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Una historia de superación

Ángel necesita 100.000 euros: “Echo de menos el fútbol y mi vida antes de esto”

Este ourensano de 33 años, exfutbolista, se quedó tetrapléjico y ha abierto un crowdfunding para un tratamiento con células madre

Ángel Pérez, en el medio, rodeado de sus amigos, Borja, Adrián y Varandela. // FERNANDO CASANOVA

Ángel Pérez tiene 33 años y dos niños pequeños, una niña de 6 años y un niño que soplará su primera vela a principios del mes de junio. Además, Ángel tiene también un objetivo por cumplir: recaudar 100.000 euros para un tratamiento con células madre.

Ángel es de pocas palabras pero las que dice son más que suficientes, “echo de menos el fútbol pero más echo de menos mi vida, lo que era mi vida antes de esto”, con “esto” se refiere a una lesión medular entre la C4 y la C5 que le cambió la vida y para la que necesita el tratamiento.

“Va a hacer un año en un par de días. El 24 de mayo del año pasado estaba en una comida con mis amigos y me caí mal en una piscina”, recuerda. La caída ha sido su peor pesadilla, se luxó el cuello y le causó la lesión medular que lo dejó tetrapléjico, paralizado de cuello para abajo.

A la historia ya de por sí dura se le suma un acontecimiento que emociona visiblemente al ourensano, en el momento de lo sucedido su mujer estaba embarazada y tan solo tres semanas después daba a luz a su segundo hijo, al que no pudo conocer hasta mucho tiempo después.

“Con mucho esfuerzo he visto una mejora en los últimos meses pero sigo dependiendo de que me ayuden en las tareas básicas. El siguiente paso es un tratamiento que no hay en España, sí en Estados Unidos, y consiste en células madre para reparar mi médula”

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Estuvo seis meses en el hospital, en la unidad de lesionados medulares de Coruña en plena pandemia del COVID. por ello las visitas se hacían complicadas y cortas, sobre todo, para Ángel, cortas. Su familia vive en Ourense así que, durante ese medio año que permaneció ingresado, su mujer y su madre alquilaron un piso en la ciudad herculina para poder visitarlo el máximo tiempo posible. Ellas eran el vínculo con el exterior y también en parte con su vida anterior. “Ese tiempo la niña lo llevó mal porque pasó de estar todo el tiempo conmigo, todo el rato, a no estar casi nada. Al niño lo conocí seis meses más tarde, me lo enseñaban mi madre y mi mujer por fotos, fue duro, muy duro pero si se quiere se puede y yo quiero”.

Quiere tanto que sigue estando en A Coruña todas las semanas, asiste a rehabilitación de lunes a jueves por lo que solo está con su familia los fines de semana pero “no me planteo abandonar aquello porque mi fisio es lo mejor que tengo, me da mucha fuerza y me ayuda mucho así que cojo un tren los lunes a la mañana y uno de vuelta los jueves a la noche”, explica Ángel rodeado de parte de sus amigos quienes son, junto con su fisio, los que han organizado el crowdfunding en la página gofundme, “ayuda a Ángel Pérez en su recuperación”, con el objetivo de recaudar los 100.000 euros que estiman necesarios.

Ángel, ayer en Barbadás. // FERNANDO CASANOVA

“Con mucho esfuerzo, constancia y horas de rehabilitación he visto una mejora en los últimos meses pero continúo dependiendo de una tercera persona que me ayude a hacer las tareas más básicas del día a día y quiero conseguir una mayor independencia, por ello el siguiente paso para mí es un tratamiento que no se realiza en España, lo hay en Estados Unidos y consiste en células madre para reparar mi médula”, expone para añadir que el dinero supondría una ayuda para costear el viaje, el alojamiento y el tratamiento. “Es mi oportunidad para acercarme a mi sueño, poder recuperarme, ser más independiente y sobre todo disfrutar de mis hijos”, esgrime.

Media vida en el campo

Ángel habla de dos cosas con mucha pasión, de su familia y su entorno y de su mayor afición: el fútbol. Asegura que era una persona muy activa y muy inquieta y con ello, muy deportista. Las pruebas lo avalan: durante dieciocho años vistió la equipación de los azulones, la UD Barbadás, donde era mediocentro. “¿Qué voy a decir de ellos? Era mi club”, un conjunto al que sigue prestando atención porque está al tanto de la preferente y de su posible ascenso a la Tercera División.

“Si de algo no me puedo quejar es de la gente que me rodea, tengo mucha suerte, mis amigos son geniales desde hace años y mi familia es increíble. Ha sido un año duro para todos y han estado ahí. El crowdfunding fue su propuesta y espero conseguirlo”

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Pero no solo se vistió de azul, durante los últimos cinco años había cambiado de color y militaba con los industriales, traje amarillo y mediocentro, otra vez, pero esta ocasión del Polígono. Sobre ellos una frase amarga: "Estaba contento, de hecho el año pasado seguiría allí de no haber sido por esta lesión”.

Precisamente el campo le ha dado muchas cosas buenas, aparte de su grupo de amigos, de los que no puede evitar emocionarse al mencionarlos. "Los conozco desde hace muchos años, son muy buena gente, de eso no me cabe duda” y es que, añade, “si de algo no me puedo quejar es de la gente que me rodea, tengo mucha suerte, mis amigos son geniales desde hace años y mi familia es increíble, ha sido un año duro para todos y han estado ahí, yo no quería hacer nada de esto- en referencia al crowdfunding- y fue su propuesta, hay ganas y espero conseguirlo”.

Wings for life

Todo su entorno está volcado y por ello la semana pasada, el domingo 9 de mayo, participaron en ‘Wings for life’, una carrera a nivel mundial para recaudar fondos para la investigación sobre la médula espinal, una iniciativa que desde el 2014 ha logrado recaudar 29,2 millones de euros. “Nos juntamos todos, amigos y familia, y cada uno donó los 15 euros que piden para juntar fondos, ese día nos sacamos la foto que aparece en el gofundme”.

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