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25 nuevos pacientes cada semana en la consulta de seguimiento del COVID

Falta de aire, cansancio, diarrea o trastornos del sueño, efectos que pueden seguir a largo plazo | “No se puede decir aún que vaya a ser crónico, ni tampoco que no pueda serlo”

Un paciente COVID en la unidad de críticos. // Brais Lorenzo

Para algunos de los pacientes que sufren el COVID, los problemas de salud no terminan con el alta hospitalaria. Desde el inicio de la pandemia hace un año, el coronavirus Sars-Cov-2 ha contagiado a un total de 14.736 personas en la provincia de Ourense; 411 fallecieron. En la estadística del Sergas hay otras 14.171 identificadas como curadas, pero no todas se encuentran como antes de contraer la enfermedad. En el hospital de Ourense hay una consulta pos-COVID en la que se hace seguimiento a los pacientes de alta, con el objetivo de advertir los posible efectos que aún persisten para algunos. Cada semanas 25 nuevos pacientes son observados, más las revisiones. Acuden personas que requirieron ingreso pero también hay otros que son derivados por el médico de atención primaria o el equipo de seguimiento telemático de los contagiados.

María Bustillo: “Hay pacientes con síntomas de forma continuada, con pequeñas mejorías y empeoramientos, y otros que evolucionan como en brotes. Parece que han mejorado hasta que, tras algún esfuerzo o sin un claro desencadenante, les reaparece”

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Algunos de los afectados –el porcentaje puede situarse en el 10% de los casos positivos– sufren el denominado COVID persistente, cuyo alcance y duración todavía se estudia. En un perfil mayoritario de mujeres jóvenes –20 a 60 años– y con una buena salud previa y bajos factores de riesgo, que superaron la enfermedad con cuadros leves o moderados en su domicilio y sin necesidad de hospitalización, permanecen secuelas variables y que pueden llegar a ser incapacitantes para la vida diaria normal en determinados casos.

Posibles síntomas del COVID persistente

Fatiga muscular, astenia (sensación de cansancio), disnea (falta de aire ante moderados esfuerzos), diarreas recurrentes, calambres, dolores articulares, de cabeza o musculares, faltas de concentración o trastornos de sueño. “La clínica es variable. Hay pacientes que mantienen síntomas de una forma continuada, con pequeñas mejoras y empeoramientos, y hay otros que evolucionan como en brotes. Parece que han mejorado hasta que, tras efectuar algún esfuerzo o sin un claro desencadenante, les reaparece la misma clínica”, explica María Bustillo, medica especialista en Medicina Interna, de la Unidad de Infecciosas del hospital de Ourense.

“Al no haber causa justificada para los síntomas y ver que no mejoras a lo largo de semanas o meses, genera ansiedad en un perfil de pacientes que suele ser el de personas que tenían una vida activa y no la pueden hacer, con el peso de la incertidumbre”

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María Bustillo, especialista en enfermedades infecciosas del CHUO

La consulta pos-COVID empezó a funcionar en mayo de 2020, apenas dos meses después del inicio de la pandemia, todavía en la fase final de la primera ola. Tras un parón en verano, la actividad se retomó a finales del pasado octubre. “No existe el conocimiento de que el ‘long’ COVID pueda ser crónico, de hecho con el Sars-Cov-1 [la epidemia, también por coronavirus, surgida en 2003 en el sudeste asiático] hubo pacientes con fatiga a los que les duró tres o cuatro años. Pero tampoco se puede decir que no pueda ser crónica”, responde, prudente, la doctora María Bustillo.

Figurar en una estadística de alta del COVID vale de poco a personas que, semanas, meses e incluso un año después, sufran efectos que, en ocasiones, impiden retomar el trabajo, “por el cansancio y también por problemas de concentración u olvidos”. La persistencia del malestar, las idas y venidas de los síntomas, también pueden hacer mella a nivel psicológico. “Cuando hacemos pruebas suelen salir normales, al no haber causa justificada para los síntomas y ver que no mejoras a lo largo de semanas o de meses al final genera ansiedad en un perfil de pacientes que suele ser el de personas que tenían una vida activa y no la pueden hacer, con el peso además de la incertidumbre”.

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