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“La mascarilla, sobre todo la FFP2, protege de la alergia”

Una mujer atrapa pelusas de plátano en el aire en el paseo de las Ninfas. // IÑAKI OSORIO

En las últimas semanas se han registrado temperaturas máximas de 25 grados y jornadas de pleno anticiclón, con el cielo completamente desnudo de nubes y, sin embargo, en zonas de la ciudad como en la margen izquierda del río Miño, el efecto visual recuerda al de las nevadas de fechas gélidas y lluviosas del invierno. La situación orográfica de la capital de Ourense, encastrada a 132 metros sobre el nivel del mar y rodeada de colinas, favorece que se acumulen las pelusas en el aire del árbol del plátano, que abunda en zonas de la ribera termal como el tramo del paseo fluvial de las Ninfas, que discurre entre Outariz, Reza y Vistahermosa.

Esta acumulación causa molestias a paseantes y deportistas y ayuda a definir en el calendario que se trata de una de las épocas en las que los pacientes alérgicos notan sus síntomas.La pelusa no da alergia pero la época en la que podemos verlas coincide con cuando se generalizan los síntomas de rinitis y de conjuntivitis, porque suele ser un tiempo de sol y de viento, que es cuando las plantas aprovechan para esparcir el polen. Realmente, la pelusa es el producto tras el polen, es lo visual. Abril y mayo suelen ser las épocas más fuertes del plátano y del abedul, mientras que a partir de junio la presencia principal es la de las gramíneas”, explica el experto Joaquín Martín Lázaro, alergólogo en el centro médico El Carmen.

En tiempos de pandemia, con la obligación de uso de la mascarilla en todo momento, el protector nasobucal se convierte, según este especialista en una barrera “útil, especialmente la FFP2, para prevenir la rinitis alérgica. Este año se han visto más conjuntivitis que rinitis, porque los ojos en cambio suelen ir al aire. Las mascarillas son útiles y cuanto mejores y con más capas de protección, mejor”, incide Martín.

La sintomatología generada por la reacción al polen, confirma este experto, causa en ocasiones “dudas y miedos” a determinados pacientes que pueden preocuparse por si lo que presentan no es alergia, sino COVID. “Para diferenciar, es importante tener en cuenta que la infección por coronavirus no causa picor en los ojos y la nariz. Del mismo modo, generalmente la alergia no provoca fiebre, mientras que el COVID sí puede. Otra prueba es que si uno evita la fuente alergénica deja de presentar síntomas, por ejemplo si hay reacción a los ácaros que cesa al salir de casa. Si con colirios y antihistamínicos cesan los síntomas, es alergia y no coronavirus”.

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