Daniel Pérez-Fentes es el responsable de la Unidad de Litiasis y Endourología del Hospital Universitario de Santiago y también tiene su clínica privada, Urogalia. Su tesis fue cum laude, su experiencia es de ámbito internacional y la unidad que dirige, una referencia en formación. El ourensano explicas las diferentes técnicas para quitar las “piedras” (cálculos) de los riñones.

–¿Se derivan muchos pacientes del área sanitaria de Ourense o son casos específicos y con circunstancias complejas?

–Ourense está empezando a hacer cosas y también comienzan a incluir técnicas en la cartera de servicios desde hace dos años. Es un área que tiene que crecer en Ourense, pero requiere una dotación de material específica y delicada además de la experiencia del aprendizaje en las técnicas sencillas de cálculos. Pero determinados procesos no se pueden realizar allí, entonces nosotros somos referencia del área de Ourense. En concreto, se derivan aquellos pacientes de litiasis compleja. La litiasis en el 70% de los casos no requiere un tratamiento intervencionistas y dentro del 30% hay distintas opciones. Una ambulatoria y luego las técnicas endourológicas. Ourense lleva haciendo las técnicas más sencillas durante dos años, pero las litiasis más complejas o con anatomías difíciles o con circunstancias específicas que requieran una técnica más intervencionista, nos los derivan a Santiago”.

"Ourense empieza a incluir servicios en su cartera desde hace dos años"

–¿Qué técnica se utiliza en los casos más difíciles?

–En los casos más difíciles, que no deberían de ser más de un 5% de todos los pacientes con litiasis, requiere hacer un orificio al riñón. Nosotros podemos hacer un pequeño agujero directamente en el riñón desde 1,6 milímetros hasta 8 milímetros. Una vez tenemos esos orificios, localizamos los cálculos y los vamos fragmentando e incluso a veces trabajamos dos cirujanos. Uno desde el orificio realizado y otro con una cámara por dentro del tracto urinario, así tenemos dos cámaras trabajando y con dos equipos láser lo fragmentamos y eliminamos. Son técnicas de intervención de unas dos horas aproximadamente y el paciente se va para casa, si no en el mismo día al siguiente con una recuperación casi inmediata.

"Nosotros podemos hacer un pequeño agujero directamente en el riñón desde 1,6 milímetros hasta 8 milímetros"

–Y, ¿en los casos más sencillos o menos complejos?

–En esos casos, hay cirugías de mínima invasión. La primera hablaríamos de una ambulatoria, donde no es necesario ir a quirófano. Lo que permite esta técnica es fragmentar el cálculo que el paciente no puede expulsar, en trocitos pequeños para que el paciente lo expulse en los siguiente días. Esta técnica tiene un límite, porque hay que fragmentarlo con unas ondas de choque desde fuera. Otra de las técnicas, con anestesia general o de cintura para abajo, es la de introducir una cámara por la uretra femenina o el pene y desde ahí vemos el cálculo, lo fragmentamos y lo extraemos. La recuperación es rápida, de hecho, hemos diseñado un programa ambulatorio para estas técnicas y se está haciendo desde hace unos años.

–Su experiencia les avala.

–Hace años éramos referencia en toda Galicia y desde hace unos años se dividió en dos zonas. Nosotros llevamos la zona sur, aunque recibimos pacientes de otras comunidades o fuera de España. Hemos desarrollado programas de cirugía endourológica avanzada y enseñado esta técnica para descargar nuestro volumen de pacientes. Diferentes especialistas de varios hospitales, como los de Vigo o Pontevedra, se han formado con nosotros. Pero si son pacientes difíciles o con unas circunstancias complejas nos los envían a nosotros, hemos llegado a operar un niño de un año.

Daniel Pérez-Fentes en el CHUS. //XOÁN ÁLVAREZ

–No solo de experiencia, si no también referencia en investigación.

–Una unidad de referencia como nosotros tiene que publicar como mínimo dos artículos cada dos años. No entendemos la práctica clínica sin la investigación. Además, yo, en particular, doy cursos de ámbito nacional e internacional. No concebimos que una unidad como la nuestra no explique la casuística de los pacientes, el análisis de los resultados, no difunda nuestros datos o no comente la experiencia que atesoramos. Es nuestra labor.

“Una cirugía con un niño, es la situación más estresante”

“El CHUS ha realizado el primer caso en España de intervención con la técnica de cirugía conocida como micropercutánea a una paciente pediátrica con litiasis renal. La paciente de 14 años, tenía un cálculo, de gran tamaño”. Así narra FARO el hito de la unidad, en 2013, cuando Daniel Pérez y Camilo García accedieron a la cavidad renal de la niña con un orificio único de 2,4 milímetros de diámetro para fragmentar y quitar el cálculo.

–¿Te acuerdas de aquella intervención?

–Sí sí, fue una técnica muy bonita. Pero tenemos que destacar que las innovaciones vienen de la mano de la tecnología, que nos ha aportado unidades para tratar con calibres cada vez más pequeños. Y así nace la cirugía micropercutánea, que normalmente hacíamos un orificio de un centímetro, ahora a través de una aguja de 1.6 milímetros podemos meter esa aguja una cámara para ver, una aguja para romper y líquido para poder remover todo el polvo que se genera. Fíjese que calibre más pequeño. Y esta técnica se utilizó por primera vez en aquella niña era una niña de Ourense, de Maside, creo recordar y que decidimos tratarla por esa vía y fue un resultado fantástico. Esa niña se operó por la mañana y la fui a ver por la tarde, y recuerdo como fuera hoy, que esa niña estaba jugando con su madre ya para irse para casa. Y esa era una línea en la que teníamos que seguir y al final se comprobó que era una excelente técnica que venía para quedarse.

"Se operó por la mañana y la fui a ver por la tarde, y recuerdo como fuera hoy, que esa niña estaba jugando con su madre ya para irse para casa"

–¿Fue una paciente única por la intervención y el momento?

–Bueno, yo siempre me acuerdo de muchos pacientes, siempre hablamos de la parte bonita de la especialidad, pero ir a quirófano es una responsabilidad y un compromiso que adquieres con el paciente. Los malos resultados, a veces, se entienden mal. En una litiasis mal manejada se puede perder el riñón o tener complicaciones. Pero realmente siempre se nos recuerda por aquellos pacientes que van bien y nosotros tendemos a acordarnos de aquellos pacientes que han tenido alguna complicación, pero lo importante no es que tengas las complicaciones, si no aprender de ellas. Asumir que todos los cirujanos tenemos algún tipo de complicación y sobre todo investigar y trabajar para que no se produzcan. Y aquel día lo recuerdo y mucho, porque no solo porque era la primera vez que hacíamos esa técnica, si no por la responsabilidad de que fuera una niña. Y esto me sucede cada vez que viene un niño. Es la situación que más me siento más estresado, estamos hablando de una anatomía más frágil.