La catedral de Ourense, en la que se oficiaron todos los cultos pero con una fuerte reducción de aforo, y las redes sociales, con misas en “streaming”, fueron los nuevos púlpitos de celebración de una Semana Santa atípica, en la que no fue la lluvia como ocurrió en varias ediciones anteriores sino el COVID el que obligó a cambiar 2.000 años de historia ya la Iglesia a reinventarse y promover otro tipo de acceso a los fieles a sus cultos.

El obispo de la diócesis, Leonardo Lemos, ofició ayer la misa de Domingo de Pascua de Resurrección en la Catedral de Ourense, en la que en una homilía de contenido exclusivamente teológica dirigida al público creyente animó a poner a Cristo “en el centro de la vida de los cristianos”. Repitió el lema de “vio y creyó” en lugar del “vio y mintió” en referencia a quienes se profesan cristianos, pero no cumplen sus mandamientos.

Una feligresía compuesta no solo por los habituales vecinos de la diócesis, la mayoría de avanzada edad, sino por muchos de los turistas que estos días visitaron Ourense y convirtieron la catedral, fueron el público asistente a la misa de Pascua de Resurrección. De hecho, la seo ya acogió estos días muchas visitas de turistas y fieles, para conocer los pasos de Semana Santa que se exhibieron y que participan habitualmente en la frustrada procesión del Santo Entierro.