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Las residencias de discapacidad esquivan la ola más virulenta

Usuarios y trabajadores del centro residencial de Aspanas, en Velle.

Las residencias para personas con discapacidad de la provincia han logrado esquivar el COVID-19 en la tercera ola, la más virulenta de la pandemia. Solo un trabajador del centro Santa María, en Ourense, dio positivo el pasado mes de enero y ya está curado. El caso se detectó a través de un test de saliva pero no hubo transmisión en el centro ni se vio afectado ningún otro compañero. Los dos cribados que se realizaron tras aflorar esa infección resultaron negativos. Un caso aislado a la par que los contagios se disparaban en todo el país tras la resaca navideña.

En la provincia hay 14 centros sociosanitarios específicos para personas con algún tipo de discapacidad, y una oferta total de 566 plazas. Seis están en la ciudad de Ourense, y ocho se reparten entre Allariz, Amoeiro, A Peroxa, Barbadás, O Barco, Paderne de Allariz, Pereiro de Aguiar y Xinzo de Limia. “Hemos hecho un esfuerzo enorme”, destaca Belén González Padrón, coordinadora del centro que gestiona Aspanas, en Velle, en el que residen 66 personas con discapacidad, 35 en régimen de internado permanente y 31 solo de lunes a viernes, por lo que regresan a casa el fin de semana.

Estos centros, al igual que las residencias de mayores, han sido los primeros en completar la fase de vacunación contra el COVID-19, pero el proceso, que requiere dos dosis y al menos cuatro semanas para lograr la inmunización, se desarrolló durante el mes de enero, por lo que no les sirvió como escudo contra el virus. De hecho, en los geriátricos sí se registraron brotes durante esta tercera ola.

Reparto de fruta en Aspanas. Iñaki Osorio

Más refuerzo en las medidas

La vacuna supone tranquilidad, pero no ha cambiado en nada la vida interna en las residencias: “Hemos reforzado todavía más las medidas”, asegura Belén González. La vacuna, incide, “nos protege ante la enfermedad, pero no de contraer el virus y de contagiar a los demás y todos tenemos familiares en casa. De hecho, es más complicado porque las personas vacunadas seríamos asintomáticas y no sabríamos que podríamos estar contagiando”. La inmunidad, añade, “por supuesto que es un alivio porque nuestros usuarios están protegidos y eso era lo primero. Pero hemos tenido que explicarles que nos ayuda a no enfermar pero que tenemos que seguir protegiéndonos para proteger a los demás. Estamos mucho más tranquilos porque ahora, si entra un contagio en el centro, las consecuencias no serán graves”. Por lo de ahora, Aspanas mantiene aislada la zona residencial del centro ocupacional, al que asisten diariamente personas con discapacidad en régimen de media pensión, dos equipos que antes interactuaban pero que la pandemia ha separado forzosamente para establecer grupos burbuja.

Usuarios del centro durante una actividad. | // IÑAKI OSORIO

Más visitas y salidas

La apertura de las restricciones que entró en vigor este miércoles amplía las visitas de una a tres semanales y permite que otra persona, y no siempre la misma como hasta ahora, se reúnan con el usuario. Los residentes también podrán salir del centro los fines de semana cumpliendo las normas de protección y las medidas vigentes para el resto de la población (cierres perimetrales y reuniones de convivientes).

Desde los centros residenciales insisten en que estas restricciones siguen siendo muy estrictas y no deben relajarse ante esta nueva apertura que da un poco de aire a los usuarios. La Fundación San Rosendo, que gestiona la mayoría de estos equipamientos en la provincia, advierte de que esta sensación de evolución favorable puede conllevar situaciones de riesgo que implicarían un paso atrás y echarían por tierra el esfuerzo que han realizado tanto los equipos como los propios usuarios.

Un grupo de usuarios del centro residencial Aspanas. Iñaki Osorio

Ese es el aspecto que también destaca Belén González, coordinadora de la residencia de Velle, que no ha tenido ningún contagio en toda la pandemia. “Hay una parte importante de esfuerzo, nos hemos esforzado muchísimo. Todo el personal estaba muy concienciado de que no podía entrar el virus en el centro porque sería fatal, y los usuarios lo han llevado muy bien, han reaccionado muy bien a todas las restricciones y lo han razonado todo, aunque ha habido momentos de crisis, de no entender y han sido muchos días y muchos meses. Hemos pasado por todas las fases. Por un lado ha sido mucho trabajo, y por otro también ha sido suerte, que es un factor importante”.

"Las familias lo han hecho muy bien"

El mérito es, si cabe, mayor, porque una parte de los usuarios ha regresado cada fin de semana a sus casas durante todo este período de alta incidencia. La infraestructura del centro no permite aislar a los grupos, por lo que durante la semana conviven con el resto de internos, evitando, eso sí, que compartan habitación o baño para reducir el contacto. “Y no hemos tenido ningún problema lo cual indica que las familias también lo han hecho muy bien. Hay algo de suerte pero es cierto que todos hemos trabajado mucho”.

Belén González Padrón, coordinadora del centro de Aspanas, en el momento de recibir la vacuna. | // IÑAKI OSORIO

Con todo, Belén González reconoce que la tercera ola ha sido más dura. “Con la vacuna parece que veíamos la luz al final del túnel, que estábamos más cerca de volver a la normalidad, pero no, ha sido una temporada de más restricción todavía porque pasaron de poder salir un poco a no salir nada”, explica en alusión al endurecimiento de las restricciones que se impuso tras la explosión de contagios de la tercera ola en Galicia.

Mañana podrán salir a dar un paseo, un balón de oxígeno para los internos que no han salido del centro desde Navidad. “En cuanto les comunicamos que podrían salir se pusieron muy contentos”. Son los internos permanentes los que disfrutarán de este permiso. En este grupo, la mayoría regresa a casa solo en períodos vacacionales o algún fin de semana de forma esporádica, por lo que se establecerán grupos reducidos, de cinco personas y un monitor, para el paseo. Un paso más en el camino hacia la vida de antes. “Lo están deseando”.

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