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La apicultura como salida del paro en Galicia

Se ha convertido en fuente alternativa de ingresos ante la crisis, pero entraña riesgos

Algunas de las colmenas de José Fernández. Iñaki Osorio | Envato

La precariedad laboral está llevando a muchas personas a buscar ingresos o complementar lo poco que perciben adentrándose en el sector de la apicultura que cada vez suma más adeptos. En Galicia hay unas 200.000 colmenas de las que casi la mitad están en la provincia de Ourense en la que también se constata la práctica de la trashumancia, en concellos como A Gudiña y Verín, a donde llegan colmenas de fuera de Galicia.

Varias colmenas de José Fernández. Iñaki Osorio

La tendencia en la provincia es una cierta “efervescencia” por la apicultura ante la crisis económica, por otras actividades que no tienen salida, y por las ayudas de la Administración que rondan los 23.000 euros. Pero precisamente éstas implican “tener unas 280 colmenas, y si hay que comprar las colmenas, las abejas, la cera, pagar la seguridad social, ya se va prácticamente toda esa ayuda” , apunta José Fernández, apicultor de Celanova que lleva desde 1991 dedicado a esta actividad y tiene unas 15 colmenas. Añade que la apicultura es “un poco compleja”, hay que tener conocimientos sanitarios, de manejo, y demás, por lo que “no es lo más idóneo empezar con 289 colmenas, lo mejor es formarse empezando con pocas e ir avanzando; el riesgo es menor”, porque asegura que “mucha gente a sufrido fracasos”.

La apicultura es “un poco compleja”, hay que tener conocimientos sanitarios, de manejo, y demás

José Fernández - Apicultor de Celanova

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Reconoce el experto que la incursión en la apicultura ya viene de antes de la pandemia, porque no hay salidas laborales, y “una colmena da 40 a 50 kilos de miel al año, pero no todas, no todos los años son iguales de buenos, ya que el factor clima influye”, entre otros. De hecho estos pasados días de lluvia las abejas no pudieron estar entre las zarzas, ni quitar néctar, y “las reservas que tienen las van acabando, y pueden incluso morirse colmenas por falta de alimento sino tienen almacenado”. Por eso las cosechas no son todas iguales. Y también la invasión de la avispa velutina influye.

A esto se puede sumar que hay apicultores de otras comunidades españolas, que hacen trashumancia y “te colocan un colmenar de más de cien colmenas al lado de las tuyas, y tu producción va a ser mucho menor”. Destaca que en municipios como A Gudiña y Verín, que es la zona más próxima a Castilla, se han puesto colmenares de más de cien al lado de uno que está ahí todo el año. Y la trashumancia “si llegan con una guía sanitaria está permitida legalmente”. Esta práctica explica se debe muchas veces a que hay una distinta vegetación y a que la floración de una zona baja a una alta varía en el número días, y si se mueve el colmenar se aprovechan diferentes floraciones y se puede quitar más de una cosecha al año. Precisamente el presidente de la Asociación Galega de Apicultura, Suso Asorey, apunta que cada vez se registra más la trashumancia si no hay comida donde están las colmenas o si hay velutinas. Y distingue que más bien “vienen de fuera de Galicia, pero de aquí para fuera no se suele dar esa práctica”.

“Tuve hace 2 o 3 años una reunión con el subdelegado del Gobierno. Todos los años suelen haber algunos, lo normal es que te roben una a dos colmenas”

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Por otra parte, Fernández lamenta que se importe miel de terceros países, industrial, a precios más barato en el mercado, y con menos propiedades, y también destaca que hace unos años hubo problemas con el Real Decreto 209/2002 que pretendía retirar del lugar las colmenas debidamente registradas, y “no se puede porque cumplían la legislación en el momento en que se las dio de alta, y ese decreto se volvió retroactivo y se pretendió aplicarlo”. Hubo casos de apicultores que “le hicieron frente a la administración y siguen sus colmenas”. Otro problema son los robos: “Tuve hace 2 o 3 años una reunión con el subdelegado del Gobierno. Todos los años suelen haber algunos, lo normal es que te roben una a dos colmenas”, pero ha habido casos de más.

Pero algo positivo para este sector es que existe una D.O. que canaliza cierto volumen de la producción, y que apicultores en su zona pueden vender parte de su cosecha si es pequeña a través de la producción primaria con una etiqueta con unos mínimos requisitos ya que si tuvieran que cumplir la normativa “sería inviable económicamente el envasado para quienes solo producen 200 o 500 kilos de miel”.

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