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La ciencia en las aulas no se detiene

Una alumna participa en uno de los experimentos.

La pandemia lo ha puesto difícil pero no imposible. En un año complicado para todos, y especialmente duro para los escolares, la feria científica Galiciencia sigue en el calendario y ha abierto su escaparate (virtual) de proyectos de investigación ideados por alumnos de Primaria, Secundaria, FP y Bachillerato. A pesar de las restricciones, los escolares trabajaron todo el curso para presentar sus innovaciones.

Por segundo año consecutivo, y debido a la situación sanitaria, el escaparate es virtual y es la web del certamen (www.galiciencia.online) la que recoge la descripción de los proyectos cientifícos y un vídeo realizado por los estudiantes explicando sus hipótesis de partida, métodos de investigación y conclusiones. La plataforma digital sustituye así a la carpa de la Tecnópole que en tiempos prepandémicos visitaban centenares de escolares de toda Galicia.

La edición de este año arrancó ayer con tres días por delante de actividades relacionadas con la innovación postCOVID. Pese al formato ‘online’, una parte del programa es presencial y este miércoles el alumnado del Colegio Maristas de Ourense pudo asistir al espectáculo de ciencia titulado “El mundo y las pandemias”, a cargo del divulgador científico y director de las Aulas Tecnópole, David Ballesteros, que incidió en la importancia de la ciencia y la tecnología para lograr una solución a la crisis del COVID-19. Los chavales participaron en experiencias prácticas como la visualización de las principales vías de contagio empleando luz ultravioleta y pudieron comprobar la eficiencia de las mascarillas.

Espectáculo científico en la Tecnópole, impartido por David Ballesteros. L.R.

Desde su puesta en marcha en 2006 participaron en la Galiciencia más de 30.000 estudiantes y se presentaron a concurso más de 900 proyectos. En esta edición son más de 8.000 los escolares que se han sumado a la feria y más de 140 centros educativos de toda España, un récord que se consigue en plena pandemia impulsado precisamente por el formato virtual.

Son 73 los proyectos que entran en concurso, 55 de Primaria y 18 de Secundaria, y además del jurado, también puede votar el público. Los premios de cada modalidad se conocerán la próxima semana.

Una visita a la web de la Galiciencia revela que el talento científico de los estudiantes no se ha parado en estos meses de pandemia. Han ideado todo tipo de ingenios y soluciones no solo para luchar contra virus y bacterias, sino también para reducir la contaminación, fomentar una vida sana o potenciar los deportes minoritarios.

Castaña en lugar de plástico

Las aportaciones ourensanas son variadas, desde la maceta inteligente o “expresiva”, desarrollada por Roi Prieto Gómez y Jaime Barja Conde, de 2º de ESO, a través de las Aulas Tecnópole, a la bolsa biodegradable de almidón de castaña que diseñó Marta Castro Cortés, de 3º de ESO del Colegio Maristas. Los primeros idearon un dispositivo de indicadores luminosos led que informan sobre el estado de la planta y el tiempo atmosférico y la segunda ha buscado destino ecológico a un recurso que se desaprovecha. “El almidón de la castaña se puede utilizar para fabricar bolsas de plástico biodegradable y así mejorar el medio ambiente y reducir la contaminación”, señala.

Goyo Fernández y Mario Lorenzo, de 6º de primaria del CPR Luis Vives, desarrollaron un código QR para la mochila de los niños que informa de posibles intolerancias alimentarias. Aitana Sierra y María Regueiro, de 2º de ESO del Miraflores indagaron sobre los agujeros negros, y Jorge Rodríguez, de las Aulas Tecnópole, diseñó un filtro de agua low-cost para ayudar a países en desarrollo.

Los alumnos del Colegio Maristas de Ourense participaron en la ponencia inaugural. L.R.

El ingenio de los escolares es inagotable e incluso han diseñado un sistema para que los atletas con discapacidad visual puedan competir en la modalidad de tiro con arco. El proyecto es de Javier Costa Estévez y Antón Iglesias López, de 2º de ESO de CPR Las Acacias-Montecastelo. Un sensor láser en el arco y un sensor LDR en el centro de la diana, ofrecerán las señales necesarias para que el lanzador regule su arco con mayor precisión y lance la flecha en el momento adecuado.

El programa continúa hoy con dos talleres centrados en la relación entre la ciencia y la investigación policial y la importancia de la microbiología en la salud.

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