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Fe y medidas contra el COVID en la mezquita en Ramadán: “El islam es paz y Ourense, acogedora”

En la capital hay más de 300 practicantes del islam | Ahmed, el atleta que también es imán: "Yo en Ramadán también gano carreras" | Pablo se convirtió hace dos años: "El ayuno te ayuda a pensar de otra manera, ves todo con mucha más calma"

Asistentes, ayer, a la mezquita de Ourense. // BRAIS LORENZO

El ourensano Pablo Atrio se convirtió al islam hace dos años y medio, “pero me siento musulmán desde que pisé Marruecos en 1996”, dice uno de los fieles que ayer –el primer viernes del Ramadán– asistieron al rezo de mediodía en la mezquita del barrio de A Carballeira, la que reúne a más practicantes del islam en la provincia de Ourense. En la capital de As Burgas hay unos trescientos.

Tras la reclusión a la que obligó la pandemia en 2020, con este mes sagrado de rezo y ayuno en cada uno de los domicilios en la primera ola del virus, el camino hacia la normalidad permite, en este 2021, que la mezquita recobre afluencia. El aforo máximo es de 50 personas, es necesario llevar mascarilla en todo momento, así como guardar la distancia entre los fieles, también durante el rezo. Cada asistente lleva su alfombra de casa y las ventanas y la puerta permanecen abiertas, para mejorar la ventilación. Las indicaciones del imán Ahmed se oían desde la calle. “El Ramadán es un mes especial que debemos aprovechar. No hablemos nunca de nuestros hermanos por detrás”, decía a los fieles durante la oración.

Los practicantes del islam rezan cinco veces al día. // BRAIS LORENZO

Se trata de uno de los cinco pilares del islam, una obligación, un periodo que invita a la reflexión y al rezo y que exige ayuno absoluto durante las horas de luz, entre las 6 y 21 de cada jornada aproximadamente. Este año se extiende desde el 13 de abril al 12 de mayo. “Estamos mejor que el pasado, más felices, porque en 2020 no podíamos ni acudir a las mezquitas. El único problema ahora es que con el toque de queda no se puede compartir el último rezo de la noche, que suele ser a las 22.45 horas y se hace en casa”, indica Ibrahim, secretario de la mezquita de Ourense y expresidente de la asociación de senegaleses de la ciudad. “Es un mes sagrado, en el que hay que respetar todo y no hacer cosas malas”, añade.

“Estamos respetando las medidas como todo el mundo. El islam es respeto y organización. Todo va a pasar si Dios quiere, también la pandemia”, reflexiona Ahmed, el imán sustituto, encargado ayer de conducir el rezo de mediodía. “El viernes es un día especial para los musulmanes. Damos consejos para levantar la fe, la vida sigue durante toda la semana y es un día importante para nosotros”, explica el líder espiritual, que además es atleta federado en Ourense.

Un grupo de fieles, en el primer viernes del Ramadán en la mezquita de Ourense. // BRAIS LORENZO

La afluencia varía en cada uno de los cinco rezos, porque la obligación laboral reduce a mínimos la participación en grupo en alguna de las oraciones, pero aumenta los viernes a mediodía, como era visible ayer. Antes de la pandemia, el aforo en la mezquita de A Carballeira superaba el centenar de fieles.

“La integración es buena, los musulmanes no tenemos ningún problema con nadie, el islam es la paz. En Galicia la situación es incluso mejor. Vivimos con paz, sin nada de discusiones ni problemas. Respetamos a todo el mundo y ellos a nosotros”

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Según el Estudio Demográfico de la Población Musulmana, publicado por la Unión de Comunidades Islámicas de España, en todo el país hay 2,091 millones de personas musulmanas (la estadística es de 31 de diciembre de 2019). Hay 19.971 en Galicia, de las que 1.675 personas residen en la provincia de Ourense (1.213 extranjeros y 462 españoles), el territorio de toda la comunidad con una menor presencia de este colectivo.

