En Pereiro de Aguiar no solo hay servicios funerarios para los ciudadanos sino también para las mascotas. Se trata de un concello en el que además de un hospital veterinario, hay un cementerio exclusivo y un crematorio para animales. Y es que “cada vez la gente está más dispuesta a hacer cosas por sus mascotas que hace años no se hacían, ero nos queda mucho camino por recorrer como una legislación que proteja del abandono”, apunta Héctor Gómez, fundador del Hospital Adros Anicura. Destaca que una vez muertas, cada vez más gente opta por cremarlas o enterrarlas en el cementerio en lugar de hacerlo en fincas.

En Pereiro hay una zona de enterramiento de mascotas que tiene más de 20 años. “Al principio la gente las enterraba en una parcela, pero ahora cada vez es más complicado y la practica totalidad o se incineran o se entierran en este cementerio, siendo pocos los que deciden hacerlo en casa porque hay restricciones a nivel incluso medioambiental”, explica Gómez.

La superficie del cementerio son 6.000 metros por lo que todavía queda espacio para ampliarlo. Señala que lo habitual que se entierra allí son perros y gatos y algunas especies exótica que “cada vez hay más”, pero la mayoría son perros, después un porcentaje alto de gatos y un pequeño porcentaje de aves, conejos, hurones y reptiles. Los usuarios de este campo santo provienen casi todos de un radio alrededor de este hospital de Pereiro de Aguiar, siendo en su mayoría clientes. Dependiendo de la persona, hay gente que prefieren incinerar y otros enterrar. “Se puede usar una fosa compartida entre varias mascotas para reducir el coste del entierro o usar fosa individual y tener un nicho que visitar cuando se quiera. Hay gente que regularmente visitan los nichos y les llevan flores y recuerdos a los que fueron sus animales de compañía”, apunta Gómez.

Pero también “se puede hacer incineración colectiva y se trata como un residuo las cenizas, con la legislación adecuada, o incineración individual y se les devuelven las cenizas en una urna”, aunque, asegura que se sigue teniendo la opción de enterrar en fincas privadas. No obstante, explica que en este caso el animal debe estar correctamente identificado con micro chip ya que de lo contrario la ley de Medio Ambiente no le considera mascota y no se puede enterrar lo que obliga a seguir el protocolo de un residuo e incinerarlo.