Del “salvar la Navidad” a “salvar la tercera ola”. Así ha cambiado el discurso político en función de la curva epidemiológica del virus y la Xunta endurece las restricciones en toda Galicia para intentar frenar una tercera ola que tiene números, previsión y progresión de otra bomba vírica.

Las autoridades políticas tomaban la determinación de decretar a siete concellos de la provincia de Ourense en riesgo alto de restricciones debido a sus altas incidencias de transmisión descontrolada y también elevaban las limitaciones de los 85 restantes a restricciones medio-alto, en un escenario en el que “nos esperan semanas duras hasta la primera o segunda semana de febrero”.

En total, son 60 concellos gallegos los que desde mañana pasarán a estar en medidas altas lo que implica cierres perimetrales por concello (sin almendras municipales), la hostelería con permiso de apertura hasta las 18.00 horas y el aforo solo de terraza, así como el cierre de los comercios a las 21.30 horas y la inutilización de las zonas comunes de los centros comerciales con una reducción del aforo al 30%, como principales medidas.

Ourense, Barbadás, Carballiño, Verín, Allariz, Xinzo y Monterrei tendrán las medidas más duras de Galicia y el resto de los municipios permanecerán en medio-alto, sin ningún cierre perimetral, pero solo permitiendo la movilidad en concellos cerrados con los permisos necesarios para fines educativos, laborales o sanitarios.

Es la resaca de una Navidad que suena a verano, con levantamiento de restricciones y con un rebrote que todos predecían, todos hablaban pero ninguno pudo parar. La tendencia al alza de la propagación del virus tiene una progresión muy preocupante según destacan los profesionales del comité clínico así como las autoridades sanitarias de la Xunta, que toman estas medidas “para intentar que el pico se fije en la primera semana de febrero o en la segunda y no a finales de febrero”.

Desde el gobierno gallego animaron a un “autoconfinamiento” para reducir la movilidad a lo esencial “ir al médico, a los colegios, a los comercios por cosas indispensables, al trabajo con normalidad y al fomento y recuperación del teletrabajo como forma de prevención y protección”. Un panorama hostil en el ámbito sanitario y social, pero también en el económico en el que la hostelería vuelve a pagar el pato. El presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, explicó que “es injusto estigmatizar al sector de la hostelería, porque los datos dicen, y me atrevo a decir, que en los bares se producen menos contagios que en las reuniones familiares. Pero es en este momento, donde debemos estar al lado del sector donde también una gran exposición al virus por su atención al público”.

Sobre este sector, el gobierno espera llegar a un acuerdo con los agentes implicados para elaborar un nuevo paquete de medidas que permita que no desaparezcan más establecimientos.

Núñez Feijóo descartó un confinamiento domiciliario como Portugal e incidió en la relación de la alta incidencia de la “raia seca” por su proximidad con Portugal: “Verín es uno de los municipios con alta incidencia, como la zona de Baixo Miño”.

El gobierno gallego teme por unos datos que “son peores que los del mes de noviembre” y llamó a “no autoengañarse y a las 18.00 realizar reuniones de no convivientes en casa, sería perjudicial para todos” .