Tener la agenda apretada cuando acabas de emprender siempre es una buena noticia. Más todavía cuando es un proyecto de educación social y es en el ámbito rural. “Outonia: Educación Social e Sustentabilidade rural” es una cooperativa de la que hablan Paula Carrera (Courel), Araceli Macías (Trevinca) y Tania Sánchez (Manzaneda). Paula dice riendo que “a verdade é que é un bo pronóstico eso de ter a axenda apretada”. No tienen sede física, pero no lo descartan. Sus raíces están en el rural lucense y ourensano y desde ahí es donde pretenden germinar su proyecto para enraizar sus inquietudes.

Paula explica que “pecábamos de iniciar este proxecto, porque tiñamos ganas e ilusión, e tamén porque queríamos romper ese estereotipo de que non se pode vivir no rural do que máis te apaixoa. Sempre nos dicían ‘non podedes vivir do voso no rural’, e eso era algo do que tíñamos certo medo ou temor, porque claro nas zonas máis rurais os servizos sanitarios e sociais son deficientes e moi básicos. Decidimos emprender en plena pandemia porque tiñamos a convicción de que non perdíamos nada, queríamos levar o valor da educación social por as zonas que vivimos e a verdad e que tivo moi boa acollida e é algo necesario”.

Tienen cuatro pilares sobre los que se basa su cooperativa. El primero es centrar el foco en el mundo rural con reivindicaciones al territorio y a la cultura gallega. El segundo es un enfoque que lleva a la educación ambiental, a la dinamización y la cultura de la sustentabilidad, con programas y talleres destinados a la sensibilización y la concienciación ambiental. El tercero es un desarrollo comunitario y de participación ciudadana para crear comunidades rurales, con la dinamización cultural y sociocomunitaria.Y el cuarto incide sobre la educación emocional, géneros y diversidad. Paula desgrana que “fixemos un taller afectivo sexual no Barco de Valdeorras, outro en Viana do Bolo de educación ambiental y estamos con charlas da Universidade de A Coruña, e diseñando propostas de cara o verán para presentarnos dunha forma máis formal aos territorios, ás administracions e as entidades coas que nos gustaría colaborar”.

La idea de emprender surgió sin querer y hace dos años que se fue gestando la idea de valorar el rural. “Pode parecer que o rural está de moda nesta época de pandemia, pero nos tiñamos a convicción previa de que o rural ten moitas posibilidades e queríamos apostar por esto, por crear inclusión social no rural, por desenvolver espacios comunitarios e de respeto ambiental”.

Del rural para el rural. Una idea que es parte de su identidad y con la que trabajan con una ilusión que no se rompe por nada. Acaban de terminar unos talleres de prevención de la violencia de género, en el IES del Barco de Valdeorras. “Tratamos muchos temas sobre el camino para aprender a cuidarnos y encaminarnos al buen trato”. Tania, Araceli y Paula luchan por el acceso del rural a la cultura y la educación. Un rural siempre con potencial, y siempre infraexplotado.