Baños de Molgas ha tenido tres brotes de coronavirus con 3, 3 y 5 positivos y un caso aislado desde el inicio de la pandemia. En este momento ninguno de sus vecinos es positivo al COVID-19 pero su hostelería cierra desde ayer a las 18.00 horas y las reuniones están limitadas a un máximo de cuatro personas como en el resto de Galicia.

En su misma situación están otros 19 municipios de la provincia resistentes por ahora al virus en una tercera ola que crece a un ritmo frenético. Están libres de contagios pero se ven igualmente afectados por las restricciones de nivel medio alto. “Son decisiones muy difíciles de tomar y las respetamos y acatamos, pero la verdad es que están sobrecargando las limitaciones sobre determinados colectivos; es una piedra sobre otra piedra”, dice el alcalde de Baños de Molgas, Xaime Iglesias.

Ve “injusto” que se cargue sobre la hostelería, ya muy castigada, “cuando está demostrado que la principal causa de este brote han sido las reuniones familiares”. Y más en concellos pequeños como el suyo donde, “por desgracia, las reuniones sociales ya son reducidas”.

De hecho, el modo de vida en los pequeños pueblos del rural tiene fácil encaje en las restricciones impuestas. En Piñor, donde el miércoles negativizó el único positivo que tenían desde hacía semanas, los mayores ya están en casa entre las siete y las ocho de la tarde, dice el alcalde, José Luis González. Pero si quisiesen tomarse un café, un vino o una tapa antes de recogerse, tampoco podrían a pesar de que no se ha producido ningún contagio nuevo desde antes de Navidad. Desde el inicio de la pandemia, este concello tuvo un máximo de 7 casos activos a la vez. “Pero eso fue hace meses, en Piñor la población está muy dispersa y tratamos de evitar la movilidad. A la gente mayor que nos llama les llevamos la compra y las medicinas”, explica el alcalde. Cree que las restricciones, pese a que ellos están libres del virus, “son buenas, además aquí hay mucha concienciación”.

Aurora, que regenta el único bar en Cotelas, asume con resignación que tiene que adelantar el horario de cierre. “No queda otra, pero mejor será cerrar y no coger el virus, esto había que hacerlo antes y no permitir lo que pasó en Navidad”, señala.

En la N-525 en una de las salidas de la AG-53, el restaurante hostal Ateneo ha pasado de servir entre 60 y 90 menús diarios a reducir su aforo a 35 en el comedor. “Tenemos que concienciarnos todos para acabar con esto pero es injusto que se cargue en un sector”. Tras un ERTE inicial ha pasado a reducción de jornada de la plantilla y confía en seguir “para poder dar atención a los clientes de toda la vida”. Pero la situación agota, reconoce, “todos los días te levantas con la incertidumbre y te acuestas con la incertidumbre”.

Además de Piñor y Baños de Molgas, también se resisten al COVID-19 en lo que va de año Avión, Beariz, O Bolo, Cortegada, Castro Caldelas, Gomesende, Larouco, A Merca, Parada de Sil, Nogueira de Ramuín, Pontedeva, Quintela de Leirado, San Amaro, A Teixeira, A Veiga, Verea, Viana do Bolo y Vilariño de Conso.