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Los estudiantes en prácticas que ven a los invisibilizados

En Cruz Roja, 14 jóvenes en formación realizan sus prácticas: “Hace falta tener empatía y humanidad, respetar y saber tratar a personas en situación complicada”

Un grupo de estudiantes de distintas disciplinas que hacen sus prácticas en Cruz Roja. // BRAIS LORENZO

En la veintena de edad, en la recta final varios de ellos de sus estudios de grado universitario o de ciclos superiores de Formación Profesional, han conocido de cerca las distintas realidades sociales que no siempre se visibilizan: las dificultades diarias de personas que no encuentran trabajo, la soledad de las personas mayores que viven sin compañía –una distancia que se exacerbó con las restricciones de la pandemia–, la difícil rutina de la vida sin hogar.

“Llegas aquí y conoces realidades, a personas con las que puedes hablar y tener un contacto directo. Muchos están en desempleo y no se conocen las carencias que hay detrás y lo que viven día a día”

Laura Fernández

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La imagen de humanidad y grandeza de Luna, abrazando y consolando a Abdou, un migrante de Senegal de 27 años que fue devuelto a Marruecos tras cruzar la frontera con Ceuta al límite de la extenuación, puso en valor la labor de los voluntarios y de los estudiantes en prácticas que, como la madrileña de 20 años, completan su formación en la Cruz Roja. En Ourense son 14 y están a punto de finalizar su estancia formativa.

Laura Fernández, de 25 años, estudia el grado de Educación Social y en la ONG está en el área de comunicación y medio ambiente, colaborando en talleres de ahorro energético. “Hacemos con las personas una auditoría para que sepan cómo ahorrar y pagar menos en la factura. Estudiamos la situación de cada uno, su vulnerabilidad, y entregamos kits personalizados”, explica. Tras su experiencia de dos meses en prácticas asegura que “llegas aquí y conoces realidades, a personas con las que puedes hablar y tener un contacto directo. Muchos están en desempleo y no se conocen las carencias que hay detrás y lo que viven día a día”, subraya.

“Hay muchos prejuicios que no son reales en torno a estas personas. Existen perfiles de todo tipo, también de quienes estudiaron y por una situación complicada acabaron así. Puede sucederle a cualquiera”

Adriana Regueiro

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Adriana Regueiro, de 20 años, cursa el ciclo superior de animación sociocultural y turística. Su estancia en Cruz Roja le ha permitido acercarse a la realidad de las personas sin hogar. Por las tardes está en el albergue con los usuarios, fomentando iniciativas de ocio “para que puedan relajarse. La calle es una situación estresante y lo que quieren es hablar y estar tranquilos en un ambiente distendido”.

Algunas mañanas, Adriana también colabora en las visitas a pie de calle a los sintecho, a los que Cruz Roja ofrece información, café, una escucha activa. “Es duro conocer estas realidades de cerca”, dice Adriana. “Hay muchos prejuicios en torno a estas personas, que no son reales. Existen perfiles de todo tipo, también de quienes estudiaron y por una situación complicada acabaron así. Puede sucederle a cualquiera”.

Estudiantes en prácticas en Cruz Roja en Ourense. // BRAIS LORENZO

Natalia Fernández, la responsable de voluntariado en Cruz Roja Ourense, también coordina a los estudiantes en prácticas. “Traen reciente la conexión entre la teoría y la práctica, además de creatividad, innovación, juventud y las ganas de poner en marcha ideas. En nuestra vorágine, a veces ayuda tener una visión desde fuera”, observa esta profesional.

Ainhoa Miranda, de 23 años, estudió primero el ciclo de Integración Social y ahora está en el tercer año del grado de Educación Social. En Cruz Roja, como otros compañeros, aprenderá nociones prácticas en un total de 200 horas, desde principios de abril hasta el 3 de junio. En el área de empleo de la ONG, “que en la carrera no se toca mucho, he aprendido sobre inserciones, sobre cómo realizar un currículum con las personas así como hacer orientaciones”.

“La soledad aumentó con la pandemia, porque hasta hace poco no podían tener visitas y tenían que estar más solos”

Alberto Álvarez

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Tras titularse en FP, Ainhoa estuvo trabajando en el ámbito de personas con diversidad funcional, ahora las prácticas le han abierto otra posible rama en la que trabajar, porque le ha gustado. Ella y otros compañeros en prácticas consideran que para ejercer en el tercer sector, en la asistencia y orientación a personas vulnerables, “hace falta tener empatía, respetar y saber tratar a personas en situación complicada”.

Pablo Suárez, de 20 años, es estudiante de Educación Social en el campus de Ourense. En Cruz Roja se forma en el área de salud, en labores relacionadas con hábitos de vida saludable. “Es un área que en Educación Social está infravalorada, y considero que debería ser primordial. La definición de salud engloba más cosas que lo físico, como lo emocional y también lo social”.

“Habría hecho lo mismo que Luna, no me habría parado a pensar en las críticas que llovieron después”, afirma Ainhoa. “Yo también”, comparte Laura

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Alberto Álvarez, de 25 años, está en el último año del FP de Integración Social. En sus prácticas ha trabajado en el área de mayores, donde se prestan servicios como la teleasistencia o la atención a personas cuidadoras. “La soledad aumentó con la pandemia, porque hasta hace poco no podían tener visitas y tenían que estar más solos”, indica este estudiante, que también ve importante “tener empatía” para dedicarse a una profesión así.

Elena Borges, de 22 años, estudia el mismo ciclo superior. “Ya tenía pensado estudiar la carrera de Educación Social, pero hacer las prácticas me ha valido para decir que realmente me gusta y que quiero seguir formándome”.

“Somos una organización en la que hay muchas Lunas, que ayudan a diario a personas como las que llegan a Ceuta. O a Arguineguín. O a Canarias. O que están en tu barrio. En todo el mundo. #GraciasLuna”, tuiteó Cruz Roja tras esa imagen viral. “Habría hecho lo mismo que Luna, no me habría parado a pensar en las críticas que llovieron después”, afirma Ainhoa. “Yo también”, asiente Laura.

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