Varios asistentes ayer al rezo en la mezquita, tras la conclusión. // BRAIS LORENZO

Mohamed es uno de los millones de rusos que cree en el islam. Hace 35 años, se casó con una mujer de Celanova. En el centro comercial Ponte Vella regenta una tienda. “Yo nunca he sufrido racismo”, asegura. “Ourense es muy acogedora, no tenemos problemas de exclusión ni nada, y la relación en este barrio es buena”, dice Ibrahim. El imán Ahmed incide en el mensaje. “La integración es buena, los musulmanes no tenemos ningún problema con nadie, el islam es la paz. En Galicia la situación es incluso mejor. Vivimos con paz, sin nada de discusiones ni problemas. Respetamos a todo el mundo y ellos a nosotros”, afirma. Su experiencia personal lo avala. “Soy atleta y entrenador, tengo amigos en la Policía y en los juzgados que entrenan también, la integración es genial”, destaca.

Pablo Atrio se convirtió: “Mi familia es muy cristiana y noto una buena acogida tanto por un lado como por el otro. Al final, todos somos personas y es igual estar mirando a la Meca cuando rezas que hacerlo ante una cruz”

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El imán Ahmed, atleta y entrenador, conduciendo el rezo ayer. // BRAIS LORENZO

Un hombre se recoge en la oración. // BRAIS LORENZO

El ayuno del Ramadán "ayuda a pensar de otra manera. Se ralentiza mucho el ritmo de la vida, ves todo mucho más lento, con más calma. Seas musulmán o no, es algo muy beneficioso para la salud y la mente"

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Como ciudadano entre dos culturas, Pablo Atrio aprecia normalidad y tolerancia como reglas generales. “Mi familia es muy cristiana y noto una buena acogida tanto por un lado como por el otro. Al final, todos somos personas y es igual estar mirando a la Meca cuando rezas que hacerlo ante una cruz”. El estigma y los prejuicios –añade– “vienen de la ignorancia, del miedo a lo que se desconoce, hay que leer y abrir la mente. El yihadismo es para el islam lo mismo que la Santa Inquisición para el cristianismo, un quiste”, expresa este ourensano.

Pablo Atrio, natural de Ourense, se convirtió hace dos años al islam. // BRAIS LORENZO

Desde que sale el sol y hasta que cae la noche, los musulmanes que siguen el Ramadán no comen ni beben nada. “Te ayudan la fe y las ganas, cuando uno quiere algo se nota. Te ayuda a pensar de otra manera. Se ralentiza mucho el ritmo de la vida, ves todo mucho más lento, con más calma. Seas musulmán o no, es algo muy beneficioso para la salud y la mente”, explica Pablo. “Los domingos, las comidas caseras tienes que dejarlas de lado, pero la familia lo entiende perfectamente. En el cristianismo está la vigilia, no comer carne los viernes antes de Semana Santa o ir en ayunas a la iglesia, entre otras cosas que se fueron perdiendo. Hay elementos en común”, compara.

“La mayoría de amigos españoles dicen que con el hambre podrían aguantar todo el día pero no sin beber. No hay problema. Yo gano carreras también en Ramadán, entreno mejor”, afirma Ahmed, el imán atleta. “Cuesta 3 días y el cuerpo se adapta”

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Un momento de la oración del viernes a mediodía en la mezquita de Ourense. // BRAIS LORENZO

“La mayoría de amigos españoles dicen que con el hambre podrían aguantar todo el día pero no sin beber. No hay problema. Yo gano carreras también en Ramadán, entreno mejor”, afirma Ahmed, el imán atleta. “Cuesta los tres primeros días, pero el cuerpo se adapta”, asegura. “Si no eres deportista, como el tiempo para comer es estrecho, puedes subir de peso, pero para la salud es bueno”.

Los fieles llevan sus alfombras de casa, una de las medidas contra el COVID. // BRAIS LORENZO

El Ramadán en la prisión

En la prisión ourensana de Pereiro tres reclusos marroquíes cumplen con el Ramadán este año, de un total de siete musulmanes. El centro les reserva la comida del día y se la entrega al caer la noche, en sus celdas.

El Ramadán se extiende este año desde el 13 de abril al 12 de mayo. // BRAIS LORENZO

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