La catedral celebró ayer bajo medidas de seguridad y protección contra el coronavirus la misa crismal, el acto litúrgico que da entrada a las principales citas de la Semana Santa y que reúne a los presbíteros de la Diócesis. La misa fue seguida presencialmente por los fieles que permite el aforo COVID pero también de forma telemática en ‘streaming’ a través de la página de Facebook de la Catedral.

Esta celebración consagra el Santo Crisma y bendice los restantes óleos o aceites que se utilizarán a lo largo del año para los enfermos y bautismos.

En su intervención, el obispo invitó a buscar en los últimos días de la vida de Jesús “el camino auténtico de la vida sacerdotal” y animó a mantener la austeridad, especialmente en estos momentos “en los que, a causa de la pandemia, se está generando una dramática crisis personal, social, laboral y económica”.

También hizo referencia a los episodios más oscuros de la iglesia y pidió a los presbíteros “una y mil veces tolerancia cero en todo aquello que se refiere a abusos de personas menores o desvalidas; no a la falta de trasparencia administrativa en nuestras gestiones”, dijo. “Seamos propositivos y apostemos por hacer trasparente toda las actividades que realizamos en el ejercicio de nuestro ministerio y en nuestra vida personal, incluso privada, porque así se hace trasparente nuestra Iglesia, porque no tenemos nada que esconder”, añadió.

Esta tarde, a las 17.00 horas, la celebración regresa a la catedral con la misa ‘in Coena Domini’ que también podrá verse en ‘streaming’.