La rápida progresión de los contagios de COVID-19 en esta tercera ola ha multiplicado la actividad en los centros de salud, donde la sobrecarga es cada vez mayor. A la atención habitual de las dolencias y patologías crónicas de la población se suma una cifra desorbitada de pacientes con coronavirus confinados en su domicilio a los que hay que realizar un seguimiento diario: 1.847 ayer en el conjunto del área sanitaria de Ourense, un volumen sin precedentes.

“No es comparable con las olas anteriores, esta es mucho peor”, afirma Ana Veiga, médico en Vilamarín y jefa de servicio en Coles, que aglutina siete centros de salud del entorno. “Ahora tenemos acceso a más pruebas PCR y test de antígenos, pero realmente estamos desbordados porque llevamos muchos meses en una situación de trabajo atípico, con la presión del COVID por un lado y la patología crónica habitual por otro, que se sigue complicando como antes”, señala.

Un positivo asintomático o con sintomatología leve aislado en su domicilio genera una importante actividad en su centro de salud. “Hay que gestionarle el parte de baja, activar el seguimiento telefónico o a través de la plataforma Telea, si es una persona mayor ver si necesita que le llevemos medicamentos, controlar que estén confinados, observar los signos de alarma, si tienen tos, fiebre, valorar si tiene que ir al hospital. Tenemos que estar pendientes de esto cada día... Y un día son dos pacientes, al siguiente cuatro y de repente 50”, describe Ana Veiga.

También el jefe del centro de salud de Mariñamansa y miembro del comité clínico, José Luis Muíño, se refirió ayer a la ingente tarea que desarrollan los centros de salud detectando positivos y contactos, que se suma a la atención ordinaria: “Hay que hacerlo conjuntamente y está representando una carga laboral muy importante ante una pandemia que nos está influyendo mucho”, indicó.

La velocidad a la que aumentan los contagios en esta tercera ola preocupa mucho en los centros de salud porque la atención primaria es la puerta de entrada al sistema sanitario. “Es el primer sitio al que llaman y tienen que acudir por urgencias o dolencias graves, pero ahora no es el momento de patologías banales, estamos en una situación crítica y necesitamos que la población colabore y nos ayude”, señala Veiga.

¿Como hacerlo? “Cumpliendo las medidas de seguridad, distancia y mascarilla que hemos repetido hasta la saciedad”, explica Veiga. No acudir por patologías banales y reducir los contactos a los indispensables, añade la jefa de servicio. “No puede ser que llames a una persona y tenga 15 contactos estrechos. Esto es una bola de nieve y tenemos que pararla porque cada contacto se multiplica”, alerta. Contacto estrecho, aclara, “son las personas con las que convives y como mucho algunos compañeros de trabajo, y no lo que estamos viendo. No se puede quedar hoy con unas personas, mañana ir a una matanza y después visitar a un familiar y no usar mascarilla”.

Detectar asintomáticos y cortar la cadena de transmisión es una tarea que también asume el personal médico y de enfermería de la atención primaria. “Hay un porcentaje elevadísimo de contactos estrechos que se contagian y estos a su vez tienen sus contactos, por eso es tan importante en este momento reducir al máximo la movilidad y las reuniones. De casa al trabajo, y compra grande en el supermercado, pero no cada día o una compra no esencial. La gente tiene que entenderlo y considerar que cualquiera puede ser potencialmente positivo”, incide.

Las fiestas navideñas, recalca, “han sido un desastre”. La climatología, que impone las reuniones en espacios cerrados, estaría detrás, apunta, de la alta propagación de esta tercera ola. “En septiembre la gente se reunía en espacios abiertos y se contagiaron menos, pero ahora se impone el espacio cerrado. Los colegios lo han hecho francamente bien: distancia, mascarilla y ventilación. De los contagios que hay la mayoría vienen de fuera, son niños que se contagian en sus casas”, apunta.

La jefa de servicio apela a la responsabilidad individual para frenar la transmisión y “ganar este tiempo que tenemos hasta que podamos tener un porcentaje alto de población vacunada”.