Un hombre de origen marroquí que en el pasado ejercía como imán en Xinzo –y que según algunas fuentes ahora se encuentra en su país– se enfrenta a una petición de un año de prisión por parte de la Fiscalía y de una marca comercial, por delito contra la propiedad industrial. Está acusado junto a otro hombre de comercializar presuntamente ropa falsificada. En esta causa, del año 2015, se enfrenta a una mayor petición de condena, curiosamente, que la que plantea la Fiscalía para él y otros cinco acusados en la operación Laika, que cuando estalló en 2013 fue catalogada por la Policía como el mayor golpe en España a la falsificación de prendas. Este procedimiento, que se desinfló al no hallarse pruebas de blanqueo ni de organización criminal, aún no ha llegado a juicio. El posterior que sí lo ha hecho no pudo celebrarse ayer debido a la ausencia de un perito, lo que obliga a una nueva suspensión. La fecha siguiente, octubre.

Según la Fiscalía, el eximán transportaba los productos de imitación desde una nave de Portugal, donde el otro acusado le facilitaba la mercancía. La madrugada del 27 de febrero de 2015 le dieron el alto en Xinzo cuando llevaba 341 chándales, 50 pantalones, 806 polos y 2 sudaderas. El posible beneficio, 26.000 euros.