Domingo. 12.00 horas. Elena Diéguez atiende de urgencia a un perro de caza que presentaba un prurito descontrolado (irritación incómoda en la piel). Los propietarios llegaron a la clínica veterinaria AniCura Abros, en Pereiro de Aguiar, diciendo que “se nos va a morir”. A las 17.00 de la tarde, la veterinaria, con la aprobación de los propietarios, decidió eutanasiar al perro para aliviarle la carga de tener que soportar el dolor de una enfermedad poco conocida que afecta a la piel, se extiende por los órganos, produce daños neurológicos y acaba con la muerte. Así es la Enfermedad de Aujeszky (descubierta en 1902 por el húngaro Harold Aujeszky).

Ese caso fue el germen de una investigación, que publicó en una revista científica, que supone la primera publicación sobre contagio de dicha enfermedad de jabalíes a perros en España. El perro que eutanasió era el decimotercero de un grupo de cazadores, que vieron morir a 12 perros más, tras una batida en la que mordieron y comieron la carroña de un jabalí contagiado con la Enfermedad de Aujeszky.

“No solo puede afectar a perros de caza, ya que hay mascotas que se pueden contagiar”

Elena describe que “la evolución de esta enfermedad es tremenda, ataca al organismo de diferentes formas por ejemplo con un prurito compulsivo en la cara que se muestra descontrolado, pero no siempre es con esta irritación. También tiene síntomas digestivos respiratorios, tos o alteraciones neurológicas”.

Otro de los perros de la investigación de Elena, con un prurito en la cara.

Los jabalíes, familia de los suidos, son los principales hospedadores de esta enfermedad que, según advierte Elena “no tiene tratamiento. El diagnóstico te ayuda a tomar una decisión que acaba siendo inevitable, la muerte. El perro que se contagie fallece, la enfermedad no tiene cura. Lo único que podemos hacer es que las últimas horas no sean terribles y así evitarle el sufrimiento de un dolor agudo”.

La supervivencia de la patología en perros es nula, todos los casos perecen y para ser diagnosticados con la enfermedad es necesario hacerlo tras morir. Elena señala que “es una enfermedad muy desconocida para diagnosticar si no la tienes en mente. La única forma de diagnosticarla es ‘post morten’ con una PCR en el cerebro, tras hacerle una necropsia”.

“La evolución de esta enfermedad es tremenda, ataca al organismo de diferentes forma"

Además, insiste en que “no solamente puede afectar a perros de caza, ya que por ejemplo la carroña del jabalí puede permanecer en el monte y si en un paseo el perro come algún trozo infectado o tiene una dieta cruda pueden acabar contrayendo la enfermedad. También tengo que decir, que entre ellos no se contagian. Es decir, solamente si comen carroña o muerden a un jabalí”.

No se transmite entre perros

El decimocuarto perro del grupo de cazadores, que llevaron el caso con el que se inició todo a AniCura Abros, no se separó de los hombres en la cacería y no resultó contagiado, tras vivir con los demás y ver como caía uno tras otro.

La repercusión de la publicación de la investigación hizo que homólogos de diferentes partes de España llamaran para conocer la opinión de Elena sobre diferentes casos o pedirle consejo sobre diagnósticos que presentaban síntomas similares a la pseudorrabia.

La veterinaria dice que “te produce una gran satisfacción ver que puedes ayudar, que puedes llegar al diagnóstico y visibilizar una enfermedad que no es muy conocida y es tan letal. Tengo que dar gracias a las personas que me han apoyado y ayudado, pero todavía tenemos trabajo para darle visibilidad”.

Uno de los perros con la Enfermedad de Aujeszky de la investigación de Elena Diéguez.

"Tener una mascota es una libertad, no es una obligación"

Elena Diéguez reflexiona sobre el abandono de animales y también sobre el compromiso personal y económico de tener una mascota. Amante de los animales y apasionada por la veterinaria, dice que “tenemos que hacer un pequeño hincapié en el compromiso que supone una mascota, cada día ves animales abandonados.


Cuando se decide tener un animal como mascota hay que tener un compromiso con el cuidado sanitario, ya que estar de ellos pendientes de forma física es una realidad y es cierto que hay que tener un compromiso económico pero también personal.


Los que tienen mascotas saben que les cambia la vida. Quien decida compartir su vida con un animal para que sea su mascota, es una libertad que tiene como individuo, no es una obligación. A veces las personas propietarias de animales no son conscientes de lo que están haciendo cuando abandonan a perros o no tienen ese compromiso económico para analizar las enfermedades que padecen”.