en el nivel medio con la noche del viernes y madrugada del sábado, el dispositivo policial conjunto organizado para controlar el cumplimiento de la normativa centró la vigilancia en la zona de pubs del casco histórico y en los espacios identificados como puntos calientes del botellón para tratar de evitar este tipo de concentraciones que, además de ser ilegales, se han convertido en focos de supercontagio. A diferencia del fin de semana anterior, más movido, este arrancó sin incidencias graves y ambiente por lo general tranquilo en la zona de Vinos. Algunos locales incluso decidieron extremar la prudencia ante la explosiva escalada de contagios que afecta a la ciudad, y optaron por mantener la persiana bajada.
Los que sí abrieron notaron un bajón en la afluencia de clientes y, pese a ser obligatorio, no todos exigieron el certificado de prueba negativa, vacunación completa o recuperación del COVID-19 para entrar.
Fue efectiva la presencia de las patrullas de la Policía Nacional, Policía Autonómica y Policía Local, que realizaron rondas durante toda la noche con paradas en puntos fijos para tratar de evitar las concentraciones de gente consumiendo alcohol. Su presencia tuvo efecto disuasorio, pero no evitó el intento de algunos jóvenes de continuar la fiesta después de que los establecimientos autorizados echasen el cierre a las 3.00 horas. Hasta cuatro botellones disolvieron los agentes de la Policía Local durante la noche, tres de ellos después de las 4.00 horas.
El primero fue madrugador, a las 0.50 horas, en la Plaza de San Antonio. Fueron los vecinos los que dieron el aviso de concentración de gente con bebidas. Tres horas después, y con los pubs ya cerrados, la fiesta se trasladó a otros puntos de la ciudad. La siguiente alerta de botellón la recibió la Policía Local a las 4.00 horas. En esta ocasión, la reunión se estaba produciendo en la zona de ‘rianxo’ de la Plaza de Abastos. Casi de forma simultánea, a las 4.15 horas, los agentes disolvieron otra concentración de gente en la céntrica Plaza de As Mercedes, en el entorno del casco histórico y uno de los puntos habituales de este tipo de fiestas.
A pesar de la presencia policial y de que ya se habían solventado tres intentos previos, a las 5.20 horas de la madrugada todavía había personas con ganas de fiesta en la noche ourensana. Esta vez, los vecinos avisaron de la presencia de gente consumiendo alcohol en el Parque Barbaña.
Además, la presencia de la Local fue requerida por la Policía Nacional en la calle San Pedro para comprobar la licencia en un local en el que finalmente se instruyó acta de denuncia por ruidos al tener la música ambiental con las puertas y ventanas abiertas. También comprobaron otra licencia en la rúa Lúa, sin incidencia, y a las 3.00 de la mañana acompañaron al camión baldeador y a las patrullas de la Policía Nacional en una ronda por el casco histórico a objeto de comprobar que todos los locales cerraban a su hora y evitar que la gente se quedase de fiesta en las calles.
Durante el transcurso del horario autorizado de ocio nocturno, la Policía Local estableció puntos estáticos de vigilancia con patrullas de dos y tres agentes en los jardines del Padre Feijoo, la Praza Maior y la confluencia de Concordia con Santo Domingo, en los que permanecieron en intervalos de tiempo para evitar incidentes y velar por el cumplimiento de las medidas de prevención y contención de la propagación del virus. Su presencia en estos puntos logró el efecto previsto y no se registraron incidencias.
Ocho actas de denuncia
En total, la Policía Local tramitó ocho actas de denuncia. La mitad a locales y particulares por supuestos incumplimientos de la ley de protección de la seguridad ciudadana, dos a establecimientos por vulneración de las medidas recogidas en la orden autonómica del 8 de julio relacionadas con la situación epidemiológica, una también a un local por incumplimiento de la ley del tabaco y otra al citado establecimiento por tener las puertas y ventanas abiertas con la música puesta.