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Ana, centenaria, activa y alegre

Natural de Ourense, celebró sus 100 años en la residencia San Martiño, a la que llegó justo antes del inicio de la pandemia

Ana Blanco, junto al personal de la residencia. | // FDV

En la provincia de los centenarios, son cada vez más los mayores que son festejados ya sea en sus casas o en residencias sociosanitarias. Esta vez tocó el turno a Ana Blanco, natural de Ourense y usuaria de la residencia San Martiño de la Fundación San Rosendo, que agradeció la fiesta que le organizó la entidad con motivo de su cumpleaños número 100.

Ana, viuda, llegó a la residencia en febrero de 2020, justo antes de la pandemia, y desde entonces mostró una personalidad alegre y abierta. Se emociona todavía al recordar sus primeros meses en el centro y los cuidados que recibió por parte de los trabajadores, que la hicieron sentir como en casa a pesar de las dificultades.

Dedicó parte de su vida al trabajo en un almacén de cereales, y es una mujer con mucha vitalidad y goza de un estupendo estado de salud, con la excepción de algunos problemas de audición que no son un obstáculo en su empeño por relacionarse con compañeros y trabajadores del centro. Y es que según la directora, Rita Rodríguez, “aunque le cuesta seguir la conversación, le gusta interactuar con los demás, le encanta hacer bromas y siempre responde con una gran sonrisa”. No obstante, asegura que Ana también saca a relucir su carácter cuando la ocasión lo requiere, “sobre todo cuando alguien se acerca a sus cosas sin permiso”.

Es una persona activa, y realiza largos paseos por el centro y alrededores, ahora que están permitidas las salidas al exterior, y a pesar de que “perdí mucho movimiento”, asegura Ana, no hace falta insistirle mucho para que se anime a compartir unos bailes.

Esta inquieta y familiar centenaria mantiene una estrecha relación con sus parientes, especialmente sus sobrinos, y estos no quisieron perderse la oportunidad de compartir con ella una fecha tan especial. Realizaron varias visitas durante la semana, en pequeños grupos, con la alegría de poder reunirse después de un año tan complicado por la crisis sanitaria.

Esta homenajeada continuó la celebración con los compañeros de la residencia y los profesionales con los que convive día a día, y disfrutaron juntos de una comida especial y de una sesión de fotos y baile muy divertida. Para ello posó en su trono de cumpleaños, de color dorado como si de una reina se tratara, y rodeada por el personal de la residencia, que se ha convertido en su otra familia.

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