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María victoria carrera | Profesora de la UVigo e investigadora

“El ingrediente perfecto para el ‘bullying’ no es la diversidad, sino el prejuicio”

María Victoria Carrera, frente al pabellón Olga Gallego del campus de Ourense. Fernando Casanova

La profesora de la Facultad de Educación y Trabajo Social del campus de Ourense, María Victoria Carrera, lidera un proyecto de investigación de ámbito estatal en el que participarán mil docentes y dos mil estudiantes de 3º y 4º de ESO. El proyecto, financiado por la convocatoria 2019 de Proyecto I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación, tiene una duración de tres años.

El objetivo, explica Carrera, es comprender mejor el origen del bullying y especialmente el rol que juega el profesorado. La investigadora confía en que los resultados sirvan para “revisar y reorientar, si fuese necesario, las políticas y programas de formación del profesorado, además de las estrategias de prevención e intervención del acoso escolar”.

–¿Cuál ha sido hasta ahora el papel de los docentes frente al acoso?

–El profesorado y, de forma más amplia, la comunidad educativa en su conjunto, tiene un papel clave en prevenir, detectar e intervenir en las situaciones de bullying. Que una dinámica como esta se produzca y, especialmente, que se sistematice o cronifique depende en gran parte de la intervención o no intervención del centro escolar. En general, la respuesta de la escuela ha sido mayoritariamente reactiva y en menor medida preventiva.

–¿Falta preparación en la escuela para abordar estos conflictos?

–La realidad del bullying es compleja. La escuela, como institución, continúa anclada en un paradigma educativo que se orienta a fomentar la eficacia y la excelencia académica y profesional. Para ello potencia la dimensión cognitiva del alumnado en detrimento de la emocional. Haciendo esto, se separa del objetivo genuino de la educación que es y debe ser la humanización del alumnado. Partiendo de este contexto es difícil que la escuela pueda prevenir de una forma eficaz el acoso escolar. Esto es particularmente complicado en la Educación Secundaria, en la que el profesorado ha recibido al menos cuatro cursos de formación técnica en su especialidad y tan solo uno, el que se oferta en el Máster de Secundaria, de formación pedagógica.

"El objetivo genuino de la educación es y debe ser la humanización del alumnado"

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–¿Se ha simplificado en exceso esta problemática?

–Sí, de forma mayoritaria, desde el ámbito investigador este fenómeno ha sido estudiado y abordado desde una perspectiva excesivamente psicológica e individualizada, atendiendo a factores individuales de las víctimas y de los agresores como, por ejemplo, su falta de habilidades sociales o su dificultad para resolver conflictos. Y se han desatendido otras variables de tipo social como pueden ser la heteronormatividad o el etnocentrismo, es decir variables que hacen referencia a las creencias y actitudes sociales en torno al género, la sexualidad, la etnia, nacionalidad o a cualquier otra categoría identitaria que separe al alumno del grupo mayoritario. Sin embargo, nuestras investigaciones, en la línea de otros trabajos realizados en el ámbito internacional, han demostrado que estas variables son clave en la comprensión y prevención del bullying y que, por tanto, desatenderlas compromete las políticas y estrategias educativas de prevención e intervención. .

–Género, sexualidad y etnia. ¿Son los ingredientes perfectos para el bullying?

–Sí, se han demostrado claves para comprender el origen del fenómeno y, por tanto, para prevenirlo. Sin embargo, debe quedar claro que el problema del acoso, y de cualquier otro tipo de violencia, no reside en la diversidad de identidades. Es decir, el problema no es transgredir los estereotipos de género, identificarse como LGBTIQ o pertenecer a una minoría étnica, sino vivir en una sociedad o asistir a una escuela que excluye y es excluyente con la diversidad. El problema no reside en la diversidad, sino en el maltrato que le damos a la diversidad. El ingrediente perfecto para el bullying no es la diversidad, sino el prejuicio.

"Es bastante frecuente normalizar ciertas violencias, especialmente aquellas que a los ojos del espectador parecen menos graves"

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–¿Hasta qué punto el recurrente ‘son cosas de niños’ supone un obstáculo en la detección del acoso?

–Es muy negativo, pero bastante frecuente normalizar ciertas violencias, especialmente aquellas que son menos obvias o que a los ojos del espectador parecen menos graves. Frente a violencias como la física, suelen desatenderse otros tipos de abuso como la violencia verbal, la manipulación de relaciones o el aislamiento, que las personas adultas no consideran tan graves. Sin embargo, hablar de gravedad en situaciones de bullying siempre es relativo, pues situaciones como el aislamiento o la exclusión del grupo pueden tener unas consecuencias devastadoras.

"Cuando un docente es consciente de que se está produciendo una situación de 'bullying' debe adoptar una actitud de tolerancia cero"

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–¿Cómo debe actuar el profesor cuando detecta una situación de acoso en el aula?

–Cuando un docente es consciente de que se está produciendo una situación de bullying debe adoptar una actitud de tolerancia cero, explicitando de forma muy clara ante el alumnado que una situación como esa es inadmisible y no tiene cabida. Después debe seguir el protocolo antibullying que hay en cada centro educativo. En cualquier caso, llegados a este punto la intervención es puramente reactiva y lo deseable es no tener que llegar a aquí, para lo que habrá que adoptar siempre una actitud preventiva.

–¿Por dónde debe empezar la prevención?

–Dentro de la prevención, es básico educar la dimensión emocional del alumnado, especialmente la empatía, y ofrecerle una educación en valores obligatoria y de calidad, orientada a la tolerancia en positivo. Aquí entra en juego la formación, las habilidades y las actitudes del propio profesorado. En definitiva, la prevención del bullying implica mucho más que reconocer que el fenómeno existe en las aulas y trabajarlo de una forma genérica, sino que se debe ir a la raíz y a las causas que lo provocan y lo mantienen.

"El 'bullying' no se puede trabajar de forma genérica, hay que ir a la raíz"

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–¿Qué ha fallado para que los adolescentes repitan patrones y estereotipos supuestamente ya superados?

–La escuela es un reflejo de la sociedad a la que sirve y esa sociedad tiene todavía un largo camino por recorrer para superar esos patrones y estereotipos. El currículum explícito está lleno de objetivos valiosos de convivencia y tolerancia que, sin embargo, no se trasladan al día a día del aula, monopolizado por contenidos científico-técnicos en los que el currículum oculto trabaja sutilmente a favor de la violencia. En este sentido, la sociedad debe ser consciente de que una escuela que no educa a favor del valor lo hace a favor del contravalor porque no es posible una actitud neutra y que, por ello, es necesaria una apuesta política fuerte y contundente que no sólo permita, sino que garantice una educación en valores de calidad.

–¿Ha influido de alguna manera la pandemia en la lucha contra el acoso escolar?

–Algunos estudios señalan que la cuarentena ha sido un alivio para muchos niños y niñas que sufrían violencia en la escuela porque se han sentido protegidos en su casa, alejados de la hostilidad que vivían en las aulas. Pero, de forma complementaria, otros trabajos apuntan a que el ciberbullying se incrementó, precisamente porque el alumnado estaba en sus casas, con más tiempo libre y con acceso a internet y a las redes sociales. En cualquier caso, puesto que ambos fenómenos suelen solaparse, pienso que el confinamiento podría haber sido un alivio momentáneo para el alumnado que sufre bullying.

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