Los múltiples gustos de cada lector son los que definen qué debe encerrar un libro, aunque la característica fundamental pueda resumirse en aquella frase de Franz Kafka sobre el sentido de las obras literarias: “Ser un hacha que rompa el mar de hielo que llevamos dentro”. Marta González exploraba ayer a mediodía las cubiertas de los ejemplares de incógnito en Eixo. Es la quinta y última edición de una iniciativa, la ‘cita a ciegas con un libro’, que ha sido imitada en otras librerías de toda España.

“Al leer algunas descripciones, me di cuenta de que ya sabía qué obras eran. Me decidí por otra por la temática y siguiendo la intuición. Voy a esperar a llegar a casa para abrirlo, para llevarme la sorpresa. Acertaré seguro, porque me gusta leer de todo”, explicaba Marta tras adquirir un ejemplar descrito como de la autoría de un italiano, nacido en 1943, y con una temática ambientada en Lisboa, en pleno régimen de Salazar. Un joven idealista, un periodista de sucesos, “una profesión que me gusta mucho también”, destaca esta lectora, atraída por una cita escrita en el papel del envoltorio. “A veces la vida le sale a uno al paso y entonces no queda otro remedio que tomar partido”.

Javier Ibáñez, propietario de Eixo: “Hay incluso personas que nos piden envíos desde fuera de Ourense y que elijamos nosotros, porque se fían de nuestro criterio literario”

Marta dice que “nunca había visto en ninguna librería esta iniciativa de una cita a ciegas, y me ha encantado”. Eixo cumple años en el mes del libro, 22 primaveras. Hasta final de abril mantiene la quinta y última edición de esta iniciativa. Así lo anunciaba en la cuenta de Instagram: “Chegou abril. E con el a derradeira edición da nosa peculiar cita a cegas. Cúmprense cinco anos dende aquela primeira vez que nos animamos a vender os nosos libriños envoltos. Agora, co obxectivo cumprido porque foi unha iniciativa ben ilusionante, toca poñerlle fin (alomenos, neste formato)”. Son un centenar de obras “case ao chou, que non pasan de 13 euros e con só unhas poucas pistas para facervos unha idea do que conteñen. A portada, imprescindible, está totalmente cuberta. Xa o anticipaba Saint-Exupéry en O Principiño: “O esencial é invisible aos ollos”, resume la librería en la red.

El propietario, Javier Ibáñez (San Sebastián, 1966), dice que esta propuesta requiere un trabajo extra de selección, documentación de la cubierta y el propio acto de envolver con un papel opaco que oculte el título de la obra y la autoría. “Es una iniciativa que tuvo un muy buen impacto y, de hecho nos copiaron en muchos sitios. Tal vez repitamos dentro de unos años”. En esta edición final han reservado unos 100 ejemplares, que pueden ir reponiendo según las ventas a lo largo del mes de abril.

La idea ya ha conseguido con el paso de estos años fidelizar a algunos lectores. “Hay incluso personas que nos piden envíos desde fuera de Ourense y que elijamos nosotros, porque se fían de nuestro criterio literario”, comenta el responsable de esta librería de la calle Cardenal Quevedo, quien no aprecia por ahora una recuperación del sector tras un año eterno de pandemia.

Javier y Sara, de la librería Eixo. // BRAIS LORENZO

Por un precio máximo de 13 euros y siguiendo su pálpito, el lector puede llevarse trabajos de diferentes estilos, fundamentalmente narrativa. “Gran escritor de cuentos y poemas argentino. Nacido en 1899. Libro de 17 relatos, de los más representativos del autor”, sugiere una de las cubiertas. “Periodista y escritora madrileña nacida en 1953. Novela histórica. Gran éxito de ventas”, informa otra. “Escógelo sin más pistas que las que ves. Puedes iniciar el mejor de los viajes: aquel en el que partes sin saber hacia qué destino. La aventura está garantizada”, reza el cartel que invita al cliente a observar.

La quinta cita a ciegas es la última, pero que el amor por los libros perviva. Como decía Joan Margarit sobre la poesía, la literatura consiste en, más que explicar lo que le ocurre al autor, encontrar en su interior el material para exponer y explicar qué sucede en el interior de los lectores. “Es el lector el que es leído por el poema”, defendía el premio Cervantes, fallecido en febrero.