Uno de los primeros objetivos de Fernando Treserras (Cuba, 26 años) para cuando finalice este curso su máster en Nutrición en el campus de Ourense es viajar a Palas de Rei (Lugo) para conocer la tierra de sus raíces, el lugar del que su abuelo ingeniero partió hacia la emigración tras la Guerra Civil. En la isla conoció a su esposa y allí nacieron los padres de Fernando.

El pasado septiembre, para empezar el curso universitario en Ourense, fue su primera vez en Galicia. “Nunca había estado pero sentí como si hubiera nacido aquí. En Cuba iba con mi abuela a charlas educativas para conocer Galicia, la acompañaba, hablábamos y me enseñaba fotografías”. Su segundo apellido es Taboada, también con raíces gallegas, “así que me gustaría investigar y conocer el origen de los dos”.

Este médico cubano, ciudadano español desde 2018, es uno de los descendientes de emigrantes gallegos que amplían su formación en la tierra de sus mayores para labrarse una opción de futuro aquí. La Xunta otorga becas BEME, con cuantías desde 7.000 y 7.650 euros a 11.475, a gallegos retornados del exterior o descendientes de gallegos para cursar másteres en el sistema universitario de la comunidad. Este curso fueron 150 y el próximo año se financiarán 200 estancias con 1,72 millones de euros. El secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, y el delegado territorial en Ourense, Gabriel Alén, mantuvieron ayer un coloquio con un grupo de estudiantes de raíces gallegas que cursan máster en el campus de Ourense gracias a esta iniciativa.

"Son galegos no exterior que estudaron, fixeron carreiras noutro país, teñen experiencia profesional, completan a formación e quedan no noso tecido produtivo, co que iso supón como vantaxe competitiva nesta economía global”

Una de las principales preocupaciones del colectivo es la traba burocrática que eterniza la homologación de los títulos obtenidos en los países de origen. El trámite puede tardar año y medio o dos años, lo que dificulta la búsqueda de un empleo. “Son títulos certificados por nuestro país y que pasan por la embajada española para una segunda opinión. Que se demore tanto la homologación es un tiempo que perdemos, una incertidumbre. Debería resolverse en seis meses, con una verificación y con un trámite telemático”, señala Fernando, que llegó a Galicia con su esposo, con el que comparte profesión además de la necesidad de estar a la espera para ver reconocida su formación.

“La medicina es una carrera compleja y si no se practica a diario corres el riesgo de perder habilidades”, subraya. Mientras aguarda, con la beca puede estudiar el máster y también colabora con la Cruz Roja como voluntario. Ha participado en los actos de vacunación en Expourense como socorrista. “Pensaba que con el COVID, el Gobierno estaría más deseoso de reforzar al personal sanitario, que falta en todos los ámbitos”, lamenta.

Un grupo de estudiantes, con el secretario xeral da Emigración, ayer en el campus. // FERNANDO CASANOVA

José Antonio Álvarez nació en Venezuela hace 39 años. Sus abuelos emigraron a Uruguay y después se establecieron en el país caribeño, donde su abuelo está enterrado. Su abuela es de Avión, uno de los municipios que más emigrantes ha exportado de Galicia. Su madre, nacida en la comunidad, reside en Venezuela, tras comenzar su vida de emigrante a los 6 años, con una primera parada en Uruguay. Su padre es de Ponferrada y partió a los 15. Los tres hijos –José Antonio y dos mujeres– nacieron en Venezuela.

“Yo venía frecuentemente a España, siempre que puedo, porque uno trata de volver a la tierra de sus padres. Yo me siento muy a gusto aquí, me encuentro como en mi casa. Los que están en Venezuela y tienen vínculo con España tratan de mantener esas raíces vivas”. Los centros gallegos y de otras comunidades con tradición emigrante, como Canarias, sirven de foro y lugar de reunión.

Desde septiembre, José Antonio cursa el máster en Gestión Empresarial del Deporte en el campus de Ourense. La beca, señala, “es bastante completa y cubre el presupuesto para gastos de viaje, la matrícula y el gasto promedio para el alquiler y los traslados”, explica. Con su familia casi al completo en Venezuela, donde “la situación es bastante complicada”, si surge una oportunidad de trabajo aquí tras este periodo formativo “trataría de aprovecharla, pero depende de la situación, porque con la pandemia todo resulta mucho más complicado”, asume. “Si no es ahora, en algún momento no lo descarto”, finaliza.

Mauricio, argentino: “La primera vez que conocí Europa, España y Galicia fue en septiembre, al venir a cursar el máster. Hay muchas similitudes en la forma de pensar, la gastronomía y una conexión de la que quizá uno no se da cuenta hasta que está aquí”

Destaca Rodríguez Miranda que recuperar a los retornados supone “incorporar a profesionais altamente cualificados que veñen de diferentes países do mundo e teñen ese saber facer. Son galegos no exterior que estudaron, fixeron carreiras noutro país, teñen experiencia profesional, completan a formación e quedan no noso tecido produtivo, co que iso supón como vantaxe competitiva nesta economía global”.

La Xunta insta al Gobierno central a que agilice la tramitación de las homologaciones de títulos del extranjero. Otra de las inquietudes del colectivo de retornados, según Miranda apreció en el coloquio de ayer, es que “ao ser familias na que non todos teñen a nacionalidade española, esixe unha tramitación complexa dun permiso de residencia, que tamén compete á administración xeral do Estado, de maneira que unha parte da familia se ve limitada”.

Estudiantes y secretario xeral conversando ayer en el campus de Ourense. // FERNANDO CASANOVA

Mauricio Suárez, natural de la ciudad argentina de Córdoba, tiene 25 años. En 2020 se tituló en medicina en su país. El pasado verano conoció la crudeza de la pandemia, trabajando en un servicio de emergencias. En septiembre comenzó a cursar en Ourense el máster en Nutrición. Su idea es quedarse en Galicia para preparar el MIR y obtener una plaza en Vigo –una ciudad que le gusta, donde colabora como investigador en el centro universitario Cinbio–, en Ourense u otro destino en la comunidad. Su especialidad favorita es la medicina del deporte, aunque también le atrae el campo de la rehabilitación física.

Su abuela, ya fallecida, emigró desde Santiago de Compostela a Argentina, donde nacieron sus padres. “La primera vez que conocí Europa, España y Galicia fue en septiembre, al venir a cursar el máster. Una vez que llegué ya me di cuenta de que hay muchas similitudes en la forma de pensar, en la gastronomía y en una conexión de la que quizá uno no se da cuenta hasta que está aquí”, relata.

Roberto Testas nació hace 25 años en una de las ciudades más pobladas del mundo, México Distrito Federal. “Me siento gallego, la verdad”, manifiesta. Con solo doce meses de vida hizo su primer viaje a Galicia. Sus dos abuelas residen en Avión y su madre nació en Ourense capital. Su padre es de Uruguay. Roberto, comunicador titulado en su país de origen, cursa el máster en gestión empresarial. “Mi plan es hacer la vida aquí”, asegura.