A lo largo de un duro año de pandemia, el COVID ha llevado a más de 130 ourensanos a ingresar en las áreas de críticos por complicaciones graves. Una veintena terminó falleciendo. Uno de los profesionales intensivistas que forman parte del equipo de trabajo que asiste a los pacientes más graves en el hospital público de la ciudad de As Burgas es el enfermero Hugo Babarro (Ourense, 1975). Atesora 15 años de experiencia en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), de los 24 de carrera en la enfermería. Él ha sido uno de los profesionales que, además de entregarse en su trabajo para salvar vidas, ha contado cómo es la lucha en primera línea contra una enfermedad que ha causado la muerte en la provincia de Ourense a 409 personas.

“Ha sido el año más largo de nuestras vidas, sobre todo a nivel profesional”, afirma este sanitario. “Ahora no tenemos aquella presión y estrés de los meses de marzo de abril de 2020, en los que se juntaba el miedo a una enfermedad desconocida, con aprender a poner un EPI, soportar varias horas de trabajo con él, y afrontar todo un aprendizaje a trompicones para enfrentarnos a algo que no sabíamos adónde podía llegar. Ahora todo está más controlado, sabemos cómo trabajar con este tipo de pacientes y tenemos material suficiente”, introduce el enfermero de críticos.

"Sigo haciendo una llamada a la prudencia porque con la relajación de las medidas hay quien cree que ha vuelto la normalidad, y no es así. Esta semana pasada empezamos con dos pacientes y hubo tres ingresos; aún no hemos salido de esto"

Los testimonios de los profesionales en la tercera ola coinciden en una sensación: están cansados, sobre todo psicológicamente. “A nivel anímico, los sanitarios estamos muy cansados. En la UCI, desde agosto, no ha habido ni un solo día sin un paciente positivo de coronavirus. Llevamos ya casi ocho meses seguidos atendiendo casos de COVID en la unidad. Más que la sobrecarga del trabajo es la carga anímica, porque parece que esto no se acaba”. El 8 de febrero se alcanzó el pico de enfermos críticos en el área sanitaria de Ourense, con 20 positivos, más otros 25 pacientes en las unidades de cuidados intensivos, entre aquellos que ya habían negativizado o sufrían otras patologías. Según el balance diario del Sergas, ayer había 4 enfermos COVID en cuidados intensivos, todos en el CHUO.

Retrato del enfermero Hugo Babarro. // BRAIS LORENZO

Babarro critica que “seguimos sin una UCI en condiciones en Ourense; no se ha renovado una unidad que debería estar a la cabeza. Cada vez que hay una ola, el hospital necesita habilitar otros espacios, como Reanimación, para poder acoger a los pacientes de coronavirus, y eso supone una reestructuración total, como por ejemplo tener que habilitar unidades quirúrgicas”.

La bajada de la presión en las unidades de críticos está permitiendo que los profesionales disfruten de los días de permiso pendientes de 2020. La situación se ha aliviado, pero la guardia no se relaja. “Esperemos que sí haya pasado lo peor y que, a partir del próximo mes, la cantidad de vacunas recibidas cubra más las necesidades, porque el sistema tiene capacidad para vacunar muy rápido. En todo caso, sigo haciendo una llamada a la prudencia porque con la relajación de las medidas hay quien cree que ha vuelto la normalidad, y no es así. Esta semana pasada empezamos con dos pacientes y hubo tres ingresos; aún no hemos salido de esto”.