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Las termas públicas reabrirán con vigilante y mayor control sanitario

No solo el COVID retrasa la reapertura, sino una norma que implique control de aforos, taquillas o una ducha previa de los bañistas

Imagen estival de las termas de A Chavasqueira, antes del cierre por COVID hace un año. | // IÑAKI OSORIO

Ourense cumplió el día 14 de marzo un año sin termas públicas. El COVID y los problemas derivados de la pandemia son el motivo esgrimido de forma habitual para que las pozas públicas ribereñas no reabran. Solo las pozas gratuitas, porque las termas privatizadas llevan meses funcionando con un protocolo COVID.

Pero según fuentes médicas especializadas, no son la causa única ni principal, sino el incumplimiento que se hacía en estas pozas públicas desde hace años, de normativas claras, como la Ley de 8/ 2019 que regula el aprovechamiento lúdico de las aguas termales en Galicia.

La pelota está en el tejado de la Xunta, pues es la administración gallega la que se comprometió a presentar una normativa sanitaria adecuada al peculiar modelo de pozas termales ribereñas gestionadas por el Concello de Ourense. Hace apenas dos meses, el entonces concejal de Termalismo, Telmo Ucha, señalaba que “estábamos esperando ya esa reunión de técnicos de Xunta y Concello”, indica.

Uno de los aspectos que contempla el Concello es “delimitar la zona de las termas, para permitir solo el acceso a usuarios, dotar de personal de vigilancia y mantenimiento las instalaciones, control de que nadie entra en malas condiciones higiénicas o de salud, y uso obligado de taquillas con llave”

Lo que indica la mencionada ley es que a falta de normativa específica para estas termas de uso lúdico, se debería aplicar en las mismas la normativa que rige en las piscinas públicas en Galicia.

Ducha previa del bañista

Así que, de acuerdo al artículo del 18 del Decreto 119/2019, de 19 de septiembre, que regula los criterios higiénico-sanitarios de las piscinas de Galicia muchas de esa cuestiones que tendrían que ponerse en práctica en las pozas termales (salvo que la esperada normativa específica de la Xunta diga lo contrario”, pasa por el control de aforo; presencia de vigilante o socorrista en cada piscina o poza; obligación de ducharse antes de la inmersión; usar calzado de baño en las zonas dedicada a pies descalzos; impedir la inmersión a personas con enfermedades infecto-contagiosas. Tampoco se puede acudir con animales (salvo perros guía, ni comer, beber o fumar en la zona de plaza del entorno de las pozas o piscinas).

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