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Los nueve obispos vivieron como monjes en San Esteban

Anillos de A Lanzada III-IV, San Atilano, San Ordoño y San Rosendo.

Monasterio de San Esteban.

Monasterio de San Esteban.

Tiene una gran importancia lo aportado por el profesor Manuel Antonio Castiñeiras González, a quien le encargaron los estudios de San Estevo con motivo de su restauración. En dos trabajos aborda la cuestión en el año 2003 y luego en el año 2006, siendo yo responsable de la revista de arte Ourensano del Grupo Francisco de Moure Porta da Aira, le incluí otro en el que aborda con más detalle el tema y resume con acierto lo que se sabía y se documenta de los Santos Obispos

Castiñeiras Gonzáldez, Manuel Antonio. Topographie sacrée, liturgie pascale et reliques dans les grands centres de Pelerinage: Saint Jacques de Compostlele, Saint Isidore de León et Saint Etienne de Ribas de Sil. LES CAHIERS DE SAINT-MICHEL DE CUXA XXXIV. Cuxa, 2003. Pg 44-46.

San Estevo de Ribas de Sil revisitado: nuevos hallazgos e hipótesis sobre el monasterio medieval Manuel Castiñeiras González Porta da Aira: revista de historia del arte orensano, Nº. 11, 2006, págs. 53-90

Esto es lo que dice: Destaca la trascendencia y el atractivo devoto del Monasterio de San Esteban de Ribas de Sil, en la llamada Ribeira Sacra, provincia de Ourense. Señalar la importancia que tiene el culto a partir del siglo XI a nueve santos obispos, de la antigua Galicia que allí se habían retirado como monjes y donde se conservan hasta hoy sus supuestas reliquias. La reputación de sus milagros sería para Castiñeiras el origen de la construcción en 1220 del claustro llamado de los Obispos, destinado a disponerse en él los sepulcros de los mismos, Claustro que para facilitar la devoción y el culto de los peregrinos tenía dos entradas, en época moderna muradas. La primera situada en el extremo sur oeste permitía el acceso al claustro desde el parvis de la iglesia y otra al sur este que permite el acceso del monasterio al transepto, ambas facilitarían la circulación de los peregrinos del exterior al interior del templo pasando por el lugar donde reposaban los cuerpos santos.

El acceso a este lugar de la clausura monástica estaría limitado, según un documento pontificio expedido en Rieti de 31 de octubre de 1298, a las Fiestas de Navidad, Epifanía, Pascua, Ascensión y Pentecostés y de la Virgen Natividad, Purificación y Asunción, las de los apóstoles Pedro y Pablo y los demás, San Esteban y la fiesta de la dedicación de la Iglesia y su octava. Estos días la visita devota producía 40 días de indulgencia.

La reforma de los Reyes Católicos en busca de una mayor regularidad llevaría al abad Alonso de Pernas en 1463 a trasladar las reliquias a la Iglesia colocándolas sobre el altar y trasladando por lo tanto el culto fuera del ámbito privado de la comunidad.

Para Castiñeiras, destaca la donación de 1220 de Alfonso IX en la que reconoce ser la razón los nueve cuerpos de los santos obispos que están allí enterrados y a través de los cuales Dios hace numerosos milagros. Esta donación alentaría la construcción a partir de ese año de 1220 del claustro como una buscada política de propaganda, para exaltando la memoria de los santos, atraer peregrinos que atraerían grandes beneficios para la economía del monasterio, siendo el privilegio real una manera de sostener el control de los impuestos a favor del abad y del monasterio permitiéndole la construcción y la ornamentación del monasterio.

La verdad que la sugestiva teoría debería poder justificarse con otra documentación que nos dejara claro que esa corriente devota y de peregrinación a San Estebo fue más allá de la propia comunidad y del entorno geográfico más inmediato, pues no conocemos que él éxito de tal pretensión más recaudatoria que devota, fuese grande y cabe sencillamente que los cuerpos de los supuestos obispos que allí se enterrasen ocupasen el espacio del claustro medieval y allí se conservasen por mantener la tradición y que la simple devoción de los monjes fuese el motivo más justificador de que aquel o aquellos sepulcros permaneciesen en el espacio procesional reglar.

De todo ello el Profesor Castiñeira infiere:

1º Los nombres de los obispos y sus sedes Ansurio y Vimarasio de Ourense, Gonzalo Osorio y Froalengo de Coimbra, Servando, Viliulfo y Pelayo de Iria, Alfonso de Astorga y Orense, Pedro sin título.

2º, Que todo ellos abandonan sus sedes para vivir como monjes en San Esteban.

3º Que fueron sepultados con cierta pompa en uno de los claustros del monasterio.

4º Que en 1463 el Obispo de Marruecos Don Alonso Pernas los traslado al altar mayor.

5º Que en 1594 el abad Fray Víctor de Nájera los coloca en las urnas en las que se mantienen en la capilla mayor.

6º. Que hay una veneración desde tiempo inmemorial con testimonios de milagros citando el privilegio de Alfonso XI

Observa Castiñeiras también que los sepulcros estarían adosados a los muros de la iglesia en el exterior (Da razones), eso ya lo declara la documentación. Sepulcros alzados (como corresponde a los santos) tumbas realizadas en los siglo X y XI, situación que se respeta cuando se construye la nueva iglesia y se construye un nuevo claustro que se suele denominar de los Obispos por estos sepulcros a partir del año 1220.

Matices sobre los posibles sepulcros sin evidentemente aclarar nada sobre la historia de los obispos.

2004. EXPOSICIÓN. EN OLOR DE SANTIDAD. RELICARIOS DE GALICIA. Xacobeo 2004 Santiago y Ourense 2004.

De ella fui comisario siendo Comisario General de las Exposiciones felices de aquel año, el profesor García Iglesias. Lógicamente no podían faltar los convenientes guiños a los Santos Obispos de San Esteban. En el Capítulo reliquias y relicarios de Ourense en las páginas 364-365 me refería a ellas citando sobre todo a Ambrosio de Morales y en el capítulo expositivo figuraron los anillos de San Rosendo, San Atilano y San Ordoño de Astorga y las Arcas relicario de los santos Obispos de Juan de Angés con ficha de Yolanda Barriocanal (pgs 131-133) Y de la petición de 1662 para extender el culto cuya ficha redacté yo y luego reproduzco.

2004. Eduardo Carrero Santaría

En el nº 10 de la Revista Porta da Aira publicó un valioso trabado el Dr. Eduardo Carrero Paraliturgia, ajuar hagiográfico y lugares de enterramiento en torno a los obispos santos de Galicia y de León entre los siglos IX y XI, pgs 8-54 en el que hay referencia a nuestros Obispo citando todos los autores que aquí reseñamos y sin entrar en más que recoger la tradición, pero es de gran interés la valoración que hace de los usos y costumbres de culto, reliquias y enterramiento de los obispos santos de la Galicia de esos siglos que nos permiten conocer el “ambiente” que rodeaba estas presencias episcopales y un poco el denominador común de muchos de los santos obispos entonces venerados.

Creo que no dejo ninguna referencia importante sobre el tema, aunque seguiré rastreando otras posibles menciones que en definitiva son reiterativas de algo sin documentación que despeje las dudas sobre lo que realmente hubo.

(*) Archivero diocesano

